AGG galardona el liderazgo en la industria panificadora
Y la participación de Beneitez de Paiz en las asociaciones gremiales del país
La Gerente del Año 2018 es hija de padres españoles, y de ellos aprendió el negocio de la panadería, pues su niñez aconteció entre la mezcla de harinas, trigo, leche y mantequilla, y el aroma único del pan recién horneado. Es por ello, por lo que Connie Beneitez de Paiz afirma que es panadera de nacimiento.
Y es que, desde que se convirtió en Administradora de Empresas, en España, se dedicó de lleno al crecimiento del negocio de la familia, el que llegó a convertirse en la fábrica Panifresh, que hoy en día cuenta con más de 700 colaboradores y que exporta anualmente 3 mil contenedores de producto, para abastecer clientes como McDonald’s, Burger King, Taco Bell, Wendy’s y algunas marcas privadas, a quienes les fabrican producto de panadería y repostería en 22 países, que incluyen Centroamérica, México, Puerto Rico y Sudamérica.
¿Se puede decir que desde su niñez aprendió a amar el trabajo de sus padres?
Mis primeros recuerdos son en la panadería con mis papás, los dos trabajando. Cuando estaba chiquita nos ponían a empacar pan sándwich y de hamburguesa, sábados, domingos o vacaciones. Cuando estábamos más grandes nos ponían a cobrar en la caja o a atender la tienda. Toda la vida vimos a nuestros padres trabajar, y ese ejemplo nos sirvió a mi hermano y a mí para salir adelante.
¿Se preparó para trabajar en el negocio de la panadería?
Mi hermano y yo pensamos en salir a estudiar, él se fue primero; pero, los dos al regresar nos incorporamos a la panadería, porque cuando se crece en un negocio se le toma cariño. Además, mi mamá se quedó sola con el negocio al fallecer mi padre.
Cuando volvió a Guatemala, ¿cómo era la situación en el país?
Cuando regresamos de estudiar entró la globalización y entró muy fuerte Bimbo. Pasamos unos años muy duros para encontrar el nicho en donde podíamos competir. Logramos hacer la diferencia con el producto y la calidad, pero muchas panaderías cerraron o vendieron, fue muy difícil. Hubo años en que llegaba fin de mes y nos costaba pagar la planilla, pero siempre veíamos al futuro.
¿En esos años también vinieron sus compromisos de familia?
Bueno, yo comencé a salir con mi esposo cuando tenía 16 años. Él se fue a estudiar a Estados Unidos y yo a España, cuando regresamos nos casamos, después de un noviazgo de 8 años. Poco a poco Juan Carlos se fue incorporando en la panadería para ayudarme, hasta que se vino a trabajar de lleno. En el camino nacieron nuestros tres hijos, Alejandra, de 28 años, quien trabaja con nosotros y le encanta la panadería; José Ricardo de 25, quien está por graduarse de médico y Daniela, de 20 años, quien estudia ingeniería. Empresas así se hacen del cariño familiar.
¿Cómo fue para usted combinar casa, trabajo, hijos?
Al finalizar la jornada decía: “voy a mi otro trabajo”. Es cansado, pero satisfactorio. Y es que la mujer debe desarrollarse y hacer otras cosas diferentes, porque cuando los hijos se van, que es en la etapa en la que estoy yo, sería muy duro quedarse solos, sin hacer nada. Y no por fuerza hay que trabajar todo el tiempo, hay que seguirse desarrollando, estudiar algo, aunque sea un doble trabajo.
¿Cuál considera su mayor logro?
Cambiar la calidad del producto, adaptarnos a lo que venía y sin el dinero suficiente. Entramos a los supermercados, pusimos nuestras impulsadoras en góndolas y agarrar nuevamente el mercado. Estuvimos compitiendo con Bimbo -una empresa extraordinaria- por diez años, y eso nos obligó a sacar productos diferentes, a distribuir en El Salvador y Honduras.
Después, fue vender la marca y quedarnos produciendo para Bimbo. Además, desarrollar otras líneas de producto, como hamburguesa, english muffin y pie. Ahora, contamos con 10 líneas en Guatemala, 1 en Costa Rica, 1 en Panamá y 4 en Estados Unidos. Atendemos a clientes como McDonald’s, Burger King, Taco Bell y marcas privadas de supermercados, con las que producimos hot dog, muffin, wrap bread, tortillas, pie, pan, croissant, empanadas, panadería especializada, productos de pastelería y hasta galletas y comida para perro. Exportamos más de 3 mil contenedores al año y hemos crecido a 700 colaboradores. Mandamos producto a 22 países, entre ellos, Centroamérica, México, Puerto Rico y Sudamérica.
Sin duda, ¿la tecnología ha sido su gran aliada?
Cuando empezamos a producirle a los clientes especializados tuvimos que traer mucha tecnología, por la calidad que esas cadenas necesitan. Ahora toda la planta está tecnificada, se controla la temperatura de las masas, el tiempo de batido de masas, la cantidad de producto, todo el proceso y sus auditorías, hay máquinas que sacan 2 mil docenas en una hora.
¿Por qué comprar en Panifresh?
Porque nos dedicamos a fabricar calidad y contamos con la capacidad de ofrecer la misma calidad todos los días. Nuestra cadena de logística es muy buena, hacemos llegar el producto en el momento en que el cliente lo necesita. Si es necesario volamos el producto, porque es parte del servicio. Estamos todo el tiempo innovando, presentando productos nuevos y haciendo cosas diferentes. Y tenemos un equipo de trabajo que nos ha acompañado por más de 20 años, un excelente equipo de trabajo en donde también hay chicos nuevos que han entrado con mucha fuerza a promover cosas distintas.
Usted ha sido de las pocas mujeres que han liderado puestos en asociaciones gremiales
He logrado tener una voz en los negocios y en las cámaras. Las mujeres tenemos el camino un poco cuesta arriba, no solo por lo hijos, pero yo siempre tuve el apoyo de mis papás y de mi esposo. He trabajado en la Junta Directiva de Voces Vitales, fue presidenta de la Junta Directiva de la AGG, después entré a la Junta Directiva de CentraRSE, a la que aún pertenezco, y luego entré a la Junta Directiva de la Agexport, en donde soy vicepresidenta y represento para el CACIF la comisión de mujeres.
¿Qué viene para Connie Beneitez de Paiz?
Trabajar por un país diferente, más justo y sin desnutrición, es algo que me molesta mucho.
¿Qué les diría a las futuras generaciones del país?
Primero, que sueñen en grande. Segundo, que hay que trabajar porque las cosas no vienen de regalado. Por último, que no se olviden de su país, porque necesitamos sacarlo adelante.
Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
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