Baja estructural en la tarifa de energía eléctrica
El gobierno había anunciado una política de estabilización de precios, que mejoró con la entrada de nuevos proyectos
El servicio eléctrico es de vital importancia en la economía nacional, tanto para el funcionamiento de la sociedad, como para las empresas que lo convierten en un efecto multiplicador que contribuye a la producción de riqueza.
Se considera un pilar fundamental para cualquier economía, ya que la generación, la prestación, la transportación, la distribución y la exportación del servicio generan divisas, inversión y empleos. De allí la importancia de su precio, que afecta para bien o para mal a la competitividad.
En enero, la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE) dio las buenas nuevas a los guatemaltecos, con una reducción en la tarifa que fue explicada por la presidente Carmen Urízar. “La mayoría de gente piensa que la baja del precio del petróleo tiene una incidencia positiva en el precio eléctrico. Pero, después de siete años de que se hizo la política energética, en la que se decidió cambiar la composición de la matriz, se logró depender solo en un 10% del petróleo”.
En 2007, la generación eléctrica provenía en un 65% de fuentes no renovables, y el petróleo era la más importante. El otro 35% era renovable, fundamentalmente agua. “En 2015, es al revés. El 65% proviene de fuentes renovables: agua, biomasa y otras que van a ingresar, como sol y viento, y del 35% restante solo el 10% proviene del petróleo”.
Carmen Urízar, presidente
de la Comisión Nacional
de Energía Eléctrica (CNEE).
Entonces, para comprender la baja en la reducción de la tarifa, Urízar menciona que “en los años ochenta se contaba con contratos muy caros, principalmente del petróleo, que se han ido sustituyendo por otros de carbón”, como el proyecto Jaguar, que es de escala regional y se presenta como uno de los de generación eléctrica más importantes de Centroamérica, al aportar hasta 300 MW.
Estas fuentes de energía no solo han diversificado la matriz energética, también han contribuido a disminuir la dependencia de los derivados del petróleo, con lo que cubren la demanda y benefician al consumidor directo. La tecnología que emplea Jaguar Energy es de “lecho fluido circulante”; es decir, térmica a base de combustibles sólidos, empleada en la actualidad por plantas de generación modernas debido a las ventajas de su desempeño ambiental.
Las licitaciones comenzaron en 2009 con el proyecto Jaguar Energy. Pero han continuado con PEG-1, que aportó 250MW de GDR hídrico. En 2012 se firmó una nueva licitación, esta vez la PEG-2, que participó con 650MW de varios proyectos, de todas las tecnologías. En 2014 entró la PEG-3 con 250MW, también de todas las tecnologías. Allí se cuenta el parque solar que recientemente fue inaugurado, más uno pequeño que aportó 5 MW.
Las energías renovables: hidráulicas, eólicas, hidráulicas GDR –que son proyectos pequeños-, solares y biomasa, son más baratas y más eficientes, por ello el búnker se convirtió en la composición más pequeña. “De allí el ajuste tarifario que se anunció el 31 de enero, que es de un 10% para los usuarios de la Empresa Eléctrica de Guatemala (EEGSA), que sirve a Sacatepéquez y Escuintla, y de un 1% y 7% para los usuarios de Energuate, Deocsa y Deorsa respectivamente, que sirven al resto de los departamentos”, expone la ejecutiva.
El porcentaje varía según el distribuidor, pero la explicación está relacionada con la tarifa social. Ya que, en un 90%, los usuarios de Energuate están dentro de esa distinción. “Ellos consumen menos de 100kwh, por ello la tarifa social y la reducción más pequeña”, dice Urízar.
En definitiva, gastar menos en el servicio eléctrico es una coyuntura muy positiva para el país. Pero, la disminución de la dependencia del búnker también lo es, porque aunque en estos momentos el sector de hidrocarburos mantiene una reducción de casi el 50% en el precio, al dispararse no afectará al sector eléctrico, ya que estará aislado de este impacto.
Asimismo, la experta reflexiona en que este porcentaje de dependencia se mantendrá. “En el sector eléctrico se dice que no es que hayamos pasado de producir petróleo a producir exclusivamente agua. Pero, depender de solo una fuente energética es muy riesgoso. Países como Costa Rica y Panamá que cuentan con matrices eléctricas eminentemente hidráulicas, cuando no hay agua no tienen electricidad”, declara.
Esto trae a la mente la postergación del invierno en 2014, que fue de casi cuatro meses, y en la que los embalses y las hidroeléctricas padecieron el cambio climático. Por ello, la CNEE no especula desvincularse completamente del búnker, y posiblemente fijen en 10% la generación de energía por este medio.
De 2012 a 2015, el promedio de la baja en la tarifa eléctrica fue del 22%, según datos de la CNEE. Las proyecciones indican que en 2015 se completarán los proyectos que proveerán al consumidor una reducción del 30% y que permitirán que continúe la exportación del servicio, que se ha convertido en un generador importante de divisas. “El sector eléctrico es el sexto exportador en este momento”, dice Urízar, “de exportar menos del 1%, pasó a exportar entre el 12% y el 15%, por las oportunidades en países en donde hay escasez, como Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá”, advierte.
Los cambios en la matriz energética permitieron un ahorro para los guatemaltecos.
El sector eléctrico es bastante dolarizado. “Las inversiones casi siempre son de equipos importados: turbinas, torres, aluminio… y las transacciones se hacen en dólares en la cadena intermedia –generador, transportista, distribuidor-. Entonces, hay un calce entre el movimiento de la divisa por el lado de la producción y de los pagos. Desde el punto de vista del efecto macroeconómico, el sector ha ayudado a apreciar el tipo de cambio”, opina Urízar.
Esta baja en la tarifa puede ser aprovechada por los consumidores de muchas maneras, especialmente si la hacen crecer con acciones en beneficio del ahorro que no necesariamente castigan la calidad de vida, tales como apagar la luz que no se esté usando, aprovechar al máximo la luz natural, sustituir los focos incandescentes por los de bajo consumo, reemplazar los aparatos antiguos por los de tecnología moderna, desenchufar los cargadores cuando la batería esté completa, entre otros.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.org.gt