Rodolfo Castillo Aldana, director ejecutivo de la AGER.
Un emprendedor hace negocios producto de su voluntad, de sus ganas de trabajar y de su capacidad para olfatear el éxito. Sin embargo, estas características no necesariamente describen a un empresario, porque el emprendedurismo también se puede ejercer desde las gerencias.
Los emprendedores gerentes son sumamente efectivos, porque además de su buena vibra para los negocios y su valor para cumplir metas, también poseen una preparación académica útil y una experiencia basta. Pues, para obtener el puesto, debieron pasar por pruebas de conocimiento, mostrar características de su personalidad, valerse de su pasado laboral para comprobar experiencia, competir con los logros de su formación escolar, entre otros elementos clave en las contrataciones actuales, tales como la inteligencia y la estabilidad emocional.
Porque, aun cuando poseen amplios conocimientos sobre administración y negocios, las personas son juzgadas
por la forma en que ejercen las funciones de su especialidad y por los resultados que consiguen, lo que depende de la utilización de los recursos a su alcance y la facilidad de buscar nuevas posibilidades.
Líderes de proyectos
De allí que, un gerente emprendedor es un personaje valioso en las organizaciones. Porque su gestión hará uso de todo aquello que le fue enseñado, lo llevará a recorrer el mundo desconocido gracias a su interés personal de seguirse perfeccionando; pero, además, hará alarde de su motivación por la búsqueda de oportunidades, su necesidad de conservar los recursos y su sentido de pertenencia y de urgencia, que son características básicas del emprendimiento.
El director ejecutivo de la Asociación Gremial de Exportadores Rurales (AGER), Rodolfo Castillo Aldana, dice que el emprendedor dentro de la empresa es aquel que muestra una actitud de cambio cuando no considera que el trabajo se dé en condiciones óptimas. “Tiene que asumir riesgos calculados, aunque, a diferencia del emprendedor que es propietario del negocio, éste no pone en riesgo su capital, pero sí responde ante la junta directiva o sus jefes por el capital de terceros. Por lo que, es su imagen la que queda expuesta”.
“El gerente construye una casa y vive ahí para siempre. El emprendedor construye una casa, y cuando termina ya está haciendo los planos para la próxima”
La ventaja es clara a todas luces. El emprendedor invierte tiempo, conocimientos y parte de su capital o
todo su capital en un negocio propio. Mientras que el gerente emprendedor trabaja con el capital de terceros; pero, si no es responsable también pierde, y algo tan valioso como su credibilidad como trabajador.
Por otro lado, el emprendedor se enfrenta a más tensiones derivadas de la alta incertidumbre. En cambio, el
gerente emprendedor cuenta con un poco más de tranquilidad, lo que le permite más resistencia y perseverancia para seguir intentando frente al fracaso, a menos que cuente con limitaciones de capital.
La confianza genera dividendos
La clave para desarrollar gerentes emprendedores radica en el grado de confianza que les otorguen sus jefes.
Para que la relación colaborador se fusione con la de emprendedor, la organización debe trabajar para crear un ambiente corporativo que promueva el emprendimiento. Por ejemplo, aceptar que el gerente emprendedor es capaz de identificar las oportunidades de negocio, y a partir de allí permitirle libertad de acción.
El gerente emprendedor es un individuo que no le teme a la toma de decisiones, y admite que puede equivocarse muchas veces, pero también rectificar cada una de ellas hasta volverse un experto. “El problema es que las empresas no desarrollan programas para fidelizar a los trabajadores, y esa es la clave de lograr el emprendimiento en la organización”, dice Castillo.
“Las juntas directivas deben buscar la fidelización de los cuadros de mando. Y de eso han dado grandes ejemplos las compañías norteamericanas, quienes ofrecen, incluso, acciones del capital de la compañía o una serie de motivaciones, que van desde darle importancia a las propuestas de los gerentes, permitirles elegir a sus colaboradores, hasta asumir con ellos los retos que implican los cambios o innovaciones, que incluye compartir
beneficios, logros y fracasos”, indica.
Castillo dice que los empresarios son los responsables de estimular el emprendimiento de sus gerentes, mediante el reconocimiento público, la preparación y profesionalización de su gente y delegándoles la dirección. “No hay nada más frustrante que trabajar con alguien que a todo dice: no, no y no se puede. Eso cierra toda posibilidad de
crecimiento”, indica el directivo de la AGER.
“En Japón se refuerzan constantemente los lazos de fidelización de los colaboradores con la misión de la empresa. Derivado de ese alineamiento de valores y principios surge la frase: en Japón no cuesta tanto entrar a la empresa de un conglomerado, lo que cuesta es salir, porque uno se queda encantado”, cuenta Castillo a GERENCIA.
La conclusión resume que la clave para desarrollar gerentes emprendedores radica en el grado de confianza. “Esto no tiene que ver sólo con retribuciones, sino en la importancia que se le dé a las decisiones que toman los gerentes. Los inversores o propietarios deben estar dispuestos a asumir los cambios, porque si no, para qué contratan gerentes. Lo que implica asumir también los errores como parte de la corresponsabilidad en el riesgo.”, señala.
Castillo dice que es mejor contar con ejecutores de grandes ideas que con mandaderos de las juntas directivas.
“Uno busca no andar pidiendo permiso hasta para saber qué papel higiénico comprar. La libertad es necesaria,
por supuesto hasta ciertos límites, sin afectar la condición patrimonial”, recalca y añade que “es mejor ser cabeza de ratón que cola de león”.
Asimismo, agrega que ese es el problema en las dependencias estatales, porque allí les imponen hasta los trabajadores que deben contratar. Entonces, las cabezas de grupo trabajan con profesionales sólo para racionalizar el uso de los recursos y para proveer servicios, pero de emprendimiento nada.
De allí que las actividades con los colaboradores son necesarias. “Las empresas deberían realizar actividades para compartir con los colaboradores y sus familias, para conocerlos en aspectos fundamentales. Un ejemplo es reconocer públicamente el trabajo de muchos años, para que los trabajadores fieles se sientan parte del gran objetivo”, comparte Castillo.
Los emprendedores pasan de la nada a la idea, de la idea al proyecto y del proyecto al negocio. Los gerentes emprendedores pasan del proyecto a nuevas ideas de gestión y a innovaciones en los negocios, en donde arriesgan su nombre como gestores del capital de terceros, en una relación en donde todos ganan.
Ileana L— pez ç vila
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.org.gt