Tecnología para la industria minera
San Rafael, un ejemplo de la mecanización del sector
El destacado largometraje animado de Disney “Blanca Nieves y los siete enanos” da a conocer a la minería como un trabajo artesanal. Y es que así se explotaban las minas antes de su mecanización: a punta de picos, mazas, barrenos, punterolas, cuñas y piochas, y la carga se transportaba con una carretilla, lo que hacía de este, un trabajo extenso, complejo y muy duro.
No obstante, la tecnología que ha hecho su incursión en todos lados, consiguió un cambio para esta industria. La buena noticia es que ha beneficiado a todos: los clientes, los productores, los trabajadores y a la misma comunidad. Así lo explican tres directivos de la Mina San Rafael, ubicada en el municipio San Rafael Las Flores, a unos 95 km de la ciudad capital.
Andrés Dávila es el jefe de comunicación en la mina, que ha sido catalogada como una de las más modernas del mundo. “El Escobal es la segunda mina más grande a nivel mundial. Está dentro de un municipio muy pobre, que cuenta con una población de 14 mil habitantes y que a raíz de este desarrollo ha recibido importantes beneficios sociales”, cuenta a GERENCIA.
Según su relato, los jesuitas ya habían operado una minería de plata en ese lugar, allá por el Siglo XVI. Las excavaciones más recientes se desarrollaron a partir de 2010, y nacieron como una subsidiaria de la canadiense Tahoe Resources, con sede en Rhino, Estados Unidos. “Allí se explota principalmente plata, y se exportan dos tipos de concentrado”, cuenta Dávila.
Para el directivo, vale la pena aclarar que lo que se obtiene de la tierra no son los lingotes de plata o de oro, sino dos tipos de arena: el concentrado de plomo (con plata y oro) y el concentrado puramente de zinc.
Como referencia de la actividad económica generada por la mina, la venta de plata el año anterior fue de unos 350 millones de dólares; la de zinc, de unos 40 millones de dólares; la de plomo, de unos 20 millones de dólares y la de oro, de unos 8 millones de dólares. Dávila agrega que se cotizan en la bolsa de Valores de Canadá, Toronto y Nueva York.
Cabe aclarar que El Escobal es una mina subterránea de 1 caballería cuadrada. Por lo que, su operación sobre la superficie es mínima. Esto les permite conservar el bosque y los cultivos de café.
Las operaciones se hacen por bloques de 25 metros de alto por 10 de ancho, con profundidades variadas según las vetas. Allí se introducen explosivos de forma electrónica, se hace la detonación y, por gravedad, cae el bloque que está abajo.
De forma diaria, se producen 4 mil 500 toneladas de roca. Los túneles poseen una altitud de seis metros y una longitud de cinco metros, en donde entran camiones con capacidad para soportar 40 toneladas de roca. La tecnología en maquinaria se ha vuelto muy especializada, y ha requerido de personal altamente capacitado. En El Escobal operan más de 1 mil colaboradores, de los que 420 son originarios de San Rafael, Las Flores.
De esta forma, pasaron de ser un municipio dedicado a la agricultura a contar con personal calificado en tecnología para la minería. Y aunque muchos de ellos no sobrepasan el cuarto año de primaria, han encontrado en este sector una fuente de ingresos para ellos y sus familias.
Dávila explica sobre el aprovechamiento de los recursos. Pues, a diferencia de otras minas, ellos emplean las colas –las rocas sin material de valor o sin minerales- para mezclarlas con cemento y rellenar los bloques en donde se extrae el material que se exporta. A un 40% de ese desecho se le extrae el agua y se deposita en un lugar específico, en el que se convierten en parte de la montaña”, dice el ejecutivo.
El agua de la mina se reutiliza para el mismo uso dentro de la planta, pues las rocas entran a un proceso de flotación en donde se hace la separación de rocas con valor y rocas sin valor, las que forman el concentrado y que son separadas de forma mecanizada con una espátula. Al final el material se mete en sacos de una tonelada y eso es lo que se exporta”, cuenta.
Dávila asegura que el 80% del agua de la mina recircula, además de que no usan ningún afluente superficial, porque el agua fluye desde el mismo interior de la montaña, luego se filtra en los túneles de desarrollo y se opera de forma segura mediante bombas. “El agua no pasa por procesos químicos”, dice Dávila. Por ello, es segura para el riego de cultivos y para darle de beber al ganado.
Los compradores del concentrado son quienes hacen la separación de los minerales de las rocas: plata, zinc, plomo y oro. Según dice, lo que pagan es la calidad de los concentrados, y Guatemala cuenta con alto potencial en minerales. Aclara que, para que se hiciera el proceso de la separación de cada uno de los minerales en el país, deberían existir como mínimo 5 mineras como San Rafael, de lo contrario, no sería una actividad rentable.
Eso sí, la mina es excelente en tecnología. “En la planta trabaja muy poca gente, porque los procesos son automatizados. Respecto al personal, Guillermo Monroy, el director de Sostenibilidad de la mina, cuenta que al comienzo la gente llegaba a trabajar unos meses y después desaparecía, porque así lo hacían con la zafra. “No estaban acostumbrados a horarios, por eso tuvimos que ir más allá de la capacitación técnica” y hacer que los campesinos se sumergieran en toda una cultura de trabajo minero automatizado.
Dice Monroy que, la tecnología ha venido a ayudar a que las empresas mineras sean más responsables. Este es un trabajo complejo. Insiste en que, “no es como vemos en las películas, en donde tras un ruidito encuentran las pepitas de oro”.
Monroy recuerda que antes usaban mercurio para la separación de las rocas. Hoy se emplea cianuro en cantidades controladas y manejado con cuidado. Lo que se traduce en respeto al medio ambiente. De cualquier forma, “la tecnología de la Minera San Rafael es increíble desde la excavación, el análisis eléctrico para identificar las vetas, los dispositivos electrónicos, los reconocimientos con robot, la seguridad de los túneles, hasta los soportes administrativos. Sin duda, esta cadena tecnológica es una de las más modernas y avanzadas del mundo”, advierte.
Laura Retolazza, encargada de Sostenibilidad, comenta que incluso hay automatización en la recepción de quejas por medio del programa Tu Cuentas.
Este consiste en un medio efectivo para interactuar ente clientes, trabajadores, comunidades y público, entre ellos los alcaldes.
Las quejas o comentarios se pueden enviar por escrito y de forma anónima al buzón en la oficina de relaciones comerciales, o se pueden exponer mediante una llamada telefónica, un correo electrónico o por medio de la visita de un líder comunitario. Además, “en la oficina de atención al público, hay un teléfono y una computadora, también para estos fines”.
La cantera de la serie animada Los Picapiedra o la mina en donde laboraban los siete enanos, son cosa del pasado. Lo de hoy es la tecnología y los procesos cada vez más automatizados, eficientes y amigables con el medio ambiente. La operación en la Mina San Rafael durará aproximadamente 18 años. La compañía es la segunda más grande del mundo en esta industria. La minería aporta al Estado un 0.5% de impuesto obligatorio y un 1.5% voluntario. El 2% se destina ala Municipalidad de San Rafael, el 1% a las municipalidades de los alrededores y el 0.5% a los ex propietarios de la tierra. Apartese contabiliza su contribución en impuestos
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.g