En el hecho está la trampa
La inmediatez y gratuidad de la información conspiran contra la verdad noticiosa
En enero de 2013, el diario español El País -el de mayor tiraje en español- publicó en portada una foto en la que se veía al líder venezolano Hugo Chávez entubado en un hospital cubano durante el tratamiento del cáncer que acabaría con su vida dos meses después. La imagen, proporcionada por la agencia de prensa GtresOnline, fue retirada al cabo de pocas horas por el propio periódico, tras saberse que el retratado no era Chávez, sino alguien que se le parecía.
En 1998, en la revista científica The Lancet se relacionaba al autismo con la triple vacuna vírica: sarampión, rubeola y paperas. Tras una exhaustiva investigación se descubrió que el autor del artículo, Andrew Wakefield, había falseado los datos.
Estos son solo dos ejemplos más o menos recientes del uso de noticias falsas -fake news- para lanzar información falsa, no totalmente cierta o completamente tergiversada, de algún suceso de cualquier índole.
El asunto es que si bien noticias de este tipo se practican desde tiempos antiguos -fue una treta empleada abundantemente por el faraón egipcio Ramsés II trece siglos antes de Cristo para dar mayor realce a sus victorias militares- adquieren en la actualidad mayor peso por la velocidad a que pueden ser enviadas gracias a la Internet, y a la enorme cantidad de personas a la que llegan, debido a las redes sociales.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista española de divulgación científica Muy Interesante por la periodista Sarah Romero, un equipo de investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha podido confirmar científicamente que las noticias falsas se extienden mucho más rápido que las verdaderas o reales.
“Mientras que la verdad rara vez se difunde a más de 1.000 personas, el 1% de las noticias falsas más virales se difunde rutinariamente entre 1.000 y 100.000 personas”, afirman los expertos del MIT Sinan Aral, Soroush Vosoughi y Deb Roy, en una entrevista con la revista Science, citada por Romero.
En internet lo que importa para obtener ganancias
son los clicks o el tráfico de las visitas
Descubrieron que las noticias falsas inspiraban mayor sorpresa y disgusto, mientras que las verdaderas tenían más probabilidades de encontrarse con un sentimiento de tristeza, anticipación o confianza. Las noticias falsas pueden tener objetivos distintos, de carácter político o ideológico, pero casi con todas se puede ganar dinero, porque en Internet lo que importa para obtener ganancias es el tráfico, las visitas o los clicks, aseveran los expertos, con lo que la veracidad con que se trate una información pasa a segundo plano.
“El retorno económico es mayor para las fake news que para las noticias contrastadas por periodistas y por medios de comunicación”, afirma al periodista Marc Amorós, autor del libro “Fake news: la verdad de las noticias falsas”, en una entrevista con el portal Un (code) café en junio de 2018.
¿Cómo podemos detectar una fake news?
De acuerdo con la página web de la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), en una nota publicada en marzo de 2019, para poder distinguir cuando una noticia es falsa, es necesario hacerse una serie de preguntas:
• Siga su instinto: ¿la noticia le resulta sospechosa? ¿Es demasiado oportuna para ser cierta?
• Chequee la fuente: ¿de dónde procede esta noticia? Si no la puede confirmar, desconfíe.
• Verifique el autor: ¿quién firma la noticia que está leyendo? ¿No hay firma? Investigue el perfil del autor en Twitter, Facebook o Instagram.
• Medio de la noticia: la cuenta que ha publicado la noticia en redes sociales, ¿es una cuenta reconocida? ¿O es una cuenta de la que nunca había oído hablar? Infórmese.
• Errores ortográficos: ¿la noticia contiene errores ortográficos? Si los tiene, sospeche.
La inmediatez que ahora se exige a los periodistas para publicar notas va en detrimento de la comprobación o veracidad de estas, además que ese efecto incide directamente en las mayores ganancias que se obtienen al conseguir likes o clicks, independientemente de si la noticia sea cierta o no. Incluso, numerosos medios en la actualidad sacrifican veracidad o comprobación a cambio de los ansiados likes, lo que afecta la credibilidad de esas empresas de comunicación o de cada periodista en particular.
La gratuidad de la información en la red es otro factor que conspira contra la calidad de la noticia, que cuanto más difícil conseguir, más cara resulta.
“Por eso, (los medios) están obligados a incorporar a su circuito informativo determinadas noticias y contenidos que apenas tienen otro sentido que el de generar tráfico. Esta necesidad constante de tráfico para generar ingreso es un coladero de noticias falsas”, sentencia Amorós.