En tiempos de crisis, el teletrabajo es un aliado
El home office le ayuda a mantener la productividad sin exponer la salud de los colaboradores
Hay dos temas que son una realidad en Guatemala, que el virus COVID-19 nos ha alcanzado y que la productividad no se puede detener; pues, tanto las empresas como los hogares deben seguir subsistiendo. Por ello, el teletrabajo se ha convertido en un aliado para muchas empresas. Revista GERENCIA le comparte algunas recomendaciones, para que el trabajar desde casa no sea una medida improvisada, sino una estrategia que dé los mismos o similares resultados a los obtenidos en las oficinas.
El teletrabajo, una tendencia que se populariza
Si hace unos días ya se consideraba imprescindible que los gerentes fueran innovadores, apasionados, flexibles, visionarios y de una mentalidad abierta, según el blog del empresario, bloguero y docente, Javier Díaz, ahora, con la llegada del coronavirus se acentúa la necesidad de poseer estas cualidades.
El blog decía que, los gerentes deben ser “arriesgados y adaptarse fácilmente a situaciones nuevas y desconocidas”. Por lo que, esta crisis debe verse como una oportunidad para implementar nuevas formas de trabajo, como el home office, teletrabajo o trabajo en casa. Lo que demanda un cambio de mentalidad, cultural, organizativo y tecnológico bien manejado, para que la medida sea un éxito que beneficie tanto a los trabajadores como a las empresas y no el comienzo de un fracaso.
Desde el punto de vista de Díaz, los gerentes “no temen a descubrir nuevos caminos y formas para hacer las cosas”, y esas cualidades son vitales para delegar y permitir que los trabajadores aprovechen las ventajas del home office, que implica desarrollar un estilo de trabajo propio y al reloj del cuerpo.
Independientemente del virus que se ha propagado por el mundo, el home office es una realidad y una tendencia que va en crecimiento a nivel mundial, aunque en unos países más que en otros. Y esto se debe a las francas ventajas que ofrece y a la necesidad de hacer frente a los problemas del día a día, como el tránsito que con el paso del tiempo se agudiza mucho más.
Para las empresas es positivo este sistema, porque ofrece reducción de costos mediante el ahorro en energía y mantenimiento, y porque desaparece el absentismo laboral. Para los colaboradores, los beneficios tampoco se hacen esperar, entre ellos, no invertir tiempo, dinero y energías en desplazarse a sus puestos de trabajo o ahorrar en alimentos fuera de casa, reducir sus niveles de estrés, no exponerse al vandalismo que impera en las calles o disminuir las posibilidades de contagio de enfermedades, y estos son solo algunos beneficios que mejoran la calidad de vida de los trabajadores.
La gran benefactora del trabajo en casa ha sido la tecnología, ya que se ha encargado de acortar las distancias y resolver los problemas a una velocidad antes impensable. En la actualidad, las conexiones, los dispositivos móviles y el internet son los que permiten que las comunicaciones sean inmediatas desde cualquier parte del mundo.
Cambio cultural
Es de resaltar que el home office demanda confianza entre ambas partes, lo que implica un alto grado de responsabilidad y madurez por parte de los trabajadores, quienes bajo esta modalidad de empleo se ven obligados a convertirse en personas más organizadas y autónomas para ser exitosas. Y es que, si logran asumir este sistema como un estilo de vida pueden obtener mayor productividad, pues no desarrollarán la ansiedad que conlleva sumergirse todos los días al tránsito, entre otros distractores.
En México, el home office se convirtió en propuesta parlamentaria hace unos meses, pues la congresista Lyndiana Bugarín Cortés, del Partido Verde, propuso que este fuera obligatorio, al menos un día a la semana, así también los horarios flexibles de entrada y salida de la oficina, según se lee en ebizlatam.com.
Su justificación iba más allá de situaciones inesperadas, como el coronavirus. Explicaba que, si una persona tardaba una hora con 21 minutos en desplazarse, a la semana contaría con 16 horas perdidas. Y eso en el mejor de los casos, porque en Guatemala cada vez es más complicado y tardado transitar a cualquier hora del día, y más aún en los horarios entrada y salida de los trabajadores, en donde los tiempos de retorno a casa para varios sectores de la ciudad capital sobrepasan las dos horas.
De este tipo de iniciativas han surgido otras como el workshifting, que es “un estilo móvil en el que el trabajo se traslada a horarios, ubicaciones y recursos óptimos para realizar las tareas habituales”, esto según el blog “Mi carrera laboral”, quien afirma que las organizaciones cada vez más están reconociendo que dar a los colaboradores la capacidad de trabajar desde cualquier lado beneficia a ambas partes.
Los expertos insisten en que el home office es un tema cultural y de confianza. Por ello, en Guatemala crece tímidamente, porque muchos gerentes consideran que los colaboradores son más productivos solo si están en las oficinas. Sin embargo, situaciones de crisis como la que se está viviendo a nivel mundial, obligan a desarrollar este tema como una medida de protección para los colaboradores, que a la larga podría demostrar que el trabajo en casa funciona, pues hoy en día existen métricas para comprobar su efectividad.
En cuanto a los contras, advierte Thomas Allier, CEO de Viajala, en el sitio Entrepreneur, el home office hace que se descuiden las relaciones interpersonales, debilita el contacto con los clientes, no fomenta el trabajo en equipo y descarta la posibilidad de aquellos negocios que surgen espontáneamente en los espacios comunes. Pero, con la propagación de este virus se trata precisamente de ello, de disminuir el contacto social para minimizar las posibilidades de contagio, además hay formas de evitar estos efectos.
Por ejemplo, en tiempos normales se recomienda salir a darse un respiro. No es sano desayunar en casa, trabajar en casa, almorzar en casa, tomar un café en casa, resolver todo por teléfono o en el computador en casa. Hay que salir a ver la luz del sol, dar un paseo en bicicleta o caminar.
Cuando pueda, cambie de ambiente, un café internet, bibliotecas públicas y espacios para coworking, para evitar la sensación de aislamiento.
Otra advertencia que hace el experto es disponer de un espacio cómodo en la casa, con wifi, una silla y mesa funcionales, con material de oficina, agua y snacks. Estarse levantando por cosas, sin duda, afecta el rendimiento. Además, el lugar debe estar limpio con las cosas en su lugar.
Así también, se debe cuidar la concentración, no se trata de sustituir lo que no le gusta, como las reuniones a toda hora, los teléfonos timbrando, las conversaciones en alto tono, por el sofá, el celular, la mascota o el Netflix.
Al finalizar el día, se sugiere separar lo urgente de lo que no lo es y desconectarse. El hecho de que haya tenido un día productivo no significa que lo alargue; pues, tan necesaria es la disciplina para comenzar el día, como para terminarlo. De lo contrario, sin darse cuenta acabará exhausto como si hubiera vivido el tormento del tránsito, o como si hubiera pasado todo el día en la oficina y trabajado más de la cuenta. Recuerde que se trata de reducir el estrés y a la vez ser productivo.
Para finalizar, Cynthia Johnson, una invitada de Entreprenuer, considera que a través del trabajo flexible se puede atraer y conservar al mejor personal. Para ella, el teletrabajo hace colaboradores más productivos y felices, y sin tener que pagar por suministros de oficina, snacks o café. Por otro lado, se puede contratar a los mejores dondequiera que estén, y esto sin duda aumentará la lealtad de los colaboradores.
Por lo que, entre más rápido se adapten empresarios y trabajadores, más rápido se desarrollará esta cultura de beneficio para ambas partes. Allier lo invita a que, “aunque no salga de casa debe establecer horarios, independientemente de que bañarse, vestirse, desayunar y trasladarse se hagan al nada más encender la computadora.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt