Cambiar el paradigma de la construcción

Las instalaciones deben pensarse en función de la salud de las personas

Mantener la distancia de por lo menos de 2 metros entre cada persona es una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para disminuir el riesgo de contagio por Coronavirus. Es una medida difícil de conseguir en espacios de trabajo, oficinas, fábricas, transporte público y lugares de recreación.

La OMS ha alertado por medio de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus que, “los países que están levantando las restricciones para contener el brote de Coronavirus se arriesgan a tener que volver a implantarlas, si no los relajan con extrema precaución”. Además, recuerda que la vuelta a la llamada normalidad debe hacerse con cuidado y en fases.

En cuanto al uso de instalaciones del área de trabajo pueden considerarse algunas acciones preventivas como la instalación de sensores automáticos en las puertas y en grifos para reducir las superficies en las cuales se tenga contacto físico; revisar la distribución en relación persona–metro cuadrado para garantizar la distancia física; distribuir los espacios y mobiliario de acuerdo a ese criterio e incluir señalizaciones; establecer turnos de trabajo y alternar con teletrabajo; modificar y reglamentar el uso de áreas comunes como comedores y salas de reunión y tener sistemas de renovación y desinfección de aire que no solamente recirculen el aire internamente.

La distancia reglamentaria es solo una parte, pero también debe pensarse en otras medidas institucionales. Uriel Cardoza Sánchez, arquitecto, decano y director de proyectos de investigación e innovación de la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua señala que, la innovación y la creatividad son elementos intrínsecos a la arquitectura por lo que la situación actual es una oportunidad ideal para visualizar cambios necesarios en la tipología del diseño de las viviendas. Por ejemplo, dependiendo de los recursos, pensar en la inclusión de un cuarto de estudio con dimensiones y comodidades mayores de las que se habían considerado hasta el momento.

Cardoza opina que, los diseños y equipamientos hasta el momento estaban pensados para aglutinar en un espacio determinado a la mayor cantidad de personas. Sin embargo, la pandemia actual obliga a revisar este paradigma. No se trata de que “el diseño haya tenido debilidades o errores”, sino que ahora debe hacerse una reinterpretación del diseño de casas, lugares de trabajo, de ocio y espacios públicos. Por ejemplo “probablemente la mitad de las mesas en los food court van a desaparecer o no podrán ubicarse a 40 estudiantes en un aula y los cines tampoco podrían tener el mismo aforo”, advierte.

En el ámbito del espacio público, el académico indica que, las ciudades tienen el reto de crear o habilitar espacios inteligentes; es decir, que puedan ser continuos y de usos múltiples, en donde incluso puedan habilitarse hospitales de campaña, de tal forma que ayuden a dispersar el Covid-19, ya que esta enfermedad llegó para quedarse y que además debe pensarse en otras epidemias. Indica que también se necesita rediseñar los stands, los toldos, las camas y las áreas de servicio, entre otras.

“Saludarse de beso en la mejilla o darse la mano solo va a ser posible con los más cercanos, y probablemente tendrán que pasar un par de generaciones para que esto vuelva a ser considerado normal”, por lo que mantener el distanciamiento físico implicará pensar que no pueden estar un grupo de cinco personas en áreas de 30 metros cuadrados por el riesgo de contagio o que se tendrá que pensar en tener horarios de trabajo escalonados.

Cardoza llama la atención sobre la importancia de fortalecer las ciudades intermedias como ciudades inteligentes, donde haya un sistema de transporte público masivo integrado que libere avenidas y calles, que desincentive el uso del vehículo propio, que motive el uso de la bicicleta y la creación de espacios peatonales que en una ciudad sostenible e inteligente significa que las personas no vivan a más de 5 kilómetros de su espacio de trabajo.

Para ello, se deben habilitar ciclovías y áreas peatonales que incentiven las caminatas. Y esto implica reordenar la ciudad totalmente, revisar los flujos peatonales y vehiculares y los servicios disponibles en los espacios públicos abiertos como duchas o servicios sanitarios. Promover las ciudades intermedias implica apoyar el comercio, la industria y los servicios públicos y privados de tal forma que las personas puedan vivir y desarrollarse en ellas, lo que facilitará la disminución de aglomeraciones en las grandes ciudades y por ende el contagio de Covid-19.

A nivel empresarial implica una reingeniería de la empresa, escalonamiento de horarios para que los tiempos de traslado sean menores, que haya menos hacinamiento y que los espacios de trabajo sean más seguros y saludables. No mantener el distanciamiento social en las áreas de trabajo tiene consecuencias lamentables, tal como se evidencia con lo ocurrido en las distintas maquilas. En declaraciones públicas, Alejandro Ceballos, presidente de la Comisión de Vestuario y Textil (Vestex), indicó que se han modificado los protocolos para modificar el ingreso de los trabajadores y el uso de áreas para alimentación. Sin embargo, Cardoza llama la atención sobre la necesidad de que habrá que modificar la distancia directamente en las áreas de trabajo, lo que implica que si en un espacio de 150 metros cuadrados se tenía a 750 personas ahora esa misma instalación solo podrá albergar a la mitad.

Todas las instalaciones comerciales, industriales y de ocio tendrán que considerar un rediseño de recorrido para garantizar la funcionalidad y el mantenimiento de la distancia física: eliminar las filas, considerar la ampliación de horarios, modificar las guías de funcionamiento y la creación de formas de supervisión y control de aforo.

Pero esto será únicamente el primer paso, al que debe seguir lo más complicado, que es asumir nuevos comportamientos y acostumbrarse a mantener la distancia física. Cardoza está convencido de que este es un buen momento para impulsar la implementación de la BIM (Building Information Modeling), una metodología de trabajo que permite la gestión integral de los proyectos de construcción en todas sus fases y durante el ciclo de vida completa de la edificación por medio de modelos virtuales.

Añade que, es un buen momento para que la educación de arquitectos e ingenieros se realice desde la “cuarta revolución industrial”, basada en el uso de sistemas físicos cibernéticos y que permite, gracias al manejo de datos, tener conocimientos precisos sobre flujos de personas, uso de espacio público, temporalidad, entre otros. Desde ya se está priorizando como una competencia que una persona profesional de arquitectura e ingeniería tenga habilidades analíticas y lógico matemáticas.

Roberto M. Samayoa O.
Colaborador
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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