La ética en la era de la Inteligencia Artificial
Guía integral y mejores prácticas para el uso de la IA en el marketing digital
Estamos ante una nueva revolución tecnológica. En la actualidad y gracias a los avances de la Inteligencia Artificial (IA), el marketing en línea y la mayoría de las industrias han experimentado una transformación significativa.
La implementación de algoritmos de IA en estrategias de marketing en línea ha creado debates sobre la privacidad, la equidad, la transparencia y el sesgo algorítmico. Asimismo, la capacidad de las empresas para recopilar, analizar y utilizar datos de manera eficiente ha dado lugar a la personalización de contenido y a experiencias sin precedentes para los consumidores.
Este proceso tecnológico ha planteado interrogantes éticas que deben ser tomadas en cuenta. Los expertos recomiendan que, las empresas que buscan maximizar la efectividad de sus campañas publicitarias y aumentar el compromiso del cliente, lo hagan de manera ética y responsable.
Desafío éticos
Para el experto en marketing, Luis Castellán, los desafíos éticos más significativos incluyen el uso de la información dentro del marco legal, especialmente en lo que respecta a los derechos de autor y la inclusión.
A decir del también gerente de DDI Internacional, estos elementos han sido fuertemente afectados debido al uso poco ético por parte de los usuarios. Lo complejo es que, ya se están viendo los efectos en nuestra región. Por ello, es crucial establecer una serie de marcos éticos que guíen el uso apropiado de la inteligencia artificial. “Es decir, utilizarla dentro de los límites legales”.
Al tomar consciencia del tema, las empresas pueden aprovechar el poder de la IA, al mismo tiempo que protegen los derechos y valores fundamentales de sus clientes. Es decir, tomar decisiones algorítmicas a partir de la protección de la privacidad de los usuarios con la garantía de equidad y tranparencia.
Para garantizar que los algoritmos no tengan sesgos, es fundamental entrenarlos con datos diversificados y representativos. Así también, realizar auditorías continuas para identificar y corregir desviaciones no deseadas en los comportamientos.
Privacidad y seguridad
Castellán sugiere adoptar estándares estrictos de cifrado y anonimización de datos para el manejo de la IA en el marketing digital. Esto asegura que la información personal se gestione con el mayor cuidado y solo bajo el consentimiento explícito del usuario. “En DDI creemos que el uso de la IA para el tratamiento de datos es apropiado, siempre y cuando se puedan proteger los datos de las personas”, comenta el experto.
Los algoritmos publicitarios han estado presentes durante mucho tiempo. En este caso, la práctica ética refiere encontrar equilibrio entre la personalización y la comodidad del usuario. Por un lado, el uso de la inteligencia artificial permite lograr mejores segmentaciones y creatividades más efectivas desde una perspectiva de personalización. Sin embargo, hay que ser cautelosos para no caer en un nivel de personalización que genere ansiedad o miedo en los usuarios.
Un enfoque ético fortalece la confianza del consumidor y fomenta mayor lealtad y satisfacción. Al asegurar que las interacciones sean justas y transparentes, las marcas pueden construir relaciones sólidas con sus clientes. En las interacciones entre consumidores y marcas, la inteligencia artificial desempeña un papel crucial. Por lo tanto, se debe apostar por ser pioneros y garantes del uso responsable en la región.
El impacto social de la IA puede ser positivo, si se utiliza para enriquecer y personalizar la experiencia del usuario sin comprometer su autonomía o bienestar. “Nuestro objetivo debe ser maximizar estos beneficios mientras minimizamos los riesgos potenciales”, señala Castellán. Y recalca que, la responsabilidad recae en cómo aplicamos la IA en nuestras estrategias de marketing.
Promover la diversidad y la inclusión en los equipos de desarrollo de IA es esencial. Esto garantiza que las soluciones generadas sean equitativas y consideren múltiples perspectivas y eviten sesgos inconscientes que puedan afectar las decisiones éticas. Un buen punto de partida es la capacitación adecuada, la enseñanza del uso correcto de la IA y su implementación en las tareas actuales. Solo así se logrará una inclusión completa en este que ha cobrado trascendental importancia.
José Manuel Monroy Cruz
Licenciado en Publicidad y MSC.
Colaborador
Revista Gerencia
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