Tecnología, talón de Aquiles para el Covid-19

Tecnologías avanzadas podrían ocupar un rol preponderante en la reactivación del país

A nivel global y al 20 de mayo, el coronavirus había contagiado en el mundo a casi cinco millones de personas y matado a 329 mil. Solo en Estados Unidos, a esa fecha, la cifra de contagiados era de 1,556,749 y 93,606 personas fallecidas, datos estadísticos que han sobrepasado sucesos históricos cruentos como el ataque a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, que dejó 2,402 fallecidos y 1,247 heridos, y que llevó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, o los atentados a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, que cegaron la vida de 3 mil personas en un solo día.

En Guatemala, al mismo 20 de mayo, aunque las cifras de afectados por Covid-19 son más alentadoras (2,265 contagiados y 45 fallecidos), no debemos olvidar que el enemigo es el mismo: el invisible SARS-CoV-2, que produce la enfermedad Covid-19 (Corona Virus Disease 2019), al que no se le puede subestimar y el que en poco tiempo se convirtió en una pandemia global a la que tan solo nos hemos podido enfrentar con la estrategia más añeja de la tecnología: el uso de agua y jabón.

Hasta hoy, esa ha sido nuestra arma más potente para combatir el virus. Sin embargo, si lo estudiamos bien, la tecnología más avanzada podría convertirse en poco tiempo en un talón de Aquiles para el Covid-19 y ocupar un rol más preponderante en su erradicación y control. Y no nos referimos al desarrollo de la vacuna, que ha estado en un horizonte muchísimo más lejano de lo que nos convendría, sino hablamos de invenciones útiles e innovadoras que podrían permitirle a Guatemala una reapertura de la economía en menos tiempo.

Antes, un poco de historia
Diciembre de 2019 quedó marcado en la historia como punto de partida de una infección que se esparciría por el mundo como reguero de pólvora. Wuhan, China reportó los primeros casos, de la que entonces era una especie de neumonía o un virus respiratorio, que la Organización Mundial de la Salud reconoció como emergencia de salud pública el 30 de enero 2020, pero le tomó hasta el 11 de marzo declararla pandemia global, cuando ya había 118 mil infectados y 4,291 muertes en el mundo.

El virus comenzó a propagarse entre personas que estaban en contacto, a través de las gotitas que se producen con la tos, los estornudos o el habla de un paciente infectado, las que son suficientes para que si las recibe o inhala una persona contigua, el virus se aloje directamente en sus pulmones. Es así como los países asiáticos cercanos a China fueron los primeros en adquirir el virus.

Singapur y Corea del Sur se convirtieron en los primeros focos de infección. Estos países contaban con la experiencia de epidemias como SARS (2003) y MERS (2012) y rápidamente pusieron en marcha los protocolos de prevención para contener la enfermedad. Aun así, Corea del Sur llegó a ser el país con más casos a nivel mundial durante febrero, pero en menos de un mes descendió al octavo lugar. Mientras Singapur de forma temprana contó con restricciones estrictas de viaje y una operación de rastreo de contactos que les permitió durante meses evitar el contagio.

Por el contrario, países como Estados Unidos y las potencias europeas se tardaron en reaccionar, y actualmente son quienes lideran las cifras de contagios a nivel mundial, y Estados Unidos también la de fallecidos.

En Guatemala hubo una reacción rápida, y con regulaciones gubernamentales autoimpuestas se ha logrado mantener relativamente bajo el número de casos; sin embargo, a diferencia de Corea del Sur, la economía se paralizó y con ello se ha visto afectada la salud física y mental de las personas.

Corea del Sur es el vivo ejemplo de que es posible continuar con las actividades de rutina, siempre y cuando el gobierno tome acciones inmediatas y abra un espacio para la comunicación pública eficiente. Estos países también son un modelo de que la tecnología es útil para detectar y contener el virus. Y en este tema, Alí Lemus, el director de investigación y desarrollo, del departamento de Informática, de la Universidad Galileo, ha preparado un informe que comparte con la Revista Gerencia.

El informe se basa en la propuesta de desarrollo de herramientas tecnológicas, probadas en otros países, para reactivar la economía y la sociedad guatemalteca y al mismo tiempo mantener al mínimo el número de personas contagiadas, así lo expone quien además es ingeniero en sistemas (UFM) y cuenta con una maestría en informática (Tohoku, Japón).

Inteligencia Artificial como medio de pronóstico
Lemus comienza su disertación con la aclaración de que otros países están más adelantados en su proceso de erradicar el Covid-19, porque la comunidad científica internacional crea modelos basados en Inteligencia Artificial para predecir el comportamiento de la enfermedad. “Esto permite planificar de mejor manera la asignación de recursos, tanto para la empresa privada como para el sector público”, acota.

Cita como ejemplo a la Universidad de Stanford y su laboratorio Systems Utilization Research for Stanford Medicine (SURF), quienes han puesto a disposición del público una serie de herramientas para ayudar a hospitales y políticos a predecir la cantidad de pacientes que requerirán los servicios de hospitalización, así como las fechas estimadas de permanencia. Es así como se puede planificar la ocupación o la necesidad de respiradores o camillas, conforme van apareciendo los casos, para prever la cobertura.

Lemus indica que, hay otras herramientas que permiten predecir los focos de contagio para rastrear el virus. Lo que ayudaría a asignar recursos de forma más eficiente y a tomar mejores decisiones para construir hospitales a beneficio de la sociedad.

Monitoreo de temperatura en áreas conglomeradas
El país no puede reactivarse sin el transporte público. Sin embargo, el riesgo de contagio al habilitarlo es alto, por condesar un nivel de conglomeración considerable. Por ello, para avanzar en este paso fundamental para la reactivación del país, Lemus propone, además de seguir las reglas tradicionales del uso de la mascarilla y la higiene, utilizar la tecnología que se ha aplicado a los drones que monitorean los incendios forestales.

Es decir, “en la parada del Transmetro podría colocarse un molinete que permita el acceso individual de las personas, momento en que podría activarse el sensor de temperatura corporal. Requeriría de una persona que monitoreara la información, para que, al existir una anomalía, le fuera notificada y esta procediera a una verificación más exhaustiva, como podría ser enviarlo a una enfermería cercana para corroborar su estado de salud y, de ser necesario, hacer pruebas posteriores en algún centro hospitalario”, indica Lemus.

Con ello, las personas también se abstendrían de usar el servicio de transporte si presentarán fiebre, uno de principales síntomas del Covid-19. Además, los sensores con detección facial también podrían alertar cuando las personas no estén utilizando la mascarilla. El sistema no se limita solo a ambientes estáticos, como supermercados o centros educativos, también puede adherirse a un dron para explorar áreas abiertas, versatilidad que abre nuevas aplicaciones.

Robots con luz ultravioleta para desinfección
Otra tecnología ampliamente utilizada son los robots para desinfección mediante el uso de luz ultravioleta, comenta quien también dirige el Laboratorio Turing, en la Universidad Galileo, en donde fue creado Leonardo GreenMoov, un robot humanoide de telepresencia que puede ser controlado por personas -a larga distancia-, y que cuenta con sensores que imitan sentidos como la visión y la audición, y que posee mecanismos que le dan movimiento a sus extremidades.

Para los procesos de desinfección de Covid-19, se recomienda el uso de un robot con capacidades de navegación autónoma, que pueda desinfectar áreas grandes y de alto riesgo, por ejemplo, en hospitales, mercados o universidades. “El uso de un robot es preferible, porque reduce el contacto humano y se puede programar de manera regular para que cumpla turnos de desinfección”, comenta Lemus.

Y es que, está demostrado científicamente que el uso de luz ultravioleta es un procedimiento seguro y efectivo para eliminar Covid, otros virus y bacterias nocivas para el humano. Y lo es mucho más que la limpieza manual por medio de desinfectantes. Tanto así que, países como China, Europa y Estados Unidos, ya lo están utilizando.

Seguimiento de Contactos (Contact Tracing)
Cuando un paciente ha sido diagnosticado con Covid-19, se les debe informar a las personas con las que tuvo contacto para que tomen sus precauciones y les practiquen un chequeo lo antes posible, por haber estado expuestas al virus. Es una práctica común en casos de ébola y VIH; sin embargo, esto se vuelve un trabajo detectivesco, difícil de realizar, porque muchas personas no se acuerdan de su día a día.

Por ello, el profesional de la informática recomienda utilizar aplicaciones que han sido exitosas en otros países y que, por medio del bluetooth del dispositivo móvil, registran de forma privada y anónima los encuentros que ha tenido la persona en las últimas semanas. Y si una persona da positivo en la prueba de coronavirus, el sistema es quien notifica automáticamente a todos aquellos con los que tuvo contacto.

Lemus dice que en eficiencia y utilidad estas aplicaciones son sumamente recomendables. Sin embargo, también cuenta que se han planteado serias dudas en cuanto a la privacidad del usuario final. Por ello, las principales empresas de sistemas operativos: iOS de Apple y Android de Google, se han pronunciado al respecto en busca de un balance entre privacidad y beneficios en tiempos de coronavirus.

“Actualmente, hay versiones gratuitas como BlueTrace, que pueden funcionar. Así también, muchos gobiernos están implementando sus propias versiones, como la desarrollada recientemente en el Reino Unido, y de la que ya comenzaron a hacer pruebas públicas”, cuenta el director de investigación y desarrollo de la Galileo.

Pulseras para cuarentena en el hogar
Para detener el contagio masivo de una enfermedad o plaga, una técnica utilizada desde la Peste Negra ha sido la implementación de la “cuarentena”, que aplica a las personas contagiadas o con síntomas, y que consiste en el aislamiento para evitar o limitar el riesgo de que se extienda la enfermedad.

En Guatemala, a pesar de contar con números más moderados en cuanto a contagios, solo al 25 de abril se contabilizaban 20,670 personas en cuarentena. “Estas cifras exceden la capacidad del gobierno para mantener a las personas aisladas. Y poner a todas estas personas en cuarentena representa un riesgo considerable de contagio para las personas sanas, que se vuelven más vulnerables a contraer el virus”, advierte Lemus.

Por tal razón, el investigador recomienda un rastreo de contactos en cuarentena a través de pulseras con sistema de seguimiento, para determinar si están cumpliendo o violando las indicaciones. Las hay simples, de papel, con códigos QR similares a las usadas en eventos (conciertos, IRTRA, piscinas), enlazadas con una aplicación que utiliza el GPS del móvil para ubicar a las personas. Pero, también las hay complejas, como las que emplean para arresto domiciliar”, cuenta el ingeniero.

Las pulseras se acompañan de un sistema de control, con el que se hacen videollamadas para verificar que las personas se encuentran en sus casas. Y, en caso de violar la cuarentena, se les imponen multas y podrían ser trasladadas a un centro de cuarentena oficial. Lemus está convencido de que esta medida reduciría la cantidad de espacio disponible para personas en cuarentena.

Las tecnologías compartidas por los profesionales de la Universidad Galileo brindan soluciones que han sido probadas en otros países, y que se sabe son de gran ayuda para la sociedad. Hay otras tecnologías emergentes que son una promesa de beneficio y para las cuales habrá que hacer más pruebas exhaustivas para validar su correcto funcionamiento.

Lo importante es que, aunque el Gobierno de Guatemala y sus habitantes han hecho un trabajo espectacular manteniendo la curva baja, lo que nos ha permitido retrasar el brote masivo en el país, debemos estar conscientes de que llegó el momento de reactivar la economía, lo que va a ser posible solo con el respaldo de un gobierno fuerte y ágil, una población comprometida y solidaria, el manejo de la información apropiada y la tecnología adecuada para identificar, monitorear, desinfectar y contener el virus, mientras regresamos a la nueva normalidad.

Revista Gerencia
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