Diversidad de talento
«La inclusión, el respeto, la dignidad, la solidaridad y la justicia son piedras angulares que se encuentran en los cimientos de las acciones que desarrollamos».
Cada vez con más frecuencia se publican en las ofertas de empleo y en las descripciones de puesto requerimientos que están asociados a capacidades profesionales y no a las características asociadas al sexo de la persona y la edad. Esto demuestra un leve progreso en la diversidad del personal que forma parte de las empresas, industrias y organizaciones; sin embargo, aún estamos lejos de promover la inclusión y la diversidad de talento.
Esta escasa inclusión no es problema para muchos. Aunque sí puede representar una falta de riqueza en los puntos de vista y, principalmente, en las acciones que las organizaciones implementan.
¿Estamos conscientes de la forma en que los productos o servicios que ofrecen nuestras empresas u organizaciones son percibidos por las personas, más allá de lo que los estudios de “market share” o el “reporte mensual de ventas o ingresos” nos dicen? ¿De qué forma impactamos a la población adulta mayor, a las mujeres, a las personas no videntes, a quienes padecen síndrome de down o autismo, a las personas de la diversidad sexual o a la población garífuna o xinca?
Puede sorprender que, incorporar estas perspectivas en la fuerza laboral de las entidades resulta ser la mejor forma de abrirse a las opiniones que usualmente están ocultas en las encuestas, grupos focales y otras herramientas que se utilizan para monitorear el avance de las corporaciones.
Es probable que, con el staff que actualmente se encuentra en la institución se pueda contar con muchos de estos puntos de vista; sin embargo, no se ha propiciado el entorno adecuado para escucharles y tomarles en cuenta. Los comentarios, bromas, formas de socialización, actividades de recreación, etc, probablemente no están propiciando que el personal se sienta cómodo cuando comenten al respecto de familiares cercanos con alguna discapacidad, de sus orígenes indígenas o de su orientación sexual e identidad de género.
El reto, puede significar una revisión minuciosa de los valores que las empresas y organizaciones promulgan y, en casi todos los casos, vamos a encontrar que la inclusión, el respeto, la dignidad, la solidaridad, la justicia, son piedras angulares que se encuentran en los cimientos de las acciones que desarrollamos. Sin embargo, es la aplicación de estos valores, en una forma más amplia, más horizontal y menos tradicional, lo que está requiriendo de nuevas formas de constituirnos como entidades productivas.
Detenerse a examinar los puestos de la organización y confrontarlos con la realidad, resulta ser un ejercicio de verificación sobre el tipo de organizaciones que lideramos; puesto que las organizaciones suelen ser reiterativamente homogéneas, lo que dificulta las posibilidades de renovarse, ampliarse, crecer y progresar.
Giovanni Meléndez