Mejorar la alimentación para que el país evolucione
En los dos primeros años de vida, la desnutrición crónica en los niños produce efectos irreversibles de crecimiento y desempeño escolar
La mala nutrición afecta la capacidad intelectual y cognitiva de los niños, disminuye el rendimiento escolar y el aprendizaje de habilidades para la vida, limita la capacidad evolutiva humana y la contribución en el desarrollo de las comunidades del país. La pobreza y la falta de educación son las consecuencias claras de problemas nutricionales, pero también son las causas. El problema nutricional se debe a las condiciones de pobreza y pobreza extrema en que viven las familias guatemaltecas, la falta de educación y la poca preparación de los padres inciden en la calidad del cuidado que brindan a sus hijos en la etapa temprana de desarrollo.
La Organización de las Naciones Unidas señala que, la desnutrición en niños menores de 5 años es del 47% en algunas poblaciones del país.
Factores determinantes
Los resultados de las Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil reflejan que, la desnutrición crónica en niños menores de cinco años pasó del 63.5%, en 1996, al 46.5% en 2015. Hay una reducción, pero que no es suficiente.
La desnutrición crónica en preescolares y escolares está dividida en tres grupos, las causas inmediatas, que están relacionadas con la ingesta inadecuada de alimentos y micronutrientes y las enfermedades de tipo infeccioso, según Unicef. Las causas subyacentes, inseguridad alimentaria en el hogar y poca disponibilidad de alimentos, y las causas básicas, relacionadas con las estructuras políticas económicas e ideológicas en la sociedad.
Según la Estrategia Nacional para la Prevención de la Desnutrición Crónica 2016-2020, publicada en el portal de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), la desnutrición en menores de tres años está determinada por la deficiencia de micronutrientes y enfermedades infecciosas, en especial las diarreicas y respiratorias, que, por frecuencia y duración, determinan el estado nutricional. “El acceso al agua segura es un factor determinante en la desnutrición en niños menores de 5 años, ya que el 50% de la desnutrición es causada por condiciones ambientales inseguras, agua, saneamiento e higiene”.
María José Chacón, nutricionista y parte de la campaña #RealFoodReal Love para disminuir la desnutrición crónica, señala que, la etapa del embarazo hasta los dos años de vida es el período más importante para el ser humano, donde se logra el mayor desarrollo físico, social, emocional y cognitivo. “La alimentación deficiente afectará el desarrollo de habilidades esenciales como el lenguaje, la psicomotricidad, memoria y capacidad de aprendizaje”, enfatiza.
La nutricionista asegura que, la desnutrición en la infancia detiene el desarrollo físico e intelectual. “Los daños que causa la desnutrición en los primeros mil días son irreversibles, por lo que hay que educar y promocionar buenas prácticas de lactancia y alimentación”, indica Chacón.
En América Latina y el Caribe, Guatemala ocupa el primer lugar en prevalencia de desnutrición crónica en la niñez menor de cinco años, y el séptimo lugar a nivel mundial.
Situación compleja
Oxfam Guatemala presentó un informe a principios de julio recién pasado, donde revela que la tasa de desnutrición crónica creció 6.9% en siete municipios de Chiquimula y Baja Verapaz, entre 2016 y 2019. El estudio revela que, 33 mil niños, de cinco años, necesitan tratamiento urgente por desnutrición aguda. La evaluación evidencia el aumento en la precariedad alimentaria a largo plazo y la poca inversión pública.
Las escuelas reciben a los niños con desnutrición crónica, lo que atiende el Ministerio de Educación (Mineduc) es el hambre a corto plazo, indica Mario Morales, director general de Fortalecimiento de la Comunidad Educativa, área que busca cambiar el comportamiento y educación alimentaria nutricional para romper con los círculos de la desnutrición crónica. “Trabajamos con padres de familia para establecer líneas de educación alimentaria a largo plazo, porque el comportamiento debe cambiar a nivel individual, familiar y comunitario”, explica Morales.
Es importante la vinculación interinstitucional a través de las comisiones que dirigen los viceministerios, directores y jefes de salud, una integración de esfuerzos que incida en los niños por medio del Programa de Alimentación Escolar, afirma Morales. “La alimentación variada y nutritiva ha acercado a más niños a las escuelas y reduce la deserción, ya que el 93% acepta la alimentación que se les brinda en los centros educativos”, agregó.
Según el Mineduc, atienden 27 mil centros educativos, y donde han enfocado esfuerzos es en Huehuetenango, Alta Verapaz, Quiché, San Marcos, Totonicapán y Chiquimula, por los índices de desnutrición crónica.
En 2019, la tasa de desnutrición creció 6.9% en siete municipios del país
Los avances para reducir la desnutrición crónica son muy pocos, ya que se pasó del 64% en 1965 a un 46.5% en 2014. Mientras que, El Salvador, en el mismo período, pasó del 65% al 14%, asegura Luis Linares, investigador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes). Los menos educados son los más pobres, esa es una causa de fondo que tiene que ver con la desnutrición, y la pobreza en lugar de disminuirse, aumentó, lamenta Linares.
Para Jorge Lavarreda, investigador del Centro de Investigaciones, Económicas Nacionales (CIEN), la clave es formar a la niñez en las escuelas, para que cuando sean padres tengan los conocimientos y buenas prácticas, y así romper los círculos en las siguientes generaciones. El Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional aprobó el anteproyecto de presupuesto de Q8 mil 168 millones 879 mil 623 para actividades relacionadas con la seguridad alimentaria y nutricional del próximo año. En el anteproyecto de 2020 disminuyó Q333 millones comparado con el del 2019, por lo que hay inconformidad por la distribución y la reducción del monto. “Hay que mejorar la calidad del gasto, porque debe de llegar a quienes más lo necesitan, para mejorar los indicadores y que se reduzca la desnutrición”, concluye Lavarreda.
Guillermo Ramírez
Periodista
Revista GERENCIA
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