Una historia de éxito, con dudas

Guatemala no es la misma que hace seis décadas, pero algunas sombras acechan el horizonte

En contrario a lo que muchos podrían pensar, la evolución económica de Guatemala durante la segunda mitad del siglo XX y primeras dos décadas del XXI se acerca más a una historia de éxito que a un fracaso consensuado.

Tal se desprende de los análisis de estudiosos y de los indicadores económicos de este período, que abarca de 1960 a la fecha, y que se caracteriza por al menos cuatro grandes sucesos o acontecimientos cuya importancia para el devenir económico no podemos dejar de obviar:

1. La creación del Mercado Común Centroamericano (MCCA), que se constituyó en uno de los primeros ejercicios de creación de bloques, antecediendo al de la Unión Europea.
2. El surgimiento del conflicto armado interno, que habría de durar casi cuatro décadas (1960 a 1996), cuyas precuelas y secuelas marcan nuestra historia.
3. El retorno a la democracia representativa, en 1984-85, tras décadas de regímenes militares.
4. La globalización económica, que comienza con la irrupción de las tecnologías de la información, entre finales del XX y comienzos del XXI.

Una política muy importante en el marco económico en Guatemala y América Latina fue la implantación del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), entre 1950 y 1970 afirma Claudia Galán, analista del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif).

Para Guatemala, agrega Galán, este modelo anunció una importante transición económica, dado que lejos de reducir el peso de las exportaciones, provocó lo contrario.

En este sentido, afirma, el modelo no solo implicaba cambios para las importaciones, sino también un crecimiento del sector industrial a través de un cambio en las exportaciones y un mayor crecimiento económico.

Vale la pena agregar otros dos grandes fenómenos que también han contribuido a modificar la estructura económica guatemalteca: el alza de los precios del petróleo en 1973 y las grandes migraciones a los centros urbanos -particularmente la capital-, que comenzó a partir del terremoto de febrero de 1976 y se intensificó en las décadas posteriores, hasta ralentizarse en los últimos años.

“Si comparamos los años sesenta adonde Guatemala se encuentra hoy, considerando que existieron 36 años de conflicto, que la democracia como la conocemos comenzó en 1985 y que dentro de este proceso hemos tenido que enfrentar la globalización de la década de los noventa y la crisis económica de 2009, Guatemala se ha desarrollado de una manera notable”, asegura, por su parte, el economista y catedrático Mauricio Garita.

La evolución
Guatemala pasó de una población de alrededor de 4.1 millones de habitantes en 1960, a poco más de 9 millones en 1990 y hasta los 14 millones que indica el censo de 2018. Durante este período, en Guatemala ha habido 17 gobiernos, no todos elegidos en comicios libres: cuatro de ellos fueron resultado de golpes armados o constitucionales.

En este circuito de evolución económica, Guatemala pasó de lo que durante décadas se caracterizó como “país eminentemente agrícola” a uno en el que los servicios se refuerzan como los mayores creadores de riqueza (particularmente el comercio al por mayor y menor y ahora la tecnología de la información), seguido de la industria de transformación, todo ello inmerso en una intensa política de acuerdos internacionales de comercio (más de una docena), con regiones y modelos económicos de muy diversas características.

En ese lapso, la estructura económica de Guatemala cambia de ser un exportador neto de café -históricamente encabezó esta estadística desde fines del siglo XIX-, azúcar, algodón y otros productos agrícolas, a diversificar su producción y mercados en más de 4 mil artículos distintos que se envían a 128 mercados del mundo, de acuerdo con la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport).

En esta recomposición, los llamados “productos tradicionales” mantienen gran importancia en la atracción de divisas y la generación de empleo, pero ya no son ni los únicos ni los principales. Su sujeción a los vaivenes de los precios internacionales ha debilitado su posición en la economía nacional, con lo que han caído hasta representar solo el 28% de las divisas por exportaciones, contra el 72% de los no tradicionales, a mediados de 2019, según cifras de la Agexport.

Durante los últimos dos años, los productos agrícolas tradicionales de exportación han evidenciado un desplome importante en los precios. Por tanto, las exportaciones se han visto estancadas durante los últimos años experimentando una tasa que apenas alcanzó un 0.3% en 2018, advierte Galán.

Es importante mencionar, añade, que el 67% de las exportaciones del país provienen del área rural, por lo que una caída en los precios de los productos tiene un impacto en los ingresos de los agricultores del país.

Recorrido histórico
Hacia fines de los famosos “años felices”, de los cincuenta y primeros sesenta, hicieron su aparición algunas de las principales asociaciones empresariales que aún hoy defienden los intereses privados en el país, recuerda Garita.

Entre ellas, la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG), el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), la Asociación Nacional del Café (Anacafé) y la Cámara de Industria de Guatemala (CIG).

En su “Breve historia económica de Guatemala, siglo XX”, el economista historiador y columnista, José Molina Calderón, esboza a grandes rasgos algunos de esos saltos cualitativos de la economía nacional.

Así, señala el investigador, en 1954 y durante el gobierno de Carlos Castillo Armas, se decretó por primera vez en Guatemala un impuesto semestral y progresivo sobre los ingresos o beneficios procedentes del capital, y un año después comienzan las obras para la construcción del puerto Santo Tomás de Castilla (1955). En esa década, el precio de la gasolina era de Q0.50 por galón.

Ya durante el régimen de Miguel Ydígoras Fuentes se crea la ley que da vida a la Asociación Nacional del Café (Anacafé) en 1960, y  la del Irtra, dos años después, y también se autoriza el Banco Granai & Townson, hoy día uno de los tres mayores del país. En 1962 se redacta la ley del Impuesto Sobre la Renta, que será aprobada en 1963 y reformada en 1964, durante el gobierno de Enrique Peralta Azurdia, en cuyo gobierno también se aprueba el aguinaldo para trabajadores.

En el gobierno de Julio César Méndez Montenegro se ejecutan las primeras expropiaciones destinadas a cambiar la faz urbanística de la capital, con vistas a la construcción del Anillo Periférico, la calzada del Atlántico y el Viaducto de la 24 calle, obras que se completarán en el gobierno del coronel Carlos Arana Osorio. También se aprueba el Banco Industrial (1968), que hoy es el mayor banco privado del país.

El siguiente régimen, del general Kjell Laugerud García, impulsó proyectos de gran magnitud: Hidroeléctrica Chixoy, construcción de la carretera de la Franja Transversal del Norte y Puerto Quetzal. 

El general Romeo Lucas García encabezó el primer gobierno de la llamada “década perdida”, durante el cual se ejecutaron grandes obras públicas sin disponer del financiamiento adecuado, lo cual causó problemas que persistirían hasta la segunda década del siglo XXI, afirma Molina Calderón en su libro.

“Se redujo el crecimiento económico y hubo desorden cambiario, provocado por el exagerado déficit fiscal financiado por el Banco de Guatemala. La guerra interna de Nicaragua redujo considerablemente el comercio terrestre, iniciando el comercio por cabotaje por los dos océanos. A principios de 1980 se produjo una fuerte fuga de capitales”, señala el investigador, dato que refrenda la analista del Cacif.

El gobierno de Efraín Ríos Montt se caracterizó esencialmente por la creación del Impuesto al Valor Agregado (10%), ante los graves problemas financieros heredados y la dificultad para impulsar reformas tributarias.

En los gobiernos de Humberto Mejía Víctores, Vinicio Cerezo y Alfonso Portillo hubo intentos de reforma fiscal que en general fracasaron. Jorge Serrano Elías creó el incentivo salarial denominado Bono 14 y la Ley de Minería, y con Ramiro de León Carpio se le prohibió al Banco de Guatemala financiar al gobierno.

De la etapa de Álvaro Arzú destaca la venta de empresas estatales, especialmente en electricidad y telecomunicaciones, y el desarrollo y mejora de obra pública, mientras que en el de Alfonso Portillo se recuerda el fracasado intento de Pacto Fiscal.

El nuevo siglo
La región centroamericana representa en la actualidad un mercado de cerca de 45 millones de habitantes con una extensión territorial de 500 mil km². Su ubicación geográfica es una de sus mayores fortalezas por su cercanía con socios estratégicos como México, EE. UU. y el Caribe, coinciden los investigadores.

Desde 1990 a la fecha, los ingresos per cápita en Centroamérica son 1.8 veces más altos, mientras que en América Latina este indicador creció 1.5 veces respecto a 1990, señala el análisis de la experta del Cacif.

Hoy en día, Centroamérica cuenta con una zona de libre de comercio con un importante hito en 2015 con la unión aduanera entre Honduras y Guatemala. Sin embargo, el mercado intrarregional presenta retos importantes para diversificar los sectores productivos, particularmente las micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes).

En este sentido, existen retos en la agenda de integración centroamericana, tales como facilitación del comercio, transformación del capital humano, inclusión de tecnología e innovación, el impulso de cadenas de valor globales con el fin de fomentar mayor valor agregado.

Como grandes hitos para la economía nacional, señala la analista de Cacif, se debe mencionar una mayor conectividad a través de la telefonía y la diversificación de la matriz energética.

No obstante, quedan grandes desafíos. Una desnutrición infantil que casi alcanza al 50% de los infantes de menos de 5 años; una mediocre calidad educativa; la alta migración a Estados Unidos (casi el 15% de la población total viviría allá); el retroceso en las infraestructuras productivas; la alta ingobernabilidad y la debilidad institucional, y la corrupción, entre otros que coartan el sueño de ascender al país a una mayor categoría económica.

El desarrollo, la generación de empleo y la inversión en las zonas rurales sigue siendo otros retos pendientes, insiste Galán. “Aún falta mucho por hacer, pero creo que el rumbo es el correcto, será de ver todos hacia un mismo futuro y construirlo lado a lado”, puntualiza Garita.

 

Antonio Girón
Periodista
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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