Importancia de la participación ciudadana en el proceso cívico
A las puertas de las Elecciones 2015
Tras treinta años de la democratización del sistema político y el abandono de los gobiernos militares, quedan grandes desafíos por abordar y problemáticas por resolver dentro del Estado de Guatemala. La consolidación de la democracia es un proyecto que necesita de la participación multisectorial de la sociedad. Este requisito es fundamental para la formulación de propuestas y leyes de beneficio común, que procuren la reducción de la pobreza y que promuevan un ambiente propicio para el crecimiento y el desarrollo económico.
Geográficamente el territorio se encuentra dividido en 22 departamentos, que contienen 360 microclimas que diversifican y enriquecen las formas de producción. Asimismo, Guatemala goza de una diversidad demográfica y cultural. Es un país de más de 15 millones de habitantes, existen 23 etnias y se hablan 24 lenguas. Esta diversidad demográfica contiene a su vez una complejidad de posturas y opiniones sobre políticas y asuntos sociales.
El rol de la multiculturalidad y pluricultural de la sociedad guatemalteca ha sido objeto de diversas posturas. Por un lado están quienes lo ven como una ventaja comparativa y, por otro, aquellos que lo perciben como una limitante al desarrollo. A pesar de la contrariedad de opiniones, la diversidad cultural es una característica innata del pueblo de Guatemala, la que debe maximizarse para el éxito del régimen democrático republicano que tenemos.
El proceso de participación ciudadana se concreta cuando los ciudadanos lideran acciones y proyectos
Lograr el consenso de una población tan diversa es un reto de grandes proporciones, sin embargo el enriquecimiento de los sistemas de participación ciudadana es pieza fundamental de este proceso. En especial con la coyuntura que atraviesa el Estado, esta situación, dicho sea de paso, ha sido un catalizador para motivar el interés y la participación de las personas.
No obstante el interés, el proceso de participación ciudadana se concreta en el momento en que la participación se vuelve efectiva. Es decir, cuando las aportaciones de los ciudadanos se traducen en acciones y proyectos.
Para alcanzar este punto es necesario consolidar un andamiaje de condiciones que favorezcan la participación multisectorial de la sociedad en un entorno de diálogo e igualdad de condiciones. En este sentido se deben evitar los problemas de información asimétrica, ninguno de los participantes debería de gozar de información privilegiada que le permita tomar alguna ventaja.
La socialización de la información es clave, debe ajustarse a las características de los grupos interesados. El sector académico es por excelencia el encargado de organizar espacios de diálogo y comunicación, y de fomentar el razonamiento crítico y el debate de ideas en una atmósfera de respeto y objetividad.
Asimismo, la publicación de información por los diferentes medios de comunicación es esencial para alcanzar públicos más numerosos. Los medios tradicionales de televisión y radio difunden información editada en informativos y programas dedicados al análisis desde diferentes puntos de vista. En tanto que los medios escritos han encontrado en las redes sociales una plataforma actualizada para difundir sus ideas.
A nivel de gobernanza local, la correcta implementación de mesas de trabajo es de vital importancia para la participación ciudadana. En ellas se analizan problemáticas a partir de reunir la información posible y se exponen las posturas de diferentes sectores con el objeto de tomar en cuenta los distintos puntos de vista y llegar a acuerdos que tiendan a satisfacer las necesidades de la población.
La máxima expresión de la participación ciudadana se encuentra en los procesos de elección popular. El proceso electoral, la fiesta cívica por excelencia, es la ocasión donde los ciudadanos en el uso de sus derechos escogen de forma libre a las autoridades cuyo proyecto de nación satisface de mejor manera las necesidades sociales.
Es un punto de consenso, resultado del proceso electoral, donde se hacen manifiestas actividades de participación ciudadana y difusión de información como las mencionadas.
No obstante, una participación ciudadana mal encausada puede repercutir en un escenario propicio para movimientos populistas. Estos generalmente son el resultado del consenso en torno a problemas socioeconómicos, que encuentran solución en las propuestas de un candidato oportunista que aprovecha la situación.
Para optimizar el carácter participativo durante el presente proceso electoral, los mecanismos de participación social deben de ser proyectados desde una base fundamentada en la objetividad desde distintas plataformas y áreas de trabajo. De esa forma, la participación ciudadana será una herramienta eficiente de la consolidación democrática.
La participación ciudadana en los procesos electorales y en la política en general debe enmarcarse en un conjunto de reglas claras, simples y severamente aplicadas. Solo de esta manera se evita la pérdida de confianza en los procesos y de la legitimidad del sistema político como un todo. La participación ciudadana no debe entenderse como un populismo desenfrenado. Recordemos que la historia dicta una lección política clara: las democracias no perduran. Por eso, el mundo Occidental ha apostado correctamente por fundar repúblicas, con elementos democráticos en donde participa la población votante, bajo ciertas reglas que regulan quienes pueden participar en las elecciones, ciudadanos, de cierta edad, en qué momentos del tiempo, las fechas límites para registrarse para votar, el lugar donde le toca votar, etc.
El populismo es una real amenaza a la democracia republicana, y Guatemala debe estar vigilante ante esta ella. El país posee todos los elementos para constituir la tormenta perfecta en cuanto a ser sujeta a un movimiento populista tipo chavista: una población mayoritariamente pobre, ignorante, con grupos organizados con la intención manifiesta de agudizar el resentimiento de los pobres hacia los no pobres, los indígenas a los ladinos, etc.
Para librarnos de estos problemas, Guatemala necesita de instituciones políticas fuertes, autónomas con respecto a intereses privados ocultos, transparentes, eficientes y funcionales. Es para eso que celebramos elecciones y la participación ciudadana.
Nicholas Virzi
Carlos Vásquez
Colaboradores
Revista GERENCIA
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