El nuevo mileno comenzó con varias palabras nuevas. Una de ellas era “remesa”, término que solo lo conocían quienes tenían familiares en México o Estados Unidos… y los expertos en economía y banca. Con este artículo, GERENCIA dio a conocer las cifras que poco a poco irían aumentando los ingresos a Guatemala y desbancaban muchos otros rubros característicos del siglo pasado.
Cerca de 1.5 millones de guatemaltecos se encontraban en 2003 en Estados Unidos y ellos aportaban una cifra de US$2 mil 106.5 millones en remesas, con lo que colocaban a Guatemala en el segundo país de Latinoamérica –después de México- por este concepto.
El turismo en ese año logró US$599.7 millones, siendo estos ingresos aproximadamente una cuarta parte de lo recibido en remesas.
¿Qué efecto han tenido desde entonces? De manera positiva, la entrada en vigencia de la Ley de Libre Negociación de Divisas (mayo de 2001), la Ley Monetaria y la Ley de Bancos y Grupos Financieros (junio de 2002) ayudaron a incrementar el ingreso de divisas por medio de las remesas familiares.
Junto a ello, más de 6 mil familias recibían remesas y en promedio -según la Organización Internacional para la Migración (OIM)- cada hogar obtenía entre US$1 mil 500 y US$2 mil por año.
Y es que, desde hace muchos años se observan tanto en el occidente como oriente del país, varias residencias y comercios construidos “a pura remesa”, una estrategia eficiente que han encontrado los guatemaltecos para salir de la pobreza, según decía el economista Miguel Gutiérrez.
Tendencia que no ha variado ya que, en febrero de 2017, la OIM dio a conocer que 6.2 millones de guatemaltecos se benefician de más de US$7 mil 275 millones en remesas. Población que se ubica en Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango y Guatemala.
¿Qué valor tienen las remesas en la actualidad? Víctor Flores, técnico del Banguat, indicó que, “gracias a las remesas se mantiene la balanza de cuenta corriente positiva en la economía nacional”. Una afirmación que se valida no solo con el beneficio a un sector de la población sino a toda la cadena de consumo existente en la economía guatemalteca.
Pero no todo son beneficios. Las remesas podrán llevar a un círculo vicioso en donde, en lugar de generar trabajo, generen conformismo. Tanto para la población en general como para el empresariado. ¿El reto para el Estado? Crear condiciones económicas y sociales para reducir la migración irregular a Estados Unidos y sustituir los volúmenes de las remeses familiares.