Movilidad reducida, pero necesaria

Tengo un carro automático, pero lo tuve que adaptar”, cuenta a Revista GERENCIA Marta Julia Acajabón, quien fue presidenta del Consejo Nacional para la Atención de Personas con Discapacidad (Conadi), en el período 2008-2011.

La exdirectiva y actual delegada titular de personas con discapacidades físicas de dicho consejo, comenta que no fue fácil encontrar distribuidores o tiendas guatemaltecas en donde se pudieran adquirir accesorios para adaptar vehículos para personas con discapacidad, que se transporten en silla de ruedas o con movilidad reducida.

A diferencia de otros países, como Estados Unidos o España, en Guatemala es casi imposible encontrar quien resuelva esta necesidad. Y esto a pesar de que, según datos del Conadi en 2012, se con sideraba que cerca de 1.2 millones de guatemaltecos contaban con alguna discapacidad, por causas congénitas (27%), enfermedades (34) y accidentes laborales y de tránsito (29%). Cifras que van en aumento por varios factores, entre ellos el envejecimiento.

En el mundo sí hay marcas de vehículos que poseen modelos especiales para este tipo de requerimientos. Por ejemplo, quien vive en España, por 23,500 Euros puede adquirir un modelo Peugeot Partner que cuenta con rampa, dirección asistida, sensores y espejos eléctricos, entre otros. También se puede optar por un Renault Tech, de la línea de vehículos adaptados, que cuenta con rampa, plataforma electro-hidráulica y dispositivos para facilitar el manejo del vehículo.

Pero, para quien vive Guatemala la historia es distinta. Los distribuidores de vehículos de reconocidas marcas no poseen un stock disponible, por lo que, al preguntar si es posible comprar un automotor ya adaptado, la respuesta es no. Lo que, sin duda y a juzgar por las quejas de los clientes, muestra un espacio de oportunidad para el comercio.

“Yo tengo espasmos involuntarios en las piernas; por tanto, mis adaptadores son distintos a los que utilizan la mayoría de mis compañeros. Sin embargo, como en Guatemala no hay, los tuve que comprar en Estados Unidos y me costaron 450 dólares”, comenta Acajabón, para quien la falta de disponibilidad de vehículos especiales en Guatemala la complicó, pero no al grado de limitarla, y actualmente se moviliza en su vehículo por las calles de la ciudad.

Al valor de los adaptadores hay que hacer algunas adiciones: los impuestos, el trámite de ingreso al país y la instalación. Amenidades y requisitos que suman algunos miles de quetzales.

A la fecha no existe una estadística en Guatemala de la cantidad de personas discapacitadas que necesiten una silla de ruedas o que posean movilidad reducida. La Conadi trabaja en una encuesta que revelará estos datos el próximo diciembre.

Para quienes necesiten realizar adaptaciones a los vehículos, la Conadi recomienda que se acerquen a sus oficinas para que puedan orientarlos.

 

Rubí López
Colaboradora
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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