“Nadie sabe cómo resolver el problema de la migración”

Hugo Cuevas Mohr es presidente de la Conferencia Internacional de Transferencias de Dinero. Vino al país a participar en el Foro Latinoamericano sobre Remesas y Migración, que se realizó el 8 y 9 de marzo en la Antigua Guatemala.

Biólogo nacido en Guatemala, intervino en el negocio familiar de remesas en la ciudad paterna de Cali, Colombia, y a comienzos de los años 90 partió a Estados Unidos, donde ha dedicado su vida a la academia, con particular énfasis en envíos familiares y los cambios que estos han pasado a lo largo de las últimas dos décadas y media.

¿Qué pasó entre los gobiernos de Obama y Trump en el tema de los migrantes?

Como todo en una sociedad, es un producto de muchas fuerzas. Obama implementó una política que se ve reflejada en el número de deportaciones, pero que es una evolución de mucho tiempo.

Obama siguió una política que comenzó con la reforma de la política migratoria después del 9-11. EE.UU. sabe que la política migratoria tiene que arreglarla de alguna forma, pero no ha podido.

Todos los presidentes estadounidenses han tratado de hacer algo, pero es un asunto muy complejo, porque, o das amnistía a quienes llevan mucho tiempo, o qué haces. ¿Los echas a todos? Imposible. Ningún presidente ha tenido la fuerza política, el suficiente apoyo de los políticos, de los gremios, para esta reforma. EE.UU. viene con ese problema, que se demora.

Hugo Cuevas Mohr, experto en remesas familiares.

La migración es una bola de nieve. Básicamente, hablamos de dos generaciones, porque la gran migración latinoamericana se produce a partir de finales de los 80, todos los 90 y los años 2000. Antes existía, pero no era tan masiva.

¿Qué se espera del nuevo presidente, Donald Trump, en este asunto?

El Partido Republicano siempre ha tenido una política antiinmigrante, porque su base es el estadounidense blanco, de los 40 a los 60 años, es el que no se siente a gusto por todos los inmigrantes, porque no hablan su idioma. Este grupo de estadounidenses, por muchas razones, llegaron ahora al poder con Trump y con ellos toda una serie de políticas.

Ahora, Trump nunca ha tenido políticas porque no ha sido político. A los que hay que mirar bien es a los miembros de su gabinete, como el abogado general del Estado, Jeff Sessions, que lleva 20 años como senador de Alabama con políticas antiinmigratorias fuertes, pasando leyes como que a los ilegales se les debe pedir prueba de ciudadanía si quieren alquilar una casa. Eso nunca ha existido en EE.UU.

Y hay mucha reacción hacia eso, porque hay población estadounidense que necesita y valora a esos migrantes.

Es la llegada al poder de un movimiento que se afincó sobre el sentimiento antilatino, que es menor, a pesar de que son más, frente a los musulmanes, que son menos, pero generan más anticuerpos. Sin embargo, se necesita ganar votos y por eso se mezclan ambos sentimientos. Pero el sentimiento antilatinoamericano en EE.UU. es mínimo.

Hay más animosidad entre los negros estadounidenses y los latinos, que entre los latinos y los blancos. El problema es que negros y latinos compiten más por el trabajo que los latinos y los blancos. Comparten trabajos y conviven ambos grupos. Y es que en Latinoamérica es mínima la presencia de los negros, lo que torna más complicada la relación entre ambos grupos.

¿Qué podría pasar de inmediato en ese tema con el actual gobierno estadounidense?

Recordemos que el problema migratorio los políticos lo usan para ganar votos. Trump tiene un orgullo muy grande y tiene que cumplir lo que dijo, porque es su palabra y es ese tipo de personalidad. Normalmente, los partidos de derecha tienen esa tendencia. Esas políticas, por lo tanto, se van a dar.

No dudo que la deportación va a aumentar. De hecho, está aumentando: no es masiva, como dice la gente. Primero, los latinos deben olvidarse de estar entre grandes grupos. Y si bien no va a haber grandes redadas, los pueden detener por una simple falta de tráfico.

De hecho, ya están deportando gente que estaba regularizando su situación migratoria, lo que antes no pasaba.

¿Aumenta el temor por los parientes y amigos que están allá?

Esa sensación existe también en EE.UU. Las ONG, los consulados, todos están sintiendo esa angustia, que es real porque sí puede pasar. Yo no dudo que las deportaciones aumentarán y de las políticas de amnistía, olvídese.

La parte migratoria de Latinoamérica no es ahora un gran problema dentro de EE.UU, porque en este momento hay empleo, casi todos tienen un trabajo, los salarios no han subido, la crisis se acabó hace tiempo. Hoy día, los ilegales están trabajando y eso explica el aumento en las remesas.

Este aumento (13%) viene desde hace tiempo y no es producto de las políticas de Trump. El aumento es porque el trabajo está mejor allá y punto.

La deportación masiva no es económicamente buena para Estados Unidos. Sin embargo, el tema migratorio es usado por los políticos para ganar votos.

La angustia por el futuro es real. Estamos hablando de un montón de dinero, pero persona por persona es poquito, porque además no tienen ahorros y viven al día. $7,160 millones para Guatemala es un montón, pero es dinero de gente muy pobre, que pasa de la extrema pobreza a la pobreza, nada más. Anécdotas de mejoras hay, pero es dinero de sobrevivencia.

¿Qué piensan de esto los empresarios estadounidenses que emplean a indocumentados?

Todo es especulativo. Oí una entrevista que me iluminó mucho de un empresario de frutas y tomates en California. Decía: Nosotros, la empresa, alquila tierras y las cultiva. Y le paga a migrantes para hacer el trabajo. Yo pago $7 la hora para recoger tomate, y por ese precio no consigo un americano, por más pobre que sea, para trabajar en eso. Cada vez tengo menos gente para trabajar, tengo que traerlos de más lejos y pagarles un poquito más. Si tengo que pagar $8.50 la hora, prefiero traer productos de China, me es rentable y, además, tengo menos riesgos.

El votante de Trump es aquel estadounidense de campo, que no tiene relación con migrantes, vive en pueblos de blancos, oye mucho el cuento de los migrantes… Son demasiados migrantes en EE.UU.: es toda una sociedad montada sobre eso.

El problema hay que solucionarlo en EE.UU, pero nadie sabe cómo. La migración no va a parar. Lo que pasa es que hay que organizarla. EE.UU la tiene que organizar, y no con una pelea entre partidos, aunque dudo mucho que haya un consenso de qué hacer, porque la polarización cada vez es peor.

Este presidente la está polarizando todavía más. Las deportaciones se van a dar, los controles en las fronteras se van a dar, eso es seguro.

La deportación masiva no es económicamente buena para EE.UU. El problema es que tampoco estos países hacen nada por mejorar la situación.

Antonio Girón
Colaborador
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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