Los retos de la seguridad vial en Guatemala
Nueve de cada diez motocicletas, carros, buses y camiones que transitan por nuestros caminos, calles y carreteras no están asegurados. Entonces ¿Cómo se puede atender de manera adecuada las consecuencias de los accidentes vehiculares en la vida y salud de las personas?
De acuerdo con la Fundación Mapfre, “…Seguridad vial se refiere a la prevención de accidentes de tránsito o la minimización de sus efectos, cuando tuviera lugar un accidente o incidente de tránsito. Por lo tanto, el término es sinónimo de prevención y tiene especial cuidado con los efectos que dichos incidentes pueden tener para la vida y la salud de las personas”.
El artículo 29, título VII de nuestra Ley de Tránsito indica que, “Todo propietario de un vehículo autorizado para circular por la vía publica, deberá contratar como mínimo, un seguro de responsabilidad civil contra terceros y ocupantes, conforme las disposiciones reglamentarias de esta ley. El Ministerio de Gobernación podrá acordar la obligatoriedad de cualquier otro seguro para los conductores o los vehículos; así como para el transporte urbano y extraurbano”.
Sin embargo, la única normativa emitida al respecto es el Acuerdo Gubernativo 265-2001 “Reglamento para la contratación de seguro obligatorio en el transporte extraurbano de personas”. Su cumplimiento por parte de algunas líneas de transporte ha demostrado contundentemente cada vez que se da un ‘busazo’, cómo a través de un seguro obligatorio de responsabilidad civil, se garantiza la disponibilidad de propietarios y pilotos de recursos para indemnizar los daños que ocasionan a personas y propiedad privada tras acontecer un accidente.
Lamentablemente, sigue sin emitirse el reglamento respectivo para la implementación del seguro obligatorio de accidentes de transito (SOAT), para otros tipos de transporte como el comercial y particular.
La triste realidad
Según datos de la Asociación Guate-malteca de Instituciones de Seguros (AGIS), a diciembre de 2018 el parque vehicular en el país era superior a los 3.5 millones. De esos automotores, únicamente el 10.6% está asegurado, lo que contrasta con la media en Latinoamérica que es del 50-70% del parque vehicular asegurado.
Durante 2018, las aseguradoras atendieron 61,959 reclamos y pagaron Q819 millones de quetzales en gastos de automóviles.
Se agrega que:
• Menos del 22% de los vehículos comerciales que circulan en Guatemala están asegurados.
• 1 de cada 4 vehículos comerciales asegurados colisionan o se accidentan en un año.
• Las aseguradoras atienden cada año aproximadamente 14 mil reclamos de vehículos comerciales en todo el territorio.
• Una estimación simple permite concluir que, la totalidad de vehículos comerciales que circulan en la nación participan en aproximadamente 65,000 eventos de colisión o accidente de tránsito en cada año (aprox. 180 eventos diarios). Se estima que, estas colisiones generan más de Q 1,014 millones en pérdidas materiales y lesiones.
• El 99% de las reclamaciones de daños por vehículos comerciales son por valores inferiores a Q500,000.
En torno de los accidentes ocasionados por vehículos no asegurados, surgen entonces preguntas como: ¿Qué sucedió con las personas que sufrieron lesiones? ¿Qué pasó con las familias de los individuos que perdieron la vida? ¿Cómo se indemnizó el daño a la propiedad? La respuesta es trágicamente simple: no pasó nada. Quedaron desamparados.
Lo que sí puede afirmarse es que, al momento de un accidente, lo justo es que quienes conducen cualquier tipo de vehículo sean quienes soporten los daños que ocasionan a la sociedad.
Una pandemia
La Organización Mundial de la Sa-lud cataloga las lesiones y muertes ocasionadas por los accidentes vehiculares como una pandemia, dada las siguientes cifras:
• Alrededor de 1,35 millones de personas mueren anualmente por accidentes de tránsito.
• La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha fijado una meta ambiciosa con respecto a la seguridad vial: reducir a la mitad, para 2020, el número de defunciones y lesiones por accidentes de tránsito en el mundo.
• Los accidentes de tránsito cuestan a la mayoría de los países el 3% de su PIB.
• Más de la mitad de las defunciones por accidentes de tránsito afectan a “usuarios vulnerables de la vía pública: peatones, ciclistas y motociclistas”.
• A pesar que los países de ingresos bajos y medianos tienen aproximadamente el 60% de los vehículos del mundo, se producen en ellos más del 93% de las defunciones relacionadas con accidentes de tránsito.
• Los accidentes de tránsito son la principal causa de defunción en niños y jóvenes de 5 a 29 años.
Pasos urgentes para mejorar la seguridad vial en Guatemala
El SOAT ha demostrado ser un instrumento valioso para cualquier país, toda vez que ofrece apoyo y respaldo a las víctimas de accidentes de tránsito, para lo cual es primordial garantizar la atención inmediata, oportuna e integral de las víctimas. Ello permite que, lesiones menores no se compliquen y que lesiones graves no necesariamente terminen con la vida de las personas.
Si bien, como nación el reto de reducir los niveles de accidentalidad vial debe abordarse integralmente –condición de los automotores, infraestructura, señalización, capacitación y educación vial-, el primer paso para mejorar la seguridad vial es la emisión del reglamento correspondiente por parte del Ministerio de Gobernación y su respecitiva aplicación para que sea obligatorio que todos los conductores de vehículos contemos con un seguro de responsabilidad civil para riesgos de tránsito.
En el caso de los vehículos de carga comercial, la cobertura debiera incluir los daños causados por la carga transportada y los remolques, por una suma asegurada mínima de Q500 mil, la que debería de contemplar los siguientes riesgos:
• Afectaciones físicas (incluyendo muerte) a terceras personas
• Daños a la propiedad de terceras personas
• Costos de limpieza por daños al medio ambiente
• Afectaciones a los tripulantes del vehículo
Solo hace falta voluntad política de nuestras autoridades y la conciencia de que el SOAT es el primer paso para erradicar en Guatemala la pandemia de las lesiones y muertes ocasionadas por los accidentes vehiculares.
Esther Brol
Consejera Editorial
Revista GERENCIA
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