Del Covid han surgido casas polivalentes
Las casas actuales se modifican para cumplir funciones dinámicas y nuevos espacios en el mismo lugar
Cambiar una lámpara, un piso dañado, poner un cuadro que llevaba meses guardado, alumbrar un corredor, colocar un mueble eran tareas que solíamos posponer por falta de tiempo o porque nunca estábamos en casa. Sin embargo, tras un confinamiento que excede los tres meses, hay familias que no solo han hecho pequeños arreglos en el hogar, sino que están planificando modificaciones de fondo.
Los cambios pueden comenzar por algo tan simple como procurar un poco de orden en el hogar. Y es que, nos hemos acostumbrado a vivir en la cultura del apego, la que nos da la excusa para guardar todo tipo de objetos, porque creemos que algún día nos pueden llegar a servir. Con esto seguramente se sentirán identificados aquellos que guardan la moña y hasta el mismo envoltorio de regalo, la caja de un par de zapatos o el pantalón favorito de cuando tenían 20 años y 30 años después siguen con la esperanza de que les puede volver a quedar o que tal vez lo use alguno de sus hijos. Y, así las cosas, la casa se llena de artículos que “algún día” se pueden llegar a necesitar.
Ese apego a las cosas materiales va en contra de procurarse un espacio agradable en el recinto más importante para el ser humano: su hogar, su refugio y su templo en donde ahora duerme, se baña, come, socializa, se inspira, trabaja, hace ejercicio y, para resumirlo, en donde pasa el cien por ciento de su tiempo. Por otro lado, los psicólogos opinan que ese apego material trasciende a lo emocional y lo relacionan con la condición de no saber reconocer lo importante, y esto tampoco permite la tolerancia de aceptar un cambio de planes, sin que nos sintamos agobiados.
Es así como un buen primer paso para la reestructuración del hogar y para aprender a vivir sin apegos, es comenzar por donar aquellos objetos que no necesitamos; que nos regalaron, pero no nos gustan; que solo ocupan un espacio y nadie los usa; que no van con nada de la decoración o que ni siquiera recordamos cómo llegaron a nosotros. Y eso aplica desde cualquier adorno hasta los clósets y los documentos que acumulamos.
El orden es de gran beneficio para el hogar y el confinamiento nos ha brindado el tiempo que nos hacía falta para cumplirlo y superar este reto. Lo que sigue es la planificación de cambios profundos, según las necesidades que están saliendo a la luz durante la cuarentena.
Para Adán Morataya su prioridad es formalizar un gimnasio que improvisó en tiempos de pandemia. Él acudía diariamente a sesiones de entrenamiento de fuerza en el gimnasio, practicaba boxeo y los fines de semana acostumbraba a practicar bicicleta de montaña o a subir volcanes. Para él, la casa se le estaba volviendo una prisión porque no tenía un espacio físico para disipar tanta energía. Por eso, reformó un pequeño recinto, con un par de aparatos y unas cuantas pesas, para que el cuerpo no le pase la factura por la falta de entrenamiento. Según dice, su mayor preocupación es no perder la fuerza, el tono, ni la masa muscular que ha trabajado durante años. Aparte, se dio cuenta que con la comodidad de comer en casa comenzó a acumular grasa, algo para él inconcebible, y es que estas consecuencias no respetan ni edad ni género.
Morataya dice que, como las restricciones por el Covid-19 van para largo, ya está en su radar la construcción de un gimnasio personal en el segundo nivel de su propiedad. Porque así podrá continuar su rutina ya sea porque siga o no el confinamiento.
Agustina Tobías cuenta que durante mucho tiempo invitó a su esposo y a sus hijos a reacondicionar un jardín interior con vista hacia el espacio social, pero a pesar de contar con cuatro años de vivir en la casa, accedieron hasta dos meses después de que comenzara el confinamiento. Ahora poseen un hermoso jardín que cuidan entre todos, pues quedaron convencidos de que ese espacio que era tan simple añadió valor a la propiedad al convertirse en un ambiente lleno de vida, elegante y que les provee frescura.
Ahora la familia de Agustina extendió su espacio social, y ese es el lugar en donde disfrutan de una bebida, una plática en familia o en donde estudian sus hijos más pequeños o lee un libro su hijo mayor. Ella dice estar feliz, porque ahora le motiva cultivar plantas, en las que ha incluido unas aromáticas que espera con ansias que crezcan para acompañar sus comidas.
Y hablando de comidas, otra guatemalteca nos cuenta que su casa se ha convertido en una escuela de alta cocina. De la noche a la mañana junto con sus dos hermanas y sus padres se han volcado por la preparación de alimentos que elaboran con recetas de internet, y esto ha hecho que piensen en la modificación del espacio. Porque, según cuenta, cuando cocinan todos se atropellan.
Comparte con GERENCIA que antes de la cuarentena no sabía que tenían ese gusto por la preparación de alimentos, y que la única que cocinaba era su señora madre. Pero hoy, todos se pelean por hacer la comida, sobre todo los fines de semana y que incluso hacen concursos para ver quién logra la mejor sazón. Dentro de las modificaciones que harán está el colocar la alacena en un corredor al lado de la cocina e incluir otro mueble para ampliar la superficie en donde preparan los alimentos. En cuanto al lavatrastos, dice que no hay necesidad de modificarlo, porque esta tarea casi siempre se decide por sorteo, ya que no es una labor muy apetecida en su casa.
Sin duda, el cambio más popular en los hogares será el del cuarto de estudio, ya sea modificarlo o implementarlo. Pues para quienes lo tenían, pero no viven solos, les quedó pequeño con el teletrabajo y las clases en línea de los hijos. El punto es que, tras la crisis generada por el Covid-19, este espacio es sumamente necesario en el hogar.
Ante todo, debemos recordar que la presencia del Coronavirus seguirá y tendremos que acostumbrarnos a vivir con la enfermedad, y eso implica seguir haciendo muchas cosas en casa. Por ello, para quienes sin querer estaban preparados, tal vez con un hermoso jardín, una piscina desmontable, un minigimnasio, un estudio que cumpla con las funciones de oficina o espacios en donde se aproveche la naturaleza, ha sido más fácil pasar por este confinamiento.
Sin embargo, para quienes no estaban satisfechos con los espacios de su casa y que conforme su estadía han encontrado uno y mil problemas que solucionar, lo mejor es planificar los cambios y ejecutarlos, porque difícilmente las casas van a ser las mismas y esta puede ser una excusa para emprender esa remodelación que tanto queríamos, la que puede empezar por poner un poco de orden, para luego transformarse en la creación de entornos hedonistas en los que quisiéramos que el tiempo se detenga.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
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