Las lecciones que nos deja el Covid-19

La crisis siempre trae enseñanzas y ventanas de oportunidad

En una charla TED, en 2015, Bill Gates decía que era más probable que en las próximas décadas un virus matara a más de 10 millones de personas, a que sucediera una guerra. No hablaba de misiles, para lo que muchos países están preparados, sino de microbios y de la poca inversión que se ha hecho en un sistema para frenar una epidemia. Cinco años más tarde, se desató una pandemia que ha alterado la vida de todos los habitantes del planeta. El coronavirus, al 8 de abril, había afectado a más de 1 millón 500 mil 830 personas, de las cuales 87 mil 706 habían fallecido, en 187 países de 194 soberanos reconocidos por la ONU. Lo que confirma que, ningún país estaba preparado, las acciones que se han tomado son producto de la improvisación.

La vida cambió drásticamente
El primer caso de Covid-19 apareció el 1 de diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, China. El brote se comunicó a la OMS el 31 del mismo mes y el 11 de marzo fue declarado pandemia global. En tan solo tres meses el virus se propagó por el mundo.

Durante el primer trimestre, cada gobierno tomó las medidas que consideró correctas. Unos países lo manejaron mejor que otros, ya que Estados Unidos la 1 de abril ocupaba el número uno en casos, seguido por Italia, España y China. Solo entre Italia y España superaban las 23 mil muertes.

Esto obligó a todos los habitantes a un cambio de vida. De la noche a la mañana, los gerentes y empresarios tuvieron que tomar medidas para evitar el contagio del virus, y al mismo tiempo otras para afectar lo menos posible la productividad, porque tanto las empresas como la gente debían seguir subsistiendo. Muchos negocios quedaron congelados, guarderías, colegios, agencias de viajes, cines, por mencionar algunos.

La empresa de por sí, es un sistema complejo que requiere la pericia, la habilidad y el talento de muchos profesionales para salir adelante; pero, con la aparición de este virus gerentes y empresarios han debido buscar el equilibrio apoyados por la innovación y la tecnología. Sin duda, la emergencia evidenció la falta de protocolos empresariales. Por ello, lo que nos queda, aparte de seguir subsistiendo, es aprender de esta experiencia y sacar las mejores enseñanzas y ventanas de oportunidad. Algunos aprendizajes:

La sanidad es un reto político prioritario
La crisis nos obligó a actuar sobre la marcha, al comienzo todo eran preguntas sin respuestas. Y una de las primeras reflexiones, sin duda, es la prioridad que tiene la salud por sobre los demás servicios. De nada sirven las bodegas llenas de materia prima, cantidades numerosas de gente talentosa en distintas áreas, maquinaria de primer nivel, bienes inmuebles descomunales y una infinidad de bienes materiales que se podrían mencionar, si todo se restringe a la salud.

Si la salud dependiera de los recursos que se tienen, el virus no habría entrado al palacio de Buckingham o a la realeza británica. Si, así como los gobiernos preparan a sus ejércitos para enfrentar una guerra, lo hicieran para frenar una pandemia, otros serían los resultados.

Para esta pandemia no había especialistas, ni profesionales sanitarios, ni hospitales, ni insumos, ni presupuestos para hacerle frente. Lo que no se puede negar es la disposición de los profesionales de la salud que han actuado con valentía. Tampoco se puede hablar de falta de eficacia en los sistemas de salud pública para contrarrestar la pandemia, porque simplemente no existían ni protocolos, ni planes de contingencia, ni respuestas a nivel global. Incluso, pese a que en diciembre de 2019 surgió el primer caso y que se sabía que este se transmitía por el aire, muchos países esperaron a que los alcanzara el virus para tomar las primeras acciones, que han implicado el cierre de fronteras.

Y es que, ni siquiera los países más avanzados en biotecnología han logrado desarrollar una vacuna que erradique la enfermedad. Mientras tanto el coronavirus se sigue expandiendo y con ello amenazando la vida de millones de personas.

En lo único que se ha avanzado es en el conocimiento de la enfermedad. Hoy, se han podido dimensionar datos como la capacidad de contagio o la duración del virus en cada superficie, y esto ha dado lugar a protocolos más eficientes. También, la ciencia nos ha convencido de no subestimar los riesgos, porque lo que está en juego es la salud.

En Guatemala, el gobierno, con el apoyo de la iniciativa privada y el cuerpo de Ingenieros del Ejército, habilitó el Parque de la Industria -un centro de exposiciones espacioso destinado para actividades culturales, artísticas y comerciales- para que en él opere un hospital de campaña para atender a los infectados por el virus, cuenta con 48 camas de intensivo, de 309 disponibles y un área de tomógrafo. Asimismo, programó para los siguientes días un centro de atención en Quetzaltenango y otro en Petén.

En lo personal, es importante hacer una revisión del seguro médico, si se cuenta con uno privado, para ver si las restricciones incluyen situaciones como la que se está viviendo. Aunque, claro está, son las autoridades de salud quienes deben atender los casos de Covid-19, pero no se debe perder de vista que, si la cifra de infectados se llegara a disparar, lógicamente el gobierno no podría hacerles frente. De hecho, hoy en día la capacidad diagnóstica del Ministerio de Salud es de solo entre 10 y 12 pruebas diarias, lo que evidencia que no podrían ni siquiera detectar la totalidad de los casos.

Ni siquiera los países más avanzados
en biotecnología han logrado
desarrollar una vacuna que erradique
el coronavirus, mientras tanto
se sigue expandiendo y amenazando
la vida de millones de personas

Los planes de crisis son una necesidad
El coronavirus nos ha enseñado que los planes de crisis para diversas contingencias no son una opción para los negocios y los hogares, sino una necesidad que debe cubrirse por obligación. Esta pandemia puso en juego la salud de la población y los recursos de las empresas, el medio de subsistencia de millones de hogares.

Aun así, la mayoría de gobiernos llegaron a la conclusión de que ganar dinero en el corto plazo no era una opción, y dictaron medidas como la cuarentena y el toque de queda, las que los empresarios tuvieron que acatar, independientemente del compromiso que poseen con la sociedad y con los mismos trabajadores. Y es que, tratándose de la salud, el único remedio es estar de acuerdo y anteponer la sanidad a los efectos económicos de la crisis.

Esto planteó para los gerentes nuevos retos, entre las consecuencias positivas está el que se ha otorgado más tiempo a la capacitación en línea, la que se ha comprobado que es igualmente efectiva que la física; así también, ha habido tiempo para repensar las estrategias y los procesos, y todo acompañado de un desborde de creatividad e innovación, indispensables para seguir prestando los servicios.

Hay empresas que han sabido aprovechar la coyuntura para implementar acciones que de todas formas aparecían en el horizonte y que, con el paso del tiempo, de no implementarse los hubieran puesto en desventaja o dejado obsoletos. Entre ellas, las teleconferencias y el teletrabajo con documentos en la nube para operar el negocio de forma virtual, medidas rápidas y eficaces que permitieron seguir siendo responsables en materia de salud y al mismo tiempo velar por la productividad.

Ahora, el mundo digital y las telecomunicaciones sí estaban preparados para permitir que la gente se quedara en su casa y que siguieran conectados a la empresa y al mundo entero a través de las redes, pues en ese sentido hay muchos avances. Esto nos lleva a pensar que, cuando la pandemia sea historia habrá que revalidar el uso de estas estrategias que ahorran costos para ambas partes y que le permiten a la empresa seguir siendo eficiente.

Empresas que salieron favorecidas
De forma indirecta, la crisis benefició a muchos negocios del ramo farmacéutico y biotecnológico. Desde los que se involucraron en los ensayos para el desarrollo de una vacuna hasta los que aumentaron sus ventas por el tipo de negocio: fábricas de desinfectantes, jabones, alcohol, mascarillas. Incluso los supermercados, que llegaron al punto de contar con estantes vacíos o las compañías de entretenimiento en casa, un alivio para la estadía obligada.

Ahora, la reflexión va sobre los que valiéndose del pánico y el desconcierto que generó la crisis, y que acrecentaron las fake news en las redes sociales, hubo personas que se aprovecharon de la desgracia ajena para llenar sus bolsillos. Y una cosa es crear medidas inteligentes para paliar la crisis, y otra es lucrar con la necesidad de las personas.

En Guatemala, la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco) tuvo que accionar operativos para contrarrestar la especulación de los precios y el acaparamiento de los productos. Porque, por más que se le advirtió a la población no alarmarse porque había suficiente producto para la higiene y alimentos, las personas hicieron caso omiso y vaciaron los anaqueles de los supermercados. Por ello, en la actualidad hay productos de los que solo despachan tres unidades por persona. Así también, se estableció una sanción por especulación para quienes toman ventaja de la coyuntura y alteran los precios, con multas que alcanzan hasta los 250 mil quetzales y cárcel de 2 a 5 años.

En lo personal
Como individuos hay muchas lecciones que nos está dejando el coronavirus. El cambio de vida ha sido drástico, el confinamiento de la cuarentena ha puesto a prueba a las familias que ahora deben convivir las 24 horas del día bajo el mismo techo, algo que comúnmente no sucede. Las salidas son limitadas y breves para quien provee los recursos del hogar, y esto ha creado nuevos hábitos.

En estos momentos todo sucede en el hogar, el trabajo, la educación en línea, los tiempos de comida, la diversión, el descanso… es una convivencia a tiempo completo, algo realmente insólito, que para unos es muy conveniente y para otros genera complicación. Pero aquí es donde hay que aprender a sacar partido de cada situación. Por ejemplo, el aburrimiento puede ser algo positivo, se puede aprovechar para cultivar aficiones que usualmente posponemos, para aprender a tocar un instrumento -ya que los maestros de hoy están en Youtube-, se puede aprender otro idioma, cultivar las flores del jardín o capacitarse en línea en lo que queramos, estos son solo algunos ejemplos de cómo aprovechar el tiempo.

Por otro lado, la cuarentena también es una oportunidad para ahorrar. No se invierte en gasolina o transporte, en restaurantes, espectáculos o salidas al cine. Claro que, aunque indirectamente hay un ahorro obligado, no faltan las personas que han aumentado su consumo en línea.

Mantener la armonía en el hogar también es un reto para las familias, para ello es importante conservar la disciplina y las obligaciones básicas que todos tenemos. Desde levantarnos a una hora razonable, atender el teletrabajo o el estudio en casa, hasta realizar pequeñas tareas del hogar como sacar la basura, poner la mesa o ayudar a limpiar, porque estas son responsabilidades de todos.

En resumen, a pesar de que la salud de la sociedad está en peligro y que el virus ya ha cobrado muchas vidas, hay puntos positivos que muestran avances. Por ejemplo, el auge en los medios de pago electrónicos, el teletrabajo, los nuevos canales comerciales, el boom de la capacitación en línea, las propuestas innovadoras de negocio, la puesta en marcha de estructuras más organizadas o los nuevos estilos de liderazgo, todas muestras de una evolución de la mentalidad que nos permite adaptarnos a cualquier situación que la vida nos presente, ya que todo seguirá su curso, vendrán nuevos retos y seguiremos necesitando la fuerza y la resilencia para salir adelante.

Pasar esta crisis será una ardua tarea. Pero, si los gerentes y empresarios aprenden urgentemente a leer entre líneas para comprender los cambios, aunque esto implique reformular las estrategias, ser más flexibles y actuar con rapidez, seguramente podrán sobrevivir, pero con la victoria en la mano.

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt

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