Mujer de lucha, en todo sentido
Trabajar hasta el agotamiento y caer rendida por la noche para no pensar en sus dramas, fue la terapia que por años practicó Nineth Varenca Montenegro Cottom. Pero aún con todos sus problemas, nunca se rindió. Esta mujer, de 58 años, ahora tiene dos décadas de ser diputada y, por si fuera poco, de ser considerada una de las más activas legisladoras de Guatemala, principalmente en el tema de la fiscalización, poniendo el dedo en la llaga de casos de corrupción de alto talante.
Su vida se complicó desde nacida, primero sin padres y luego sin esposo. “Soy producto de una paternidad y maternidad irresponsable”, dice sin tapujos, cuando se refiere a un tema del que normalmente prefiere no hablar. Fue su abuela paterna quien se hizo cargo de ella en la colonia El Maestro, de la zona 15 capitalina. Sin embargo, eso nunca fue obstáculo para que se esforzara por crecer en todo sentido. Se graduó en el Instituto Normal Central para Señoritas Belén y una vez hecha maestra, tuvo que buscar un trabajo y conseguir una beca en la universidad para poder continuar con sus estudios de derecho.
En la universidad conoce “al amor de su vida”, Fernando García, con quien termina contrayendo matrimonio. De esa Mujer de lucha, en todo sentido Llegar a diputada no fue fácil. Pero lograrlo le demuestra a muchos que, aun cuando la vida ponga obstáculos, siempre es posible superarlos Nineth Montenegro, diputada de Encuentro por Guatemala. Unión nace Alejandra, su primogénita, ahora abogada y diputada al Parlamento Centroamericano. Pero su felicidad no duró mucho. En 1984, Fernando es secuestrado y desaparecido.
Montenegro vivió 10 años intensos de lucha buscándolo. “No era nada ideológico, como muchos dicen. Solo era la necesidad de encontrar al hombre que me hizo sentir realizada y me dio la familia que me faltó de niña”, asegura. Esa necesidad la hizo enfrentarse a gobiernos, militares y fuerzas que, entonces, sembraban pánico en este país y se deshacían de quienes estorbaban sus propósitos.
Durante los años de búsqueda de su esposo, Nineth, como todos le llaman, conoce a Mario Polanco, ahora dirigente del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), que ella fundó, con quien luego hace pareja y de cuya relación nace su segunda hija, Andrea, quien este año cierra la carrera de derecho.
En 1996, Montenegro decide poner oídos a lo que muchos le decía. “Me gritaban que en las calles no iba a solucionar nada. Que participara en la política partidista y desde allí empujara transformaciones”, y eso hice, cuenta. Así nace su primer proyecto, el Frente Democrático Nueva Guatemala que luego se convierte en Encuentro por Guatemala, un partido que de dos diputados ha crecido a 7, con expectativas de ser aún más grande.
Su pasado no es el mejor, pero si ejemplar. “Mi vida demuestra que cualquier problema es superable y que no por vivir en condiciones incómodas se debe recurrir a soluciones como involucrarse en pandillas”, dice orgullosa la diputada, que está a punto de convertirse en abuela por segunda ocasión.
Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
cmoralesmonzon@yahoo.com