Hay que involucrar al sector privado en la respuesta a los retornados
Decenas de miles de guatemaltecos retornados necesitarán ingresos y estabilidad laboral para sostenerse ellos y sus familias
«En el país hay preocupación. Se ha mencionado una crisis y el reto será de cómo atender a quienes retornen de Estados Unidos”, afirma José Ardón, director ejecutivo de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC).
Para Gustavo Mendoza, coordinador del Sector de Contact Center & BPO de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), el sector no es tan optimista con el retorno. “Son personas que vienen frustradas, sin deseo de compartir su información personal”, sostiene.
Pero, por el lado inverso de la moneda, reconoce el empresario, “son personas que tienen necesidad de trabajar, y en ese punto puede haber un match”.
Un asunto añejo
El fenómeno de la migración de guatemaltecos a Estados Unidos, principalmente, no es nada nuevo. Los más veteranos se fueron durante las últimas décadas del siglo pasado, y muchos de ellos no solo no regresaron a su país, sino que formaron familias en aquel, con el resultado de que numerosos miembros de las nuevas generaciones ya son ciudadanos estadounidenses, la mayoría de los cuales no tiene en sus planes volver a instalarse en el país de origen de sus ancestros.
Ciertamente, la migración ha aumentado en los últimos años, como resultado de un coctel de situaciones en que la causa no menor es la falta de oportunidades en educación, salud, trabajo y satisfactores mínimos, a los que se suma una situación de violencia, la atracción que ejerce el país del Norte y el hecho de que allá ya se han instalado parientes o amigos que ayudan en el viaje o el establecimiento.
En esta etapa de una nueva administración republicana, con una política de amenazas dirigida a desincentivar la migración y a crear temor entre los ya residentes, “se trata de fomentar la regularización de quienes desean emigrar”, apunta Danilo Rivera, director del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) durante lo que va del gobierno del presidente Bernardo Arévalo. Y es una regularización dirigida no solo para aquellos obligados a retornar, sino también para quienes permanecen en situación irregular en el país del Norte.
La iniciativa empresarial
Datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, de 2022, estiman en 11 millones el número de indocumentados, de los que unos 675 mil serían guatemaltecos, según el Centro de Investigaciones Pew.
Por tanto, agrega el funcionario, se trata de trabajar con un fenómeno migratorio vinculado al desarrollo personal, no solo por las remesas que los migrantes envían al país.
En este momento de crisis de migración, especialmente por las amenazas del gobierno estadounidense, fuerzas vivas de la política y del empresariado guatemalteco están aunando fuerzas para soportar el golpe que podría significar, para un país pobre y de no abundantes oportunidades, una posible llegada repentina de decenas de miles de guatemaltecos que necesitarán ingresos y estabilidad laboral para sostenerse ellos y sus familias.
Han picado en punta las empresas de contact center y los constructores organizados del país. Ambos son sectores capaces de ofrecer una buena cantidad de empleo estable, dadas las proyecciones positivas de crecimiento que ambos han mostrado en años recientes y de cara al futuro.
“En el sector hay una alta demanda de trabajadores”, afirma Ardón, ante el auge constructivo en la ciudad de Guatemala, otras grandes urbes del país y hasta en áreas rurales.
En los contact center, hay un interés genuino por aquellos retornados que manejen bien el idioma inglés, pese a lo cual existe un programa de capacitación para todo el que sea contratado.

Y es que la política de deportación estadounidense se dirige ahora en muchos casos a migrantes con años de estar en aquel país y que ya manejan mejor el inglés, señalan nuestras fuentes.
Si bien en Guatemala se produjo una alerta por las declaraciones de altos funcionarios en Estados Unidos, los datos certifican que la deportación no ha aumentado significativamente. Incluso, se mantiene por debajo de los márgenes de las dos últimas administraciones demócratas.
Contacto a dos bandas
No obstante, el sector empresarial se ha mantenido en contacto constante con las autoridades migratorias guatemaltecas. “Ha habido una fluida comunicación con el gobierno”, admite Ardón, y lo corrobora Rivera. El problema ha surgido en al menos dos puntos.
Uno, y el principal, es el manejo de la información y datos personales de los retornados, que es un tema de ley, arguye Rivera. Por el otro, a los empresarios les interesa conocer aspectos de la vida profesional de quienes pueden ser contratados.
El segundo punto es que el Centro de Retornados situado en la zona 13 tradicionalmente ha servido solamente para recibir a los migrantes. Ahora, se busca darle una función mucho más integradora y que procure ofrecerles una mejor orientación a su llegada al país en condiciones tan complicadas.
De hecho, señala Ardón, el IGM ofreció a los constructores la instalación de una caseta o estand permanente en el Centro de Retornados, para ofrecer empleos.
Mendoza, por su parte, insiste en que hay que mejorar mucho la forma en que se procesan los datos de los retornados, pues aún no ha habido acceso directo a ellos. “Tenemos un programa de inglés intensivo, pero ha sido casi nulo el flujo de personas”, reconoce el ejecutivo.
En este punto, el director del IGM señala que alrededor del 50% de los retornados acepta dar sus datos y que está en proceso de implementación el Centro de Atención y Registro. Por supuesto, esa información será voluntaria para cada retornado.
Hay ciertas competencias que el sector de construcción desea de los aspirantes: certificaciones de corto plazo -algo que puede brindar el Intecap, con el cual ya hay acuerdos-, y llevar ferias de empleo a zonas de alta demanda de esos empleos en el interior del país. “En el corto plazo, podríamos hablar de 15 mil a 20 mil empleos”, puntualiza Ardón.
En construcción, uno de los problemas encontrados es que muchos retornados, quizá la mayoría, ya no aspiran a trabajar en puestos del sector tras haber trabajado en Estados Unidos.
Es claro que la migración no se puede detener, reconoce Rivera, de ahí la necesidad de promover su regularización y fomentar programas de trabajo junto con otras instituciones públicas y empresariales. “Hay una gran ventaja en involucrar al sector privado”, afirma el director del IGM.
El año pasado retornaron más de 76 mil guatemaltecos de Estados Unidos y este año la cifra ya supera los 12 mil. De los retornados de 2024, 5 mil son “reincidentes”, es decir, que vuelven a intentar internarse en Estados Unidos.
“Hay una gran ventaja de involucrar al sector privado en este esfuerzo”, concluye el director del IGM.
Carlos Tárano Girón
Periodista y colaborador
Revista GERENCIA
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