La contribución científica de una profesional
La menopausia de su madre fue la excusa para desarrollar un producto exitoso
De pequeña aprendió honestidad, perseverancia, solidaridad, persistencia y, sobre todo, a estar unidos y apoyarse entre hermanos. Así fue el hogar de Aída Cifuentes, liderado por su madre, quien les enseñó a los cuatro hijos el valor del trabajo cuando era la única empresaria de la radiodifusión, en Quetzaltenango.
Fue ella quien le anunció a Aída que viajaría a estudiar high school a Estados Unidos, tal como lo había hecho con su hija mayor. A ambas les había conseguido un intercambio, porque para ella era muy importante que aprendieran inglés. “Para mí fue un shock por el idioma, pero esa era la idea y fue una aventura preciosa”, relata Cifuentes.
Aída Cifuentes, químico bióloga
y creadora de Estrogen Aid.
Al volver de su viaje, la joven se graduó de maestra en educación primaria e ingresó a la universidad estatal para estudiar la carrera Químico Biólogo, con la que había soñado desde niña. “La carrera era muy demandante, no quedaba tiempo para dormir. Pero me gustó y después cursé una especialización en coagulación sanguínea y en hematología clínica, en Cuba”, cuenta la profesional.
El amor a la profesión y el interés por ampliar sus conocimientos, hicieron que también se especializará en el manejo integral de pacientes con VIH Sida. “El estudio no termina. Sigo haciéndolo todos los días”, sentencia.
La química bióloga comenzó su relación laboral en un hospital privado, al mismo tiempo dio clases como auxiliar de microbiología en la facultad de medicina, con el doctor Herrera Llerandi. Así también, ingresó a la planilla del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en donde permaneció 27 años. Sumado a ello, tomó la decisión de ser madre soltera de dos hijos, quienes cuando no iban al colegio la acompañaban con sus juguetes, útiles y música al hospital, porque de esta forma podía cuidarlos y proveerles lo que necesitaban. Hoy en día son profesionales exitosos, una estudia medicina y, el varón, es ingeniero y radica en Taiwán.
Aída dice que ni ella sabe cómo le hizo para criar a sus hijos, pero desde pequeños se los encomendó a Dios para que Él fuera su padre. Y no duda que así fue, porque siempre pudo acomodar sus horarios para llevarlos consigo o para que estuvieran en clases.
En la vida profesional de Aída destaca una investigación que le consumió todos sus recursos y por la que será recordada por el mundo. Cuando trabajaba en el hospital, tomaba las placentas de las señoras para ayudar a su madre en la etapa del climaterio. “A mi mamá y a sus amigas les recetaron hormonas y les provocaban daños, luego se las quitaban y se mantenían deprimidas, tristes y con un deterioro vasto. Por eso comencé una investigación con placentas, que no termina hasta el día de hoy”, cuenta a GERENCIA .
Con la ayuda del laboratorio Piersan, la química bióloga logró desarrollar un producto que emplea como base la placenta humana. “A raíz de este tejido humano, que al principio lo usé de una manera burda, mi mamá tuvo cambios increíbles. Costó refinarlo, preservarlo, lograr que tuviera buen olor y que fuera de fácil aplicación”, recuerda con nostalgia.
Las pruebas, la selección de placentas, los protocolos de bioseguridad que surgieron ante la ausencia de literatura y la fe de Piersan al creer en ella y en este producto, hicieron posible el nacimiento de Estrogen Aid, una crema facial y otra vaginal que provee a las mujeres hormonas que se absorben de forma suave, lenta, natural y biológica sin efectos adversos, y que compensan la falta de ellas en los organismos femeninos a partir de los 40 años. Esta innovación ha trascendido, y ahora es afamada no solo en el país, sino en otros del mundo que por siempre agradecerán el interés y la perseverancia de esta profesional guatemalteca de las ciencias médicas.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
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