La gestión emocional en las empresas

Permite que los colaboradores encuentren sentido en su trabajo

Daniel Goleman, el padre de la Inteligencia Emocional (IE), rompió con la concepción de que el éxito de una persona se medía por su CI (coeficiente intelectual) y que este le era suficiente para triunfar en la vida. Su nueva propuesta, planteada en los años 90, se convirtió en un parteaguas, que marcó un antes y un después del lanzamiento de su libro Inteligencia Emocional, el que llegó a vender más de 5 millones de copias en el mundo. 

Los estudios revelados, que originalmente habían sido abordados por Peter y Salovey, fueron convertidos por Goleman como la nueva forma de percibir el éxito. Esto llevo a los estudios a reeducarse y a valorar el papel que juegan las emociones en las personas y la necesidad de desarrollar este tipo de inteligencia en las personas, para que puedan alcanzar sus objetivos y metas laborales o profesionales.

Es preciso decir que, a finales de la década en mención, el ambiente empresarial mostró cambios significativos y pasó de una administración del recurso humano a una gestión del talento humano. 

De esta forma, se les dio preeminencia a las personas. Ahora como socios activos para alcanzar un nivel alto de rentabilidad y permanencia en el mercado.  A partir de estos años los expertos establecen que, el capital humano es considerado el más importante dentro de una organización o empresa. 

Por otro lado, vivimos en un mundo que ha avanzado vertiginosamente gracias a la tecnología. Esto ha obligado a los empresarios a cambiar su modelo de organización, a estar a la vanguardia y confiar en el talento de sus colaboradores para adaptarse a los cambios y competir en el mercado.  La sistematización de procesos, equipo y uso de tecnología requiere también competencias para adaptarse y seguir siendo competitivo junto a los equipos de trabajo.  

El director de la Asesoría Psicológica Empresarial y psicoterapéutica (APEP), Gustavo Franco, comparte con Gerencia información sobre este tema de gran trascendencia para las empresas. 

¿Qué relación existe entre la gestión emocional y las empresas? 

Sin lugar a duda, es uno de los grandes pasos que las organizaciones ya están efectuando. Por lo menos aquellas que han tomado en consideración este plus, para que sus colaboradores contribuyan a los nuevos sistemas de organización y sean productivos. 

Consiste en que una persona que posee las herramientas para afrontar la frustración controla las emociones negativas que afectan su entorno: clientes, equipos de trabajo y, por ende, su productividad.  

¿Qué retos presenta la gestión emocional para las empresas? 

Cambio de mentalidad, sobre todo aquellos empresarios que están acostumbrados a que las cosas funcionen como en los “viejos tiempos”.  La nueva administración posee el reto de hacer cambios no solo en los sistemas, sino también en sus colaboradores. Seguramente, el mercado laboral está repleto de personas con muchas competencias académicas y profesionales que son sumamente importantes, pero que son limitadas cuando no se apuesta por un personal altamente calificado en la gestión de sus emociones. 

¿Cuáles son los beneficios de contar con un programa de gestión emocional? 

La gestión emocional es un bastión para que las personas realicen cambios significativos en el manejo de sus emociones, sobre todo aquellas que rompen con su equilibrio. Ya que, el impacto negativo afecta de forma directa el rendimiento laboral de los trabajadores. 

Es allí en donde, gestionar un cambio (adaptarse de mejor forma y efectiva a las exigencias de este milenio), enfocarse en las metas y buscar soluciones inmediatas, estar motivados y consolidar un clima laboral idóneo, es indispensable para que el colaborador sienta que su trabajo tiene sentido.  

¿Qué recomendaría a las empresas para que mejoren o instituyan programas que atiendan la gestión emocional? 

Como profesional de la conducta y el comportamiento humano, aconsejo la creación de programas de bienestar emocional que contribuyan al desarrollo integral de las organizaciones. Esto es ir más allá de conseguir metas o cumplir con los KPIs. 

Es un imperativo dar el siguiente paso del desarrollo tecnológico al humano. Y en ello, las emociones juegan un papel determinante para consolidar equipos de trabajo altamente eficientes, pero sobre todo muy humanos, que encuentren en su trabajo un espacio para la realización personal y profesional. 

Entrevista 
José Manuel Monroy 
Colaborador 
Revista Gerencia 
editorialgerencia@agg.com.gt 

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