Relaciones laborales, la importancia de un ambiente sin contaminantes

El éxito empresarial depende del logro de un ambiente laboral agradable y sin elementos tóxicos

Los ambientes nocivos crean insatisfacción, desmotivación y bajo nivel de compromiso entre los colaboradores. Como se diría popularmente en Guatemala, cuando es así, la gente no se pone ni mucho menos suda la camisola. Y es que, el clima laboral, aunque pocos lo crean, influye en la productividad empresarial.

Por ello, resulta de suma importancia trabajar en la desintoxicación de los ambientes laborales.

En la mayoría de los casos, algunos de los trabajadores son los que generan los ambientes tóxicos. Lo logran aquellos proclives a desencadenar conflictos o los incompetentes. También los que engañan o roban, los que pierden el tiempo, los que se ausentan voluntariamente, los arrogantes, los presuntuosos y quienes actúan en contra de los jefes. Este tipo de “colaboradores” suelen ser los protagonistas de las trabas para el cumplimiento de compromisos, y así, afectan el buen trabajo en equipo.

Pero, no solo los subalternos crean ambientes de contaminación. Los jefes también pueden ocasionarlos. Sobre todo, los incomprensivos, los que no saben manejar con equidad las asignaciones laborales, los que dan malos tratos, aquellos que recurren a la imposición y los que no se involucran en el trabajo y dejan todo en manos de los subalternos. Esos jefes no permiten que los equipos se integren.

Por esa razón, los departamentos de Recursos Humanos juegan un papel trascendental en los procesos de contratación, porque identifican en cada persona las características que mostrarán una vez integrados al equipo. Puede haber personas muy eficientes y competentes, pero con actitudes nocivas que, al final, afectan a la organización.

Este tipo de personas, no saben estar a la altura de su cargo y muchas veces no merecen recibir el título de jefes, en la práctica se perjudican a sí mismos y también a sus compañías, porque coadyuvan a los malos resultados y a la fuga de talentos.

La importancia del liderazgo

La psicóloga clínica, Sandra Revolorio, habla del liderazgo negativo como uno de los principales problemas productores de un ambiente laboral intoxicado. Este es el tipo de jefes autocráticos, que toman decisiones sin escuchar a los subalternos. Son los que piensan que el jefe manda y los empleados obedecen.

Revolorio asegura que, un paso importante para evitar ambientes tóxicos es que cada colaborador conozca a profundidad el rol que desempeña dentro de la empresa. Cuando ello no sucede, dice la profesional de la psicología, lo más seguro es que tome decisiones incongruentes que creen conflictos, lo que conduce a la frustración y a la desmotivación. En la mayoría de las empresas, este tipo de actitudes dan como resultado una carga de trabajo desproporcionada, tanto física como mental, porque no se consideran las capacidades de cada persona.

Elemento humano, clave para cualquier empresa

Cualquier mala relación entre los compañeros de trabajo produce ambientes nocivos que merman la productividad de la institución. Quienes asumen puestos de jefatura deben contar con la capacidad de lidiar con individuos de diferentes personalidades y saber detectar a tiempo las posibles actitudes negativas de unos y otros.

Es importante que los jefes promuevan en sus subalternos el compromiso para con la empresa, pues la carencia de sentido de pertenencia induce al absentismo, la apatía y el deseo de abandonar el trabajo. El gran problema comienza cuando las personas, por la necesidad de un ingreso, prefieren permanecer dentro de la institución, aunque estén irradiando sus inconformidades, con lo que crean ambientes tóxicos.

Un colaborador necesita sentirse tomado en cuenta, asegura Revolorio. Requiere de contar con la oportunidad de crecer, de ascender dentro de la empresa para la que labora, pues si detecta falta de oportunidades y de capacitación, estancamiento, horarios irracionales que lo limitan superarse fuera de la institución o bien, la posibilidad de atender sus necesidades personales, lo más seguro es que comience a desencadenar un ambiente nocivo.

Una buena comunicación con los colaboradores aportará en pro de una mejora de la productividad. Por el contrario, la mala comunicación promoverá ambientes tóxicos, asegura la profesional de la psicología.

Los trabajadores que laboran dentro de ambientes tóxicos suelen vivir problemas somáticos como dolores de cabeza, de espalda, colon irritable, alteración del sistema cardiovascular. Y a nivel emocional, los efectos van desde baja autoestima, desmotivación, ansiedad, estrés y, aunque pocos lo crean, en casos extremos hasta cuadros depresivos.

Expertos extranjeros

En un artículo sobre ambiente laboral, Gerardo Ramírez Arroyo, con una maestría en dirección de proyectos, asegura que el éxito de una empresa depende en buena medida del grado de felicidad que sientan los colaboradores de trabajar en ella.

Ramírez cuenta que ha habido casos de empresas exitosas que, por malas decisiones de tipo laboral, se han venido a pique y hasta desaparecieron en poco tiempo. Y advierte que esto se da más en las micro y pequeñas empresas, pues es más fácil que a las grandes su poderío económico las sostenga, aunque enfrentan períodos largos y difíciles para recuperarse por del costo de haber permitido ambientes tóxicos de trabajo.

Este consultor le recomienda a todo empresario tener presente que, el mayor porcentaje de valor de su empresa es la gente que la integra. “Cualquier factor externo o interno puede hacer que los colaboradores modifiquen su comportamiento, y eso puede ser en la vía de las mejoras, pero también en la de dañar la salud laboral”, asegura Ramírez.

Este ejecutivo recomienda también, con cierta frecuencia, efectuar una encuesta sobre el ambiente laboral de la empresa; motivar a los colaboradores; evitar controlar todo (micromanagement); mantener una comunicación clara, directa y asertiva, e impedir los favoritismos. Estas y otras acciones aportarán a favor de un ambiente laboral agradable.

Marcela Martínez es una consultora mexicana, coach ontológica e instructora en temas de desarrollo humano y empresarial. Según esta profesional, es común que los ambientes nocivos dentro de la empresa provoquen insatisfacción, desmotivación y bajo nivel de compromiso. Para evitarlo, sugiere apresurarse a identificar la fuente de la contaminación y tomar acciones.

La contaminación del clima interior de la empresa, asegura Martínez, daña la productividad colectiva y el desempeño individual. En un artículo publicado por la revista Alto Nivel, especializada en temas de recursos humanos, Martínez advierte que quienes laboran en ambientes contaminados, experimentan insatisfacción, desmotivación y bajo nivel de compromiso con su trabajo.

En esa línea, la profesional recomienda, en primera instancia, comprender cuál es el origen de la contaminación. Contratar a un consultor externo puede ser una buena ayuda, pues podrá emitir un mejor diagnóstico, sin ningún tipo de influencia, y así colaborar en mayor medida a la solución del problema.

En ambiente de trabajo sano, la gente está satisfecha con su trabajo y motivada para sobresalir

Escuchar a los colaboradores y verificar lo que nos dicen también ayuda a mantener un ambiente laboral agradable. Aunque no parezca trascendente, dice Martínez, es recomendable promover días especiales para motivar cambios de actitud. “Un día sin quejas, ni críticas, ni excusas, podrían darnos una idea de cómo convivir de mejor manera y hacer más productivo el trabajo en equipo”, dice.

Por último, la consultora propone promover que cada uno, se haga cargo de la parte que le corresponda en el problema. Es decir, en mayor o menor medida, todos tenemos algo que ver en el problema, por lo que podemos colaborar igualmente en su solución.

Natalia Romero, otra experta en relaciones laborales, dice que un ambiente de trabajo sano es un entorno en donde la gente está satisfecha con su trabajo y motivada para sobresalir. Este tipo de ambientes dice, facilitan una amplia colaboración y el trabajo en equipo, a la vez promueven la creatividad y la productividad de los empleados. Entonces, sin lugar a dudas, esto se traduce en altos niveles de inversión en el empleado, en la empresa y la fuerza de trabajo en general.

Los ambientes de trabajo tóxicos, en cambio, están llenos de chismes, rumores y conflictos interpersonales. En ellos domina el personal antipático y poco cooperativo. Así es que, deben evitarse a toda costa este tipo de ambientes, y si se detecta, trabajar rápidamente en revertirlo.

Una respuesta inmediata ante un ambiente de trabajo tóxico es crucial. Si hay problemas interpersonales, deben escucharse lo antes posible a las partes en conflicto. Muchas veces esas diferencias surgen de simples malentendidos que pueden solventarse con facilidad. Es bueno hacerse de la mayor información posible, antes de entrar en acción.

Romero recuerda que las empresas son, ni más ni menos, grupos sociales con una diversidad de concepciones culturales que interactúan en su interior. Para tener éxito, saber gestionar esa diversidad será importante. Entender lo que sucede es preponderante para la solución del conflicto.

Un gran aspecto de Recursos Humanos es educar a los colaboradores, dice Romero al citar a Tamara Reid, coordinadora de recursos humanos en Ashton College. Y en esa línea es necesario asegurarse de que las personas son conscientes de las políticas de la empresa. Un ambiente de trabajo tóxico destruye el deseo de la gente de cuestionarse a sí mismos y aspirar a nuevas alturas en sus carreras, asegura. Así, un ambiente tóxico posee el desafortunado efecto de hacer que el trabajo simplemente sea mucho menos agradable y esto afecta la productividad.

Un ambiente de trabajo tóxico destruye el deseo de la gente 

de cuestionarse a sí mismos y aspirar a nuevas alturas en sus carreras

Las quejas de los colaboradores deben ser escuchadas. Eso puede evitarnos problemas futuros. Muy a menudo, al escuchar críticas o retroalimentaciones negativas los jefes suelen perder la atención hacia sus subalternos, cuando debe ser, al contrario. Hay que escucharlos para descubrir con mayor facilidad cuáles son las intenciones positivas de la crítica o la queja.

La autocrítica empresarial es importante, dice por su lado Alberto Iglesias, otro experto en relaciones laborales. Pero también se requerirá, advierte, de la participación abierta de los colaboradores, sin ello el diagnóstico puede ser errático y llevarnos a una solución equívoca. En toda compañía debe haber una retroalimentación constante, pues los diálogos fluidos aportan en beneficio de la institución.

La comunicación entre empleados y empleadores será la mejor garantía para la generación de compromiso de ambas partes con la empresa. Y, por supuesto, ayudará a desarrollar planes de largo plazo sin complicaciones y con la participación de todos.

Trabajar en un ambiente agradable es clave. También lo es trabajar con personas con las que nos sentimos cómodos. De esa forma, se alcanza mayor productividad individual y colectiva.

Y si partimos de la que la productividad es indispensable para el éxito empresarial, la empresa en conjunto debiera trabajar por la consecución de un ambiente libre de contaminantes y lleno de satisfacciones, motivaciones y deseos por caminar hacia adelante.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com

 

También podría gustarte