Educación y mezcla de matices culturales
Los modelos educativos y culturales diferentes enriquecen la formación
A nivel mundial, la oferta educativa se ha diversificado. De esa cuenta, los colegios compiten en una ancha carretera, ataviada por propuestas escolares en donde figuran las instituciones del Estado junto a una amplia gama de opciones privadas. De allí que, ante el Ministerio de Educación (Mineduc) se registra una diversidad de colegios, que incluyen los bilingües y trilingües, que no solo ofrecen el aprendizaje de otras lenguas como idiomas nativos, sino un plan de estudios diferente al guatemalteco, en criterios educativos y en ciclos escolares.
Las razones que dieron origen a esta enseñanza bilingüe y bicultural son muchas. Quizás las principales se centren en que, es una ventaja para los niños ser instruidos como si estuvieran en esos países cuando son hijos de parejas mixtas, padre y madre de distinta nacionalidad que desean que su hijo mantenga un vínculo emocional con ambas culturas. También, cuando por razones de trabajo, los padres con todo y sus familias deben cambiarse de país constantemente. Por ejemplo, los diplomáticos.
Es allí cuando cobra importancia este modelo educativo, porque evita transiciones dramáticas que demandan acoplarse a nuevas formas, políticas y sistemas de enseñanza. Y es que estos colegios están acreditados por los respectivos gobiernos extranjeros, lo que les permite la estandarización educativa. Además, son autorizados por las autoridades de cada uno de los países en que residen, en el caso de Guatemala, por el Mineduc.
Eugenia Reiche, directora técnico guatemalteca del Colegio Julio Verne.
Así surgen estas instituciones académicas. Sin embargo, con el tiempo fueron demandadas por más padres de familia que deseaban brindar a sus hijos una educación diferenciada, así como la oportunidad de realizar intercambios escolares con estudiantes de otros países, y esto abrió la posibilidad para que muchos más niños y jóvenes, sin importar su nacionalidad, ingresaran. En uno de sus escritos, Piergogio M. Sandri sostiene que, esta “es una educación diferente, laica, con sistemas de enseñanza abiertos y avanzados y libre de ideologías”. Cuenta que en España fue útil, cuando el sistema público y privado estaba anquilosado debido a tantos años de dictadura.
Por otro lado, esta es una forma para que el ser humano se desarrolle en un ambiente multicultural. Los alumnos reciben conocimientos de la otra cultura y en el idioma nativo de ese país, con lo que enriquecen su formación. Eugenia Reiche de Muñoz, directora técnico guatemalteca del Colegio Julio Verne, cuenta que, los alumnos aprenden a acoger a los demás sin importar de dónde procedan. “Hemos tenido visitas de Haití y otros países, y hemos podido observar que los niños han aprendido a vivir bajo la concepción de aceptar al otro con sus diferencias. Para ellos es normal la mezcla de razas o religiones. Hay mucho respeto. No hay discriminación”, recalca.
Sobre la cultura, considera que para ellos es una ganancia formarse bajo el principio educativo francés y la filosofía de la educación francesa, destinada a desarrollar personas pensantes, que constantemente recurran al análisis y la reflexión. Contrario al sistema guatemalteco que no evoluciona y sigue siendo memorístico. “Hay diferencias profundas”, asiente.
Julio Verne es un colegio privado guatemalteco y una escuela pública francesa. “Aquí los niños aprenden a leer y a escribir en francés, no en español, porque es un ejercicio mental codificado. En tercer grado de primaria comienza el aprendizaje del idioma inglés, y en los últimos grados cuentan con la posibilidad de aprender latín y alemán. Esta es una educación que ha permanecido en el país durante medio siglo, pues están próximos a cumplir 50 años. En 2016 fueron distinguidos con la Orden del Quetzal.
El ciclo escolar que los rige es el francés, que va de septiembre a junio. Las vacaciones son de julio a agosto. A decir de Reiche, esto no les afecta, porque están en el colegio desde muy pequeños y de forma natural absorben la cultura. A la vez advierte que, “cuando un padre inscribe a sus hijos en un colegio bicultural, debe tener la conciencia clara de aportarle más de lo que debiera si los inscribiera en un colegio guatemalteco, en el que en ningún momento van a perder contacto con la cultura y el idioma nativo”.
Agrega que, “preservar la cultura del país no es un elemento que se puede dar como responsabilidad escolar, porque la familia es la encargada de darle valores al niño, según su filosofía de vida, y el colegio es el que los forma en ciudadanía”. Porque, es un hecho que cuando los alumnos reciben conocimientos de otra realidad cultural, en este caso la francesa, se enriquece su formación.
Por su parte, la coordinadora de comunicación del Colegio Alemán, Lisa Beck, comenta que para ellos lo importante es que el alumno mantenga un equilibrio entre ambas culturas. Este colegio nació hace más de cien años, y cuenta con más de 50 de estar ubicado en la zona 11 capitalina.
Lisa Bech, coordinadora de Comunicación del Colegio Alemán.
En el Colegio Alemán los niños comienzan desde los 5 años a aprender el idioma extranjero como idioma materno. “Los niños tienen maestros alemanes y guatemaltecos, así aprenden de ambas culturas y tradiciones”, dice Beck. Como ejemplo de las actividades que refieren a la cultura alemana, menciona la celebración del Día de Europa, la que comparten con otros colegios de cultura extranjera. El “Maintainz” es la danza de mayo, en donde los niños visten trajes típicos con muchas flores en la cabeza y bailan sosteniendo listones en las manos.
Beck dice que, en las festividades siempre hay comida guatemalteca y alemana.
La directora de preprimaria, Brigitte Rodríguez, comenta que ellos trabajan con el ciclo escolar guatemalteco y que para el ingreso, invitan a los niños a tres días de observación, en donde los postulantes deben realizar actividades junto con sus padres. “Nos dimos cuenta que solo el trabajo en conjunto puede dar los resultados esperados en el desarrollo de los niños. Por eso, en esos días también hay tareas para los padres”, cuenta a GERENCIA .
Rodríguez está convencida de que sí es posible fusionar dos culturas y que ambas permanezcan en la formación de los niños. De la alemana y la pedagogía infantil, dice que constantemente ha evolucionado, y eso les permite apartarse de los programas en donde todo es repetitivo y memorístico. “Cuando los niños aprenden algo en el Colegio Alemán, lo conocen, lo tocan, lo experimentan y, de esta forma, aprenden mucho más y no lo olvidan. Por ello, los resultados de aprendizaje son mucho más altos”, afirma.
Los niños del Colegio Alemán festejan cada año el Día de Europa.
La directora dice que uno de los métodos que prevalecen en el colegio, es hacer que los niños busquen sus propias soluciones. “Se hace una pregunta y el niño es quien encuentra el camino adecuado para llegar a la respuesta y solucionar el problema. Por eso, jamás lo olvida. Y eso significa, darle más libertad y espacio para que pueda investigar”, explica.
Los actos cívicos del Colegio Alemán son una mezcla de ambas culturas. Según dice Rodríguez, “los niños de origen y de corazón son guatemaltecos. Pero, como la cultura alemana también viene a enriquecerlos, también pueden llegar a tenerla en el corazón”. Agrega que nunca ha visto a tanto niño que se sepa y cante el himno de Alemania como lo hacen aquí, pero también el de Guatemala.
Hay otros elementos que se aprenden en el Colegio Alemán, por ejemplo, el Día del Niño del año anterior, los alumnos regalaron un libro a otros niños necesitados de un hospital para tratamientos de cáncer. Y estas son actividades que traspasan las culturas, son aspectos humanos con los que el individuo debe crecer.
De cualquier forma, ir a un colegio francés, alemán o de cualquier otra nacionalidad, no los convierte en pequeños extranjeros aislados de la comunidad en la que viven. Porque las raíces familiares y culturales nunca se pierden. Desde el punto de vista académico, los colegios con cultura foránea son una opción positiva para quienes coyunturalmente están en el país y para quienes sus padres deseen formarlos en otro idioma y bajo un modelo educativo y cultural diferente.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt