Características de un líder positivo

Que influyen directamente en la productividad de la empresa

La capacidad de liderazgo entre hombres y mujeres es la misma. Los especialistas comparten en que, no hay distinción en cuanto al liderazgo femenino y masculino. Por ello, la situación ha cambiado y cada vez son más las mujeres que ocupan puestos de liderazgo en las organizaciones.

Lo que en realidad se necesita del líder, es que desarrolle capacidades y competencias que le permitan inspirar e influir de forma positiva en los equipos, así como mantener el control y desarrollar habilidades directivas para ser competitivos.

El líder positivo basa su gestión en las buenas prácticas y cuenta con la capacidad de generar ambientes de trabajo en donde los colaboradores se sienten motivados. Son ejecutivos de puertas abiertas, cuentan con capacidad de escucha y se mantienen accesibles a cualquier persona de la escala jerárquica que necesite su apoyo.

En su actuar sobresale la ética, el buen trato y el respeto. Es así como ganan la confianza de los demás y como logran que los equipos se motiven y los apoyen para alcanzar las metas conjuntas. La buena relación entre las personas es una prioridad en sus agendas, y lo es tanto como su compromiso para reconocer el potencial de cada colaborador y facilitar su aprendizaje constante. Se caracterizan por promover el desarrollo a nivel individual para mejorar de forma global.

Los líderes positivos se esfuerzan por conocer a su gente no solo en aspectos estrictamente laborales. Son empáticos, comprenden las situaciones particulares de cada uno y generan vínculos sólidos con sus trabajadores.

Para un líder positivo es más fácil lograr resultados y reaccionar ante sucesos inesperados. En primer lugar, porque sus equipos están conformados por personas motivadas y capacitadas que participan con sus ideas, y con ello se sienten a gusto y más comprometidos. Por otro lado, están más dispuestos a reaccionar ante las circunstancias no previstas, ya que la capacitación y la motivación tiene un efecto multiplicador que los ayuda a enfrentar grandes desafíos y a adaptarse a situaciones adversas. De esa forma, logran asumir de manera efectiva las situaciones actuales y futuras que se presenten, por muy difíciles o complejos que sean los escenarios.

Los logros de una empresa también se pueden obtener de forma negativa. Pero, a decir de los expertos, los resultados nunca serán extraordinarios. Los métodos de un líder negativo se basan en el trabajo bajo presión, en el enfoque sobre metas y en el tiempo para alcanzarlas, pero sin motivación y a cualquier costo, aunque afecten a uno de los valores más grandes de la organización: los clientes internos.

En estos líderes sobresalen rasgos de autoridad, mando y control. En estos casos, las relaciones humanas entre gerente y subordinados no son prioritarias y sus efectos repercuten directamente en el clima laboral. Asimismo, incurren en un alto riesgo psicosocial que somete a las personas de forma constante a situaciones de estrés, tensión, desmotivación y altos grados de insatisfacción.

El liderazgo positivo es flexible, se enfoca en la innovación y logra cambios trascendentales para la empresa. Entre ellos, el compromiso de los trabajadores, relaciones de largo plazo, estabilidad y permanencia del capital intelectual, prestigio para la empresa, un ambiente de trabajo excepcional y mejores tasas de rentabilidad.

Por ello, en la contratación es de suma importancia considerar habilidades de liderazgo para los altos puestos ejecutivos, para que el éxito se dé en las mejores condiciones para todos, en un ambiente en donde se respete el valor de las personas, en donde se aprovechen de forma racional las capacidades y talentos individuales y del equipo, en donde cada trabajador esté motivado, en donde se goce de estabilidad emocional y en donde haya productividad, rentabilidad y mejores condiciones de vida (salario emocional y remuneración adecuada) para todos.

Redacción
Revista Gerencia
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