La educación técnica fortalece el mercado laboral
Se concreta en menos tiempo, a menor costo y abre oportunidades para mejorar la vida de las personas
La educación técnica profesional se da en carreras cortas y es de carácter ocupacional. Por medio de ella, las personas aprenden a desarrollar habilidades y destrezas, y profundizan en un área en particular que les permite un medio de subsistencia, ya sea como empleador, emprendedor o empleado. El tiempo de estudio de una carrera técnica es menor al de una carrera universitaria. Se trata de carreras cortas que guían al alumno a lo práctico y a resolver un problema o necesidad.
El director académico del programa LectoGym, Christian Porras Galindo, considera que la educación técnica en Guatemala es sumamente importante, ya que existe un serio déficit en educación universitaria. Menos del 10% de los guatemaltecos cuentan con la oportunidad de entrar a una universidad, a pesar de que hay 14 de ellas en el país, y más del 55% no aprueban los exámenes de admisión de USAC, según datos del diario Prensa Libre. Esto debido a poseer malos hábitos de estudio o por la baja calidad de la educación.
Por esa razón, son de vital importancia los establecimientos que ofrecen carreras técnicas, que brindan formación específica de alta calidad, y que logran llevar los conocimientos a la práctica, con lo que, además, insertan a los más jóvenes al mercado laboral. Adicionalmente, los costos de estas carreras también son un factor para tomar en cuenta.
Por lo expuesto, se ha patentado la necesidad de ampliar las carreras técnicas. De esta forma, se apoya más a los jóvenes que no lograron pasar al ciclo universitario, porque la capacitación técnica profesional les facilita insertarse rápidamente en el mercado laboral.
Ricardo Méndez, jefe del Centro TICS del Instituto Técnico de Capacitación (Intecap), indica que, la educación técnica es la encargada de certificar competencias específicas en el manejo de una o varias herramientas, de acuerdo con un perfil ocupacional. Se actualiza constantemente según las demandas del mercado global y el desarrollo de competencias blandas. Generalmente, las competencias se desarrollan a través de proyectos formativos, de investigación y práctica. El plazo de certificación es más corto y su porcentaje de inserción laboral más alto. La certificación cuenta con un período de vigencia, así es como obliga al estudiante a mantenerse actualizado.
Por otro lado, Méndez advierte que, la educación universitaria es generalista. Brinda competencias en el ámbito de ciencias duras, genera la capacidad de análisis, pero su actualización en Guatemala no es constante. “La adecuación de currículos no es ágil y dependen de muchas instancias para hacerlo. Se necesitan muchos años para lograr una acreditación, y por lo mismo su vigencia es vitalicia”, comenta a Gerencia.
Así mismo, la educación formal desde primaria a la universitaria responde a un modelo de la tercera revolución industrial, que incluye horarios, filas, orden y cátedras. Sus orígenes nacen en las escuelas de la Edad Media, se basa en el modelo de transmisión y recepción: la transmisión directa de conocimientos por parte del profesor y la recepción por parte del alumno. Pero así es en Guatemala, porque en otros países (desarrollados) la formación técnica y universitaria son paralelas y se complementan.
Relevancia de la educación técnica
Al ser consultado sobre la importancia de la educación técnica en Guatemala, Méndez refiere que existen dos tipos de economías en el mundo, las basadas en conocimiento, innovación, industria 4.0 y otras que aún estamos en la tercera era de las máquinas (Revolución Industrial). “Necesitamos acelerar la educación técnica profesional en temáticas que puedan generar valor al país. En un mundo globalizado, la demanda de competencias técnicas es constante y los trabajos, sobre todo en aquellos del área de tecnologías de información, pueden ser ejecutados a distancia”, cuenta el experto del Intecap.
Las carreras técnicas fundamentales para el desarrollo del país son todas las que apuntalen a cualquiera de los pilares de la Industria 4.0: Inteligencia Artificial, Big Data, Internet de las Cosas, Ciber Seguridad, Desarrollo de Software, Nube, Realidad Virtual y Aumentada, Diseño 3D, Tecnologías Aditivas, Telecomunicaciones, Blockchain, Desarrollo Web y Aplicaciones Móviles, por mencionar a las más populares.
De la misma forma, todos los perfiles ocupacionales están cambiando debido a la incorporación tecnológica. Por ejemplo, los mecánicos ahora deben poseer conocimiento de sensores y vehículos eléctricos e híbridos, los electricistas deben conocer de Internet de las cosas, telecomunicaciones e implementación de dispositivos de energías limpias.
Méndez menciona que, el siguiente paso del desarrollo de la educación técnica en Guatemala sería ampliar la cobertura. “Debido a la pandemia, las carreras técnicas del área de Tecnologías de Información y comunicación se están ejecutando a distancia. Tenemos alumnos de distintos municipios y departamentos en toda la república. En muchos casos, los alumnos no cuentan con un equipo robusto, pero les damos acceso remoto a los equipos del centro. Esa opción será una tendencia los próximos años, por lo que debemos ajustar metodologías y tecnologías que permitan a nuestros participantes asegurar el desarrollo de habilidades en estas temáticas.
La educación técnica desarrolla competencias que necesita el mercado laboral, si la intención de las personas es trabajar para generar ingresos a corto plazo. En nuestro país la formación profesional y universitaria, en la mayoría de los casos, no es vinculante. Pero, en el mercado laboral mundial, sí lo es. En países como Alemania, Estados Unidos o Israel, la formación técnica es una etapa de la formación universitaria. Si queremos ser más competitivos deberíamos de sustentar ambas.
José Manuel Monroy
Colaborador
Revista Gerencia