Thatiana Mata, corredora y representante de Marathon Guate.
Francisco Piedrasanta, organizador de la Maya Maratón.
“Aquel día, sin ninguna razón en particular, decidí salir a correr. Corrí hasta el final del camino, y cuando llegué, pensé que tal vez podía correr hasta el final del pueblo”, esta frase de la película Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) refleja lo que piensan muchas personas que a lo largo de los 52 fines de semana participan en las carreras organizadas con fines benéficos o de mercadeo.
Aunque no hay un dato exacto, Thatiana Mata, corredora y representante de Marathon Guate, una empresa que se dedica a organizar o apoyar de diversas formas la realización de carreras y maratones, calcula que solo en ciudad de Guatemala unas 200 carreras se conocen y tienen participación considerable de 2 o 3 mil personas.
Movilizarse utilizando las piernas, ya sea caminando, trotando o corriendo es la forma natural en la que la mayoría de los seres humanos llegan de un punto a otro. Por lo que hacerlo no debería tener complicaciones, señala Mata. Sin embargo, el estilo de vida cada vez más sedentario, las contracturas musculares y las malas posturas al caminar o al sentarse hacen que para correr sea necesario tener una preparación previa.
No se trata solamente de empezar a correr, sin preparación, calentamiento, ni estiramientos, dice Francisco Piedrasanta, organizador de la Maya Maratón, especialista en medicina deportiva y corredor durante 52 años. Para empezar a correr no importa la edad, pero sí el primer paso que es preparar el pie y el tobillo y “no correr con el pie tieso”, cuidar el paso porque si no el resto del cuerpo estará igual, inflexible y se darán zancadas cortas que exigirán mayor esfuerzo en la carrera y generará mayor desgaste.
Además, se debe tener en cuenta que es mejor correr en grama, tierra o terracería, ya que el asfalto, el concreto y el cemento son muy duros para correr y por cada paso que da en estas superficies el peso de la persona se triplica señala Piedrasanta. Para correr es necesario primero aprender a caminar correcta y coordinadamente, afirma Piedrasanta de forma contundente. Si no hay una adecuada preparación de los pies y de los músculos puede haber problemas en las rodillas, en la pelvis y en la cadera, afirman ambos entrevistados. Uno mira a la gente corriendo en las carreras con vendas, espinilleras, tobilleras, y no debería ser así. Eso, probablemente, lo que está haciendo es incrementar un problema en el cuerpo. La carrera lesiona cuando uno no aprende, afirma.
Piedrasanta tiene en su haber, además de la experiencia, el conocimiento y las medallas que adornan su clínica, 130 mil kilómetros recorridos; es decir, una distancia similar a 2.5 veces la circunferencia de la Tierra en el ecuador. Actualmente, gracias al patrocinio recibido, coordina un grupo de entrenamiento en el que participan principiantes, intermedios y avanzados. Con este grupo mantienen una rutina de dos horas en las que combinan trote, estiramiento, salto diverso y ejercicios para fortalecer el cuerpo y generar resistencia. A diferencia de otros grupos de entrenamiento, “en este no solo se corre porque con eso no se mejora la resistencia”.
El experto señala que durante esas dos horas observa a los participantes y les da seguimiento personalizado. Ambos coinciden en que la carrera debe complementarse con otros ejercicios.
Piedrasanta recomienda que para empezar a correr se debe mejorar la alimentación, la hidratación y hacerse un chequeo general, a fin de saber cómo está la persona en cuanto a la presión arterial, el corazón y los riñones, entre otros.
Mata coincide en que es necesario hacerse una evaluación general, pruebas de esfuerzo y electrocardiograma. Y recomienda que, antes de la carrera se deben consumir carbohidratos e hidratarse; durante la carrera, debido a que se pierden minerales, se debe tomar agua y bebidas especializadas que ayuden a recuperar los minerales perdidos y a nivelar el azúcar, los electrólitos y el potasio, y, después de la carrera, es deseable consumir proteína vegetal o animal. Piedrasanta señala que lo más importante es poner atención y estar consciente de las señales que envía el cuerpo, parar y descansar.
Los estudios de género para hombres, o masculinidades, señalan que desde una perspectiva machista los hombres se perciben como invencibles y no vulnerables a enfermedades o golpes y que el cuerpo se ve como una realidad distinta y ajena, por lo que poner atención a las señales del cuerpo podría ser más difícil para los hombres que para las mujeres. Pero, no hacerse chequeos previos puede acelerar deficiencias o crear nuevos problemas de salud.
Mata y Piedrasanta están de acuerdo no solo en contar la historia de personas que han muerto en la carrera de los 21k de la ciudad de Guatemala, sino en afirmar que este es un hecho que puede pasar en cualquier carrera, y que cualquier persona puede morir por exponer al cuerpo a un esfuerzo mayor, porque se aceleran algunos procesos. De hecho es en esa carrera, relata Mata, en donde más personas atienden los bomberos debido a que corren sin prepararse. Piedrasanta no recomienda correr “ultras” porque son desgastantes y degenerativas.
Piedrasanta señala también que un error común entre quienes practican la carrera es ignorar que para correr una maratón, la persona debería empezar a prepararse a los ocho o diez años. Mata confirma que hay personas que al año ya quieren pasar de 0 kilómetros a una maratón (42 kilómetros). Piedrasanta recomienda que a cada atleta se le enseñe como primer meta a correr 5 kilómetros durante dos meses porque todo se adapta rápido, los músculos, pulmones, pero lo que no se adapta en menos de 18 meses son los sistemas óseos, por eso es que hay que ir aumentando de forma paulatina.
Después hay que enseñar a correr diez kilómetros y eso llevará 3 meses para hacerlo bien, pero se deben correr todo el año carreras de diez y después durante otro año se deben correr carreras de 21 kilómetros. Es un proceso largo pero lo importante es que la gente corra para toda la vida, enfatiza Piedrasanta. “He visto a niños correr en medias maratones y les digo a ellos y a los padres que no corran eso. ¿Qué se espera de esos niños después? van a vomitar a la carrera”, advierte.
Niñas y niños de 8 años deben correr carreras de 2 kilómetros, o de 10 años una de 4 kilómetros y alguien de 14, 5 kilómetros, pero no más, señala. Añade que a la clínica llegan pacientes con lesiones en las rodillas, porque “corren a lo loco”. Agrega que, “da tristeza ver patojos que han mejorado sus tiempos, que corren más pero que ya llevan tres
operaciones, y después de una operación uno ya no queda igual”. Es lamentable que tampoco respeten los tiempos de descanso y reposo.
La carrera es un deporte barato para el que no se necesitan muchos implementos. Además, para Piedrasanta, aunque no es un deporte completo reconoce que es un médico de medicina preventiva gratis, porque fortalece los sistemas: circulatorio, urinario y respiratorio, fortalece los huesos, los músculos y es un buen aliado para la salud mental.
Además, por medio de la carrera la persona aprende a enfocarse, a ponerse metas y a mejorar su estilo de vida. Mata dice que, correr da más energía, fortalece el corazón, ayuda a prevenir la diabetes y el impacto hace que los huesos se pongan más duros. Ambos corredores coinciden en que no se recomienda correr tanto ni correr todos los días, sino en rutinas creativas de ejercicio que combinen velocidad, potencia, ritmo, equilibrio, estiramiento agilidad y resistencia, asesorados por un entrenador.
Tampoco es recomendable, dice Mata, correr escuchando música sino enfocar todos sus sentidos en la carrera. De igual manera después de una carrera fuerte un fin de semana se recomienda un tiempo de reposo. Piedrasanta señala que, “tarde o temprano la gente culta, sabia y educada tenía que correr, porque estamos hechos para eso”, y añade que los mejores beneficios de la carrera son alegría, paz, salud y rejuvenecimiento.
Roberto Samayoa
Periodista
Revista GERENCIA
gileana@agg.org.gt