Geopolítica, geoeconomía y su incidencia para Guatemala en 2019

Factores externos que afectan la política internacional y las relaciones internacionales

Es importante analizar el recién iniciado año 2019 desde diferentes perspectivas. La geopolítica y la geoeconomía no deben faltar como filtros de interés, especialmente cuando hay un estancamiento económico, producto de una ineficiente acción gubernamental, y se debatirán en el transcurso del primer semestre las propuestas electorales para 2020.

Esa “recesión” debería ser motivo de debate entre los candidatos a presidir el país, puesto que la reactivación económica es fundamental para recuperar el camino perdido al desarrollo. Es preciso fijarse, como no puede ser de otra forma, en el entorno próximo: Centroamérica y los países del NAFTA, en zonas emergentes en las que se puedan detectar espacios para comerciar y en las tradicionales zonas de interés como lo son Estados Unidos y la Unión Europea, en menor medida.

Centroamérica es, sin duda, la zona en la que hay un importante intercambio comercial de bienes y servicios. Sin embargo, la situación muy inestable de Nicaragua y la preocupante de Honduras, merecen una pausada reflexión en relación con la seguridad jurídica de los contratos que se puedan establecer y a la garantía de cumplimiento de estos, producto de situaciones internas de inestabilidad que obligan a pensar sobre nuevas inversiones y el futuro de la existentes.

México, con la nueva presidencia de Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado una zona de libre comercio o polos de desarrollo en el sur del país, frontera con Guatemala, lo que desviará, seguramente, mano de obra nacional, pero también hará que inversiones -especialmente si hay subvención estatal mexicana- se trasladen unos kilómetros hacia el norte y perdamos competitividad, mano de obra y atracción de inversión a nuestro país.

La única reacción posible es promover las zonas francas en Guatemala, algo que se ha venido postergando por luchas entre grupos de presión y que ha permitido que otros tomen la iniciativa que aquí se podría haber generado. Si a ello se le suma el incremento del contrabando fronterizo y la devaluación del peso mexicano, la situación -grave actualmente- es susceptible de complicarse y afectar al desarrollo en el occidente del país.

Estados Unidos, después del pasado proceso electoral, ha reconformado su Cámara de Representantes (ahora con mayoría demócrata) y cuenta con una mayoría muy relativa en el Senado. Las próximas elecciones presidenciales seguramente focalizarán las relaciones internacionales hacia los “grandes”: Rusia y China, no hacia los pequeños países de Centroamérica. El fracaso del plan Alianza para la Prosperidad y la crisis migratoria generada en el triangulo norte y llevada a las puertas de Estados Unidos, posiblemente endurezca ciertas medidas y colaboraciones tradicionales, lo que dificultará el incremento de comercio o de relaciones internacionales que puedan servir para mejorar las condiciones nacionales.

China se convierte en un punto trascendente de referencia para Guatemala y la región en general, y provoca reacciones variopintas. Hay voces que proponen romper relaciones diplomáticas con Taiwán y establecerlas con el gigante asiático, y alegan que ese enorme mercado es más propicio para comerciar, y para ello ponen el ejemplo de países vecinos que tomaron tal decisión.

En el análisis excluyen la valoración política y la geoeconómica porque se visualiza a China como un país políticamente comunista, pero “capitalista” en su economía y ese es un importante error conceptual. China es una gran industria de 1 mil 500 millones de obreros y empresas, cuyo gobierno pone a trabajar metódicamente en función de intereses políticos y expansionistas. Adquiere deuda externa de países y crea dependencia a futuro, provee préstamos millonarios que hipotecan de por vida al deudor, produce más barato que cualquier competencia, porque no hay libertad económica, ni empresarial y el gobierno decide salarios y márgenes comerciales.

En el fondo, planifica la conquista del mundo con una adecuada y eficiente herramienta: la geoeconomía. El mayor error en los análisis que se hacen de China es soslayar que es una dictadura, lo que debería impedir establecer comparaciones con economías capitalistas. La libre empresa, la legislación antimonopolios, la libertad de producir y consumir y el Estado de Derecho, entre otros, están ausentes en el Estado chino, cuyo gobierno direcciona según su interés las relaciones comerciales y la producción de bienes y servicios con la idea de acaparar mercados y liderar el mundo.

La Unión Europea no promete ser un espacio de inversión económica mayor de lo que ahora es. Consecuentemente, no parece muy oportuno un análisis más detallado de una zona con la que el “comercio base” se mantiene sin que existan visos de mayor colaboración por la lejanía y las condiciones proteccionistas de los países que la integran. A lo más es un mercado potencial de productos muy puntuales.

A lo interno, la indefinición política del actual gobierno requiere de propuestas activas de los candidatos potenciales para que se “construya” el futuro a medio plazo -2020/2024- y se aliente la atracción de capitales sobre bases definidas, concretas y permanentes. Se requiere de audacia y políticas públicas claras que promuevan la certeza jurídica y garanticen las inversiones.

Es presumible que se reciban “ofertas” chinas y, en menor medida, norteamericanas, lo que habrá que cotejar con lo antes expuesto, especialmente en lo que se refiere a la ausencia de valores no occidentales de las dictaduras -China-, pero también a la dependencia económica que se puede adquirir al negociar con esas grandes potencias.

El mercado centroamericano requiere de bases más solidas y comunes, suficientemente promovidas en análisis sobre integración centroamericana, pero también de revalorizar el papel de la democracia en la zona y escapar, de una vez por todas, de la corrupción y del autoritarismo.

No se avecinan “buenos tiempos” y quizás lo más peligroso, pero lo que pueda generar más ideas para el desarrollo nacional, sea, curiosamente, las políticas que emprenderá el presidente López Obrador relacionadas con el desarrollo del sur mexicano y cómo el modelo podría extrapolarse a muchas zonas del país. Tuvimos la ventaja, pero no se supo aprovechar el momento, ahora hay que ser más rápido y creativo o pagar las consecuencias y los costos. ¡Veremos qué pasa!

Pedro Trujillo
Consejero Editorial
Revista GERENCIA
www.miradorprensa.blogspot.com

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