De la crisis sentimental a la financiera
Dar el último adiós a un ser amado no queda solo en tristeza, si no se está preparado, puede repercutir en la economía de toda una familia.
La mayoría de hogares guatemaltecos no cuenta con un servicio funerario ni propiedades en cementerios, debido al alto costo que representa, lo que muchos consideran un lujo innecesario, puesto que piensan que la muerte nunca tocará a su puerta.
Las malas experiencias de algunos, por el incumplimiento de lo ofrecido en un contrato funerario, es otro de los factores que quizá no anime a las personas a protegerse. Sin embargo, en cualquier momento se puede recibir una llamada inesperada, la que nadie quiere contestar. Ya sea por accidente, por naturaleza o violencia, la muerte es algo natural e inevitable.
Prevenir, es algo que muy pocos hacen. La cultura de prevención no es parte de la mayoría de los guatemaltecos. Un seguro es una ventaja, pero no todos cuentan con uno, y solo queda respirar profundo y tomar las mejores decisiones, para que la situación no deje una estela de deudas.
Una búsqueda rápida en el internet deja ver que al menos 30 funerarias y cementerios ofrecen sus servicios en la web. Los expertos consideran que la oferta de servicios funerarios y cementerios es limitada en el país.
Una inversión importante
Al hacer números, se puede calcular que entre los gastos de trámites, servicios funerarios y el terreno para enterrar a un
pariente, se pueden llegar a gastar entre Q35 mil a Q50 mil en adelante.
Los servicios funerarios que se ofrecen tienen diferentes costos. Los precios van desde Q10 mil 500 hasta los Q22 mil 500, y dependerá del lugar en el que esté ubicada la funeraria. Solo el embalsamamiento cuesta Q2 mil 500
Verónica Spross, investigadora del CIEN.
Aparte es el costo de las propiedades en donde se entierra al difunto, su precio dependerá de las medidas. Un terreno de 2.25 metros por 2.65 metros en un reconocido cementerio de Mixco, con tres criptas y cuatro osarios cuesta Q33 mil 500, que se puede pagar en 18 cuotas. La inhumación cuesta Q3 mil 500.
La cuota mensual durante 18 meses es de al menos Q2 mil 600 para conseguir los servicios funerarios y el terreno en donde sea el entierro.
“La mayoría de clientes dicen que es más caro el servicio en una emergencia, pero no es así, lo que pasa es que hay que cancelar al contado”, explicó Estuardo Roca, ejecutivo de ventas de una funeraria.
La muerte de un ser amado representa un desembolso monetario que, por lo regular, deja en problemas a los familiares. “Es evidente el rechazo, nadie quiere comprar un servicio funerario, o atender a alguien que le hable de la muerte”, dijo Roca.
El sector emplea carpinteros, herreros, albañiles, vendedores de servicios funerarios, lápidas, ataúdes y flores, entre otros.
David Casasola, analista económico del CIEN.
Los mercados están bien segmentados. Algunos negocios ofrecen sus servicios en el lugar donde hay personas fallecidas, y eso es más una solución al momento, mientras que hay otros que promueven la prevención”, detalló David Casasola, analista económico.
“El no prevenir la muerte puede llegar a afectar la economía generacional de una familia por las deudas que se adquieren. El no planificar se vuelve un problema económico. Las personas se enfocan más en el corto plazo y subestiman la probabilidad del fallecimiento de un familiar, por lo que se pospone ese tipo de inversión. Otros creen que no va a suceder, y la gran mayoría son absorbidos por el consumismo, y no destinan un ingreso para cubrir ese tipo de imprevistos”, explicó Casasola.
La cultura también juega un papel importante, porque la ausencia de educación financiera no se ve reflejada en cómo se usan las tarjetas de crédito y débito, sino también en la falta de la cultura del aseguramiento. A veces, y no solo por cultura, las personas son veladas en iglesias y casas, pero se debe a que son sustitutos más baratos, agregó el economista.
Pedro Prado, investigador económico y socia de la USAC.
Pedro Prado, investigador económico y social de la Universidad de San Carlos de Guatemala, resalta que la menor parte de los guatemaltecos puede obtener un seguro de prevención, debido a que el 59.3% de la población vive en situación de pobreza, por lo que lo ideal sería poder elevar el poder adquisitivo de esa población para que también puedan prevenir ese tipo de situaciones.
Para Veronica Spross, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), hay un hábito de mucho consumo, aunque no es igual para el ahorro y la prevención. Sin embargo, la población que vive en condición de pobreza o pobreza extrema se les dificulta ahorrar.
“La solidaridad familiar es buena, pero lo mejor es prever el futuro, ya que una pérdida humana puede sacar a una familia de una buena situación financiera. Hay una miopía de corto plazo, es difícil ahorrar para el funeral, por lo económico, ya que, en la mayoría de casos lo más importante es la alimentación”, indicó Spross.
Según el vocero de la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco), Carlos Vásquez, hay denuncias contra funerarias, tanto pequeñas como grandes, y la mayoría se debe al incumplimiento de lo ofrecido. “Los consumidores se quejan de aspectos que no quedaron claros cuando se firmó el contrato, y consideran que no se les está cumpliendo. Las denuncias son pocas, pero puede ser por el momento de tristeza y angustia que viven que no recurren a la denuncia”, afirmó.
“Muchas personas no quieren pensar que así como nacemos, algún día moriremos. No muchos quieren ahorrar para su funeral”, recalcó el ejecutivo.
El gerente de una funeraria de la zona 1, explicó que en los últimos años las cremaciones han aumentado, pero que las familias todavía prefieren el entierro tradicional.
“Todas las personas salen de sus casas pero no saben si van a regresar, y es una costumbre enfrentar riesgos, que se podrían reducir con la adquisición de un seguro de vehículos, incendios o funerario, para no enfrentar dos crisis juntas”, concluyó Casasola.
Guillermo Ramírez Colaborador Revista GERENCIA editorialgerencia@agg.com.gt