A las puertas del caos vial

Hasta el momento solo es una situación crítica, pero el crecimiento del parque vehicular nos lleva directo al colapso

La situación vial de Guatemala aún no es un caos, pero está a punto de serlo. En los últimos siete años el parque vehicular creció más de lo que se tardó en crecer hasta el año 2005, cuando llegó a tener 1.080,068 vehículos.

Para abril de este año el número total de vehículos existentes en el país llegó a los 2.619,393 unidades; es decir 56,468 automotores más que los que habían cuatro meses atrás ­diciembre de 2013­.

Los problemas de este alto número de vehículos ya son sensibles, principalmente en la Ciudad de Guatemala, en donde está registrado el 45.78 por ciento del total de los automotores. Eso sin contar que poco más del 50 por ciento del total del resto de vehículos existentes en el territorio nacional también circula en la ciudad por diversas razones.

Los más notorios son aquellos de los departamentos más cercanos, como El Progreso, Sacatepéquez, Chimaltenango, Escuintla y Santa Rosa, que juntos suman al parque vehicular otros 366,117 vehículos.

Basta con visitar la Antigua Guatemala, cabecera departamental de Sacatepéquez, para darse cuenta que, con el paso del tiempo, el incremento en el movimiento vehicular ha sido más que evidente. Atrás quedaron los días de tranquilidad y silencio que reinaban en las calles de la ciudad colonial.

Y en Escuintla, ni se diga. Después de Quetzaltenango, es el tercer departamento con mayor presencia vehicular.

Claro que el caos no es una obra exclusiva del tránsito automotriz. El crecimiento desordenado de las ciudades, la falta de señalización adecuada y, sobre todo, la ausencia de cultura vial entre los guatemaltecos abonan a que el problema adquiera dimensiones mayores.

Y todo esto unido, no solo genera congestionamientos, que entre todo es lo mejor que nos puede pasar. En realidad lo peor es el elevado número de accidentes que se provocan y las muertes que traen consigo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), sólo en 2013 murieron 3,243 guatemaltecos en accidentes viales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que Guatemala, entre otros países, tiene una tasa de fallecidos en accidentes de tránsito que llega a 20 de cada 100 mil habitantes.

Solo el principio

Amílcar Montejo, Intendente Administrativo de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) de la Ciudad de Guatemala, considera que la situación vial aún no está en caos. Para él se encuentra en una fase de mal crónico.

Sin embargo, cree que si el ritmo de crecimiento de parque vehicular continúa como hasta ahora, llegaremos relativamente pronto al caos. Para el próximo año se calcula que en el país estén circulando 3 millones de vehículos. Y si pensamos que entre el 60 y el 75 por ciento lo harán en la ciudad, es fácil prever que habrá congestionamientos mucho más extensos que los que se registran actualmente.

«Nuestro principal problema es de infraestructura», reconoce Montejo. Y agrega que aun cuando la Municipalidad Capitalina ha trabajado fuertemente en este aspecto durante las últimas dos décadas, el acelerado incremento del parque vehicular hace que esos esfuerzos no resulten significativos.

Ante tales acontecimientos, Montejo cuenta que se trabaja en otro tipo de medidas complementarias. Una de ellas es la restricción del transporte pesado, de lunes a viernes, entre 5:30 y 9:00 de la mañana, así como entre 16:30 y 20:30 horas. La medida se aplica en puntos durante la mañana y durante la tarde.

Otra de las medidas, siguiendo un poco la línea europea y asiática de promover el uso de bicicletas, es la construcción de ciclo vías. Hay una en la Avenida La Reforma, otra en la zona 5, en el bulevar la Asunción y una más en la colonia El Carmen, zona 12, para ingresar o egresar del campus central de la Universidad de San Carlos. Pero hay otras en vías de construcción, como la de la Avenida Simeón Cañas y la del Centro Universitario Metropolitano, en la zona 11. La idea es crear un ciclovía transversal de Sur a Norte que se denominará “Del Papa al Mapa”, pues irá del monumento a Juan Pablo II, al final de la Avenida Las Américas, en la zona 13, hasta el mapa en relieve, en el Hipódromo del Norte, en la zona 2.

Si estas y otras medidas no se ponen en acción, lo más seguro es que el caos llegue entre 2018 y 2020. “Estamos viviendo lo que vivió México hace 25 años, por eso es que, basados en esa experiencia, consideramos urgente trabajar en la infraestructura, en la seguridad vial y en cambiar el reglamento de tránsito”, dice Montejo.

Orden en la ciudad

Las tareas de regulación del tránsito son fielmente acompañadas por otras que tienen que ver con el ordenamiento vial. Esta parte la conduce Jorge Palacios, gerente de la Superintendencia de Transporte Público Colectivo Urbano (STP).

Palacios no duda en que el mejor aporte de la administración municipal, que ya lleva varias décadas sin cambio, es haber introducido el sistema de Transmetro, que consiste en la implementación de buses que circulan en vías exclusivas con paradas controladas, cuyo propósito es tener varios ejes que den cobertura a toda la capital.

De momento están concluidos los ejes sur, corredor central y centro histórico, pero el circuito principal incluye también los ejes norte zona 6, norte zona 18 y Roosevelt.

Los cálculos de Palacios indican que en la ciudad habitan 3.8 millones de habitantes que para movilizarse diariamente realizan 5.8 millones de viajes. De ellos, el 68 por ciento lo tiene a su cargo el sistema de buses, el 32 por ciento restante se hace en vehículos particulares o taxis.

El problema es que la relación no es similar en cuanto al porcentaje de uso de la vía pública. Resulta que el transporte público ocupa sólo el 22 por ciento del espacio, mientras que el resto de vehículos ocupa el 76 por ciento de la red vial de la ciudad. Eso complica la situación y da como resultado los altos índices de congestionamiento que cada vez se hacen más frecuentes y ya no son exclusivos de las horas pico.

Aunque Palacios reconoce que el Transmetro es criticado por muchos, también está seguro de que ha sido una solución para miles de guatemaltecos. También cree que el tiempo les dará la razón, principalmente con la ampliación de los ejes del norte y el occidente que conectarán a Mixco.

De momento dice que hay que trabajar en el ordenamiento vial. De hecho se ha avanzado mucho, según él, y habla del nuevo Paseo de la Sexta y la construcción de El Amate, donde se colocó a casi todos los vendedores que estaban instalados sobre las banquetas de la 6a. Avenida.

También menciona la remodelación de la Plaza Barrios, la construcción de todas las paradas del Transmetro y sus Centros de Transferencia. A ello añade el proceso de banquetización que se ha efectuado a lo largo de los ejes del sistema de transporte, así como la jardinización. Y, por supuesto, no deja de mencionar las ciclovías de las que ya habló Amílcar Montejo.

Para finalizar, Palacios no para de hablar de las grandes centrales de transferencia. La Centra Sur y la Centra Norte, ambas concebidas como las terminales para recibir al transporte extraurbano que viene de ambos sectores del país y evitar que circulen en el interior de la ciudad, porque provocan más congestionamientos.

Gracias a estas centrales, según Palacios, mil 40 autobuses dejan de circular en la ciudad.

Fuera de la ciudad

Los esfuerzos de la ciudad se ven acompañados por otras entidades que tienen que ver con el ordenamiento vial, de muchas formas. La Dirección General de Transportes (DGT) es una de ellas. Édgar Alburez, director general de la DGT, dice que hacen lo que se puede en este tema, pues en realidad sus funciones no llegan hasta allí.

“La DGT se dedica al control y supervisión del transporte extraurbano a nivel nacional. Tenemos un aproximado de 13 mil líneas autorizadas en todo el territorio y velamos porque cuenten con su licencia y tarjeta de operaciones vigente”, dice Alburez.

Aun con ello, Alburez reconoce que la falta de cultura vial es uno de los grandes problemas del país y que coadyuvan a que las cosas no funcionen bien, principalmente al generar complicaciones en la circulación vehicular.

Por ello, conscientes de la situación, dice que a raíz de la reforma que recién se ha hecho al reglamento para la dirección que encabeza, trabajan en un convenio con el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) a través del cual se ofrecerá un curso para pilotos del transporte extraurbano. Éste durará unas 60 horas y tendrá como propósito prepararlos en educación vial, respeto al usuario, controles de velocidad y capacidad de carga de las unidades. “Quienes no aprueben el curso quedarán inhabilitados para conducir autobuses de transporte extraurbano de pasajeros”, afirma Alburez.

La Dirección General de Protección y Seguridad Vial (Provial) es otra de las instituciones encargadas de coadyuvar al ordenamiento vial. Erick De León, su director, cuenta que su labor “es velar por incidir en la reducción de los accidentes de tránsito y prestar apoyo a aquellas personas que tengan necesidad en las rutas”.

También colaboran con el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), al cual pertenece la institución, al proteger los trabajos que se realizan en las diferentes rutas del país o al custodiar el transporte de maquinaria pesada que sirve para las reparaciones de tramos carreteros las cuales se ven afectados.

Una de las principales tareas diarias de Provial es facilitar información al público sobre el estado del tránsito en las principales vías del país, un servicio que ofrecen a quienes llaman al 1520 o bien a través de los diferentes noticieros radiales que transmiten las radioemisoras más importantes de la república.

Movilizar vehículos averiados es otro de los servicios de Provial. Para ello se apoyan con 6 de las 11 grúas que el gobierno de Japón le donó al CIV el año pasado.

Las principales rutas de trabajo de Provial son la CA9 Norte (ruta al Atlántico), la CA1 Occidente (Sacatepéquez, Chimaltenango, Quetzaltenango y San Marcos), la CA2 Occidente (Mazatenango y Retalhuleu), la CA9 Sur (Escuintla) y la CA2 Oriente (Escuintla­Carretera a El Salvador).

Provial, según De León, realiza patrullajes continuos y eso les permite tener mayor control de los incidentes viales.

demás, su experiencia les confirma que el crecimiento del parque vehicular poco a poco se va haciendo notorio también en las carreteras. “Ya no sólo la capital se ve afectada por el crecimiento del parque vehicular, también las carreteras y eso hace más necesaria nuestra presencia”, dice señala.

Y en su labor de promover la cultura vial, esta institución es quizás una de las más activas junto a la municipalidad capitalina. De León asegura que la institución que dirige visita escuelas y colegios, y lleva a los diferentes niveles educativos formas de enseñarles cómo conducirse en las rutas.

Por ejemplo, menciona De León, “en el nivel preprimario llevamos títeres; en el primario, parques viales con carritos, bicicletas y motos para que los niños jueguen a conductores y policías, con lo que aprenden a comportarse en la práctica y también la forma en la que deben sancionar una falta”.

La educación vial también se trabaja a nivel empresarial, a través de convenios con grandes empresas que solicitan el apoyo de Provial para educar a sus pilotos.

Pero todo el esfuerzo de las autoridades, tanto gubernamentales como municipales, con el crecimiento del parque vehicular parecen diluirse y los efectos negativos resaltan en una maraña que, si se trata de la capital, en el mejor de los casos termina en largas y duraderas colas, pero en las carreteras suele llegar hasta la muerte de uno o más guatemaltecos.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Consultor
cmoralesmonzon@yahoo.com

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