Fue su primer trabajo formal, pero también el que ha significado todo el crecimiento en su carrera. Cuando en 1998, Yara Argueta buscaba un empleo en las páginas de un diario, encontró un anuncio en el que solicitaban una asistente de presidencia. Su carrera de ingeniera industrial parecía la combinación perfecta para acoplarse a ese tipo de estructura administrativa.
Yara Argueta, presidente del Grupo Solid y miembro de Voces Vitales.
Sin embargo, ese intento fue infructuoso. Aunque presentó su papelería, llenó la solicitud y la entrevistaron, la respuesta fue negativa. Pero no pasó mucho tiempo para que la llamaran de nuevo para saber si aún le interesaba el trabajo. Se trataba, según ella, de la asistencia de presidencia menos importante de las tres que existían en el Grupo Solid, lo que no fue impedimento para que aceptara de inmediato.
Su pasión por el trabajo y deseos de superación la involucraron en todo lo que pudo para hacerse notar. Tan así que a los dos años de labores su jefe le preguntó si se haría cargo de la dirigir la división de pinturas La Paleta, que entonces contaba con 50 tiendas en todo el país.
Fue su primer reto importante y el que le valió para demostrar sus cualidades de líder gerencial, pues aunque enfrentó a muchos gerentes mayores que ella, finalmente consiguió alinearlos dentro de la estrategia que diseñó para recuperar una marca que corría peligro de extinguirse.
Hasta el último peldaño
Cuatro años más tarde, allá por 2005, el presidente propietario de Grupo Solid decidió retirarse de la dirección y anunció que lejos de nombrar a un familiar en su cargo, confiaría en uno de más allegados colaboradores. Por ello, nombró a tres vicepresidentes, entre los que se encontraba Yara Argueta, a quienes reunió para manifestarles su decisión y decirles que los pondría a prueba para escoger de entre ellos a su sucesor.
Un año después llegó la sorpresa. A sus 28 años, Yara Argueta fue nombrada Presidenta Ejecutiva de la corporación y es precisamente el momento en que se propone, para los dos años siguientes, duplicar la capacidad instalada de la empresa como un reto personal.
Su pasión por el trabajo y deseos de superación la involucraron en todo lo que pudo para hacerse notar.
La meta se logró. Tan así que hasta se vieron en la necesidad de abrir una nueva planta procesadora, pues la de Villa Nueva ya no era suficiente para el movimiento de ventas que obtuvo la empresa. Abrió una nueva planta en Masagua, Escuintla, con el respaldo de trabajadores, propietarios y entidades financieras que ven en su labor algo sólido y confiable.
De allí en adelante, los éxitos se multiplicaron. Argueta, descendiente de una familia humilde de Zacapa, descolla y se posiciona entre las mujeres más exitosas y reconocidas en el campo gerencial centroamericano y latinoamericano, ayudada también por su facilidad de expresión y carismática personalidad. Varias revistas de negocios la han entrevistado y ha sido invitada a múltiples organizaciones de mujeres líderes.
Su juventud le depara mucho más y su experiencia y trayectoria parecen indicar que los éxitos aún la esperan. Yara Argueta es una guatemalteca que, sin duda, se ha ganado el puesto y los reconocimientos a costa de esfuerzo y dedicación.
Carlos Morales Monzón
Periodista y Consultor
cmoralesmonzon@yahoo.com