Más vehículos, nuevos o usados

La importación de vehículos tanto nuevos como usados es una de las actividades que presenta mayor crecimiento en el país

             Nelson Escalante, secretario de la Gremial de Importadores de Vehículos Usados.

En Guatemala hay más de 30 mil predios que venden carros usados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La queja sobre la cantidad de vehículos que transitan en la ciudad de Guatemala y las interminables colas de vehículos con un pasajero, pierden peso cuando cualquier persona posee la oportunidad de comprar un vehículo. Y es que, la variedad de marcas, estilos, facilidades de compra y opciones de financiamiento son importantes en la publicidad de medios.

Nelson Escalante, secretario de la Gremial de Importadores de Vehículos Usados, señala que su gremio representa un aporte importante a la economía, ya que aglutina a 25 mil importadores de vehículos, clasificados en tres grupos, los importadores de vehículos pequeños, los de buses y camiones y quienes traen repuestos usados. Escalante calcula que solo en el área metropolitana de Guatemala hay alrededor de 30 mil predios de venta de vehículos usados.

Anualmente se importa un promedio de 60 mil vehículos usados, habiendo sido 2011 el mejor año con la importación de 94 mil automotores. El 80% de los vehículos usados vienen por barco y solo un 20% rodados, ya que las rutas en México se han vuelto peligrosas por el problema del narcotráfico, añade Escalante.

En cuanto a los gustos, Escalante señala que hay 3 segmentos, quienes buscan un carro entre Q35 mil y Q55 mil, un carro mediano por el que se puede pagar hasta Q90 mil o un carro que sobrepase los Q100 mil. Una ventaja frente a los vehículos nuevos similares, es que por lo general vienen con todos los accesorios extra.

Además, Escalante comenta que se siguen prefiriendo las SUV (suburban vehicle) y las camionetas, ya que el mercado ha cambiado y ahora estos vehículos son más ahorradores. La idea de que los vehículos usados venían como pérdida total, una afirmación hecha por José Casas, presidente de la Asociación de Importadores de Vehículos Nuevos, es del pasado, señala Escalante. Cuenta cómo este negocio se ha automatizado al punto de que las dos grandes subastas de vehículos en Estados Unidos y todo el proceso de compra y despacho son totalmente automatizados, y el cliente cuenta con la posibilidad de ver el historial del vehículo. Además, añade Escalante, el cliente ahora está más educado.

Casas señala que la importación de vehículos nuevos se ha venido recuperando desde 2008 hasta el punto de que a julio de 2015 el mercado ha crecido un 9%, y calcula que terminará con un crecimiento del 10%, que es superior al crecimiento económico previsto. En 2014 la importación de vehículos cerró con un crecimiento del 10% respecto al año anterior, y calcula que este año el crecimiento será igual.

Para evitar importar un vehículo al que le hayan modificado el millaje, una práctica ilegal pero cada vez más común, los expertos recomiendan corroborar el historial en la página de las dos grandes subastas de donde proviene el 90% de los vehículos usados, que son IAAI y Copart

Casas coincide con Escalante en que el mercado guatemalteco prefiere los SUV y los vehículos grandes, aunque hay también un mercado fuerte de vehículos pequeños y lo que más se vende son los pick up, los cuales no son los más robados, señala Casas, al aclarar un mito urbano.

Por cada uno de los vehículos importados el Estado percibe el pago de IVA, de Impuesto Específico a la Primera Matrícula de Vehículos Terrestres (Iprima) y el impuesto de circulación. Además se deben pagar los gastos de muellaje, despacho y entrega de documentos. Escalante calcula que la media de pago de impuestos por cada vehículo es de Q8 mil.

En cuanto al pago de impuestos, Casas opina que los importadores de vehículos usados son una competencia desleal, ya que, a su criterio, quien compra en Estados Unidos no recibe factura. Ante esto, Escalante declara que el pago de impuestos de los vehículos usados deriva de la factura de origen que viene certificada por las empresas exportadoras, por lo que no hay forma de falsificarla. “Tampoco le voy a decir que no han presentado facturas falsas, pero la SAT ya tiene identificados a los distribuidores que lo hacen en Estados Unidos”. Escalante reconoce además que la SAT muchas veces duda del precio original de vehículo.

                   José Casas, Presidente de la Asociación de Importadores de Vehículos Nuevos

Casas dice que los importadores de vehículos nuevos no tienen problemas con la SAT y aduanas, salvo por la burocracia, caso contrario a lo que señala Escalante, quien pone en evidencia lo engorroso de los trámites con colas de hasta 4 horas. Por ejemplo, señala que al ingresar un vehículo en el puerto, el personal de aduanas hace la póliza, pero no se envía de forma electrónica a Guatemala sino en físico.

Si se enviara electrónica, el trámite para las primeras placas sería rápido y el importador estaría obligado a pagar inmediatamente. Sin embargo ese no es el único problema. Para Escalante, los criterios de la SAT dejan espacio a la discrecionalidad. Aunque el impuesto Iprima cuenta con una tabla que establece una tasa de entre el 5 y el 20%, hay situaciones en las que, por ejemplo, “se quiere ver la palanca de un carro de doble tracción, cuando esta ya no existe”. Queda a discreción del personal de aduanas, “de si está de mal humor o si usted le cayó mal”, y que mande el vehículo a expertaje”.

Esto implica que el importador, después de una cola de tres horas, “debe llevar el vehículo a la Policía Nacional Civil, esperar una cola de un día, prepararse por si quiere pagar mordida o si quiere pasar rápido, y esperar a obtener el informe, luego de cinco días”. Mientras eso sucede, añade, el vehículo no puede circular y los impuestos no se pagan. Lo ideal sería que la SAT habilitará una ventanilla única para importación de vehículos, señala.

Otro problema, dice Escalante, es el de los robos. Cuenta cómo al llegar los carros al puerto, ser bajados del barco y ser dejados en los patios, desaparecen llaves con chip, trickets, llantas, alfombras y otras herramientas. Aunque hay cámaras de seguridad, nadie da cuenta de lo que se pierde.

Escalante advierte, por ejemplo, que el robo de las llaves con chip es un negocio. En el mercado negro una llave con chip puede llegar a costar entre Q800 y Q1,500 frente a los Q4 mil que puede costar una llave original. El negocio es grande, ya que en cada barco vienen 500 vehículos y a cada vehículo se le roba algo. Es además, una acción en la que deben estar involucrados por lo menos los mandos medios, comenta Escalante, ya que por muy pequeño que sea un juego de alfombras o un tricket o una llanta, “no se puede meter entre la bolsa del pantalón”.

Para minimizar los robos, Escalante cuenta que han comenzado pláticas con la naviera Port to Port, y la propuesta es que la naviera tome fotos de los vehículos antes de subirlos al barco, para que al recibirlos en Guatemala se tenga una prueba y sean entregados en las mismas condiciones.

Frente al aumento de importación de vehículos usados, Casas señala que debería hacerse teniendo controles, ya que a su criterio muchos de los vehículos usados importados no traen un sistema de emisión de gases actualizado y llama la atención sobre la necesidad de que Guatemala cuente con una ley al respecto. Escalante responde que la mayoría de vehículos importados no son desechados en Estados Unidos –el mayor proveedor– por ese motivo sino por golpes y choques. Sin embargo, Escalante agrega que se están importando vehículos provenientes de Japón y Corea. En el caso de Japón los vehículos no pueden circular cuando sobrepasan las 80 mil millas y esos son los vehículos que se están importando en Guatemala.

Ambos coinciden en señalar que es necesaria una acción por parte de las autoridades para fortalecer el transporte público y que ofrezca un servicio de calidad, con seguridad y eficiencia, de lo contrario, señalan, los vehículos serán demasiados.

Roberto M. Samayoa O.
Periodista
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.org.gt

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