El mundo a través de las minipantallas
Ricky fue el fotógrafo exclusivo de los viajes de Juan Pablo II a Guatemala. En la fotografía con el Papa Francisco
Las fotografías digitales son parte de hacer turismo. Y es que con la popularidad que han obtenido las cámaras digitales y los celulares con cámaras HD, solo es cuestión de presionar un botón. Y hacerlo miles de veces no representa ningún costo para el profesional o el amateur. Quizás por ello, la tendencia es a documentar todo cuanto se posa frente a nuestros ojos, con la idea de captar recuerdos.
Para el turista, las imágenes poseen un valor significativo, porque mantienen vivos los vínculos emocionales con el lugar en donde estuvieron. En cambio, para el fotógrafo profesional genera un sentimiento distinto, que muchos describen como pasión, y una pasión que logra sembrar la expectativa sobre un lugar, su gente, su flora o su fauna. Hay imágenes tan perfectas, que son capaces de trasladarnos de un lugar a otro en segundos. De ello nos habla Ricky López Bruni, fotógrafo profesional estadounidense, naturalizado guatemalteco. Su historia comenzó cuando su madre le regaló una cámara Instamatic con cubos de flash, lo más moderno de su niñez. “Me gustaba fotografiar mis GI Joes con las Barbie de mis primas”, refiere el experto.
Al ser cuestionado sobre en dónde aprendió a desarrollar su arte para la fotografía, Ricky no duda en citar al célebre fotógrafo francés, Henri CartierBresson, quien decía que “el dibujo y la fotografía parten del acto de mirar. Luego el dibujo es una elaboración de la realidad, y la fotografía un momento supremo capturado en un solo instante”. Complejo, pero no para quien durante más de tres décadas se ha perfeccionado en esta industria. El guatemalteco, que ha contado con el honor y la exclusividad de fotografiar a personajes célebres como el Papa Juan Pablo II y quien ha documentado la vida del ave nacional El Quetzal durante 23 años, dice que su lóbulo parietal es el encargado de imaginar, construir y recombinar las imágenes, pero que debido a esta habilidad “algunos le llaman artista y otros afirman que posee un don. Para él “es algo que siempre ha estado allí”.
Ricky estudió Artes Fotográficas en el Art Institute de Fort Lauderdale y de Atlanta. Reconoce que sus mayores influenciadores fueron Ansel Adams, Ricardo Mata y Diego Molina. “En 1980 me fue otorgada una beca. Llegué con una camarita Olympus OM10 y un lente de 50mm. De pronto, a mi lado se sienta un compañero que lucía como si fuera a un safari o a la guerra, con dos maletines llenos de equipo Nikon”. Con ello resume lo difícil que fue para él estudiar y hacer su propio estudio. Recalca, “fue un verdadero reto”.
En cuanto a la fotografía como herramienta para el turismo, el también Embajador de Turismo del Inguat dice que hoy en día, máximo con las redes sociales, “una fotografía te puede decir: ¡ven aquí! Y parte de su trabajo ha sido mostrar al país, “sorprender a los que no conocen Guatemala con imágenes que motivan a venir y descubrir este pedacito de tierra del planeta”.
El profesional afirma que una buena imagen resume lo que podrían describir más de mil palabras, pero requiere equipo, conocimiento, práctica, experiencia y gran perseverancia. Por ejemplo, en la portada de su libro Santiago de los Caballeros, durante 17 días fue al mismo lugar hasta que tuvo el amanecer que deseaba, la fotografía fue tomada en el Arco de Santa Catalina y el volcán de Agua. Ricky se pregunta ¿por qué hay tanto turismo en Costa Rica?, y afirma que es porque el mundo solo ve imágenes bellas del