Al Ministerio de Educación le urge una transformación
Entrevista a Gabriel Biguria, Empresarios por la Educación
¿Cuál es el planteamiento del tipo de educación que debiera asumir el próximo gobierno para mejorar el sistema educativo y la calidad de educación que reciben los guatemaltecos?
Para comenzar es importante hacer la reflexión de que el sistema actual no resuelve las necesidades del Siglo XXI que enfrenta nuestra sociedad. No está teniendo ningún impacto positivo importante en la calidad educativa.
Tenemos que pensar en una transformación del sistema. Por ello, el nuevo gobierno debe asumir que al Ministerio de Educación le urge una transformación, pues es una entidad grande que se ha quedado rezagada en el tiempo, aun cuando tiene el presupuesto más alto de todo el gabinete de gobierno.
El problema quizás es que, aunque tiene el presupuesto más alto, un 2.9% del PIB, no existe un compromiso de mejora de la calidad educativa. Su crecimiento ha sido más como un producto de pactos colectivos y no por inversión para mejora del sistema.
Es importante mejorar la capacitación docente. Por eso hablamos de un nuevo pacto en la educación, porque estamos claros de la necesidad de mejorar los ingresos de los docentes, pero a través de sistemas que premien la meritocracia.
¿En qué niveles educativos está el problema?
En todos. Pero debe hacerse un trabajo de priorización. Tenemos que aprender a abordar las brechas que tenemos con el resto del mundo. Por ejemplo, se debe poner más atención a la preprimaria, un nivel donde los niños son esponjas y absorben más y mejor el conocimiento, pero aquí se tiene una cobertura de menos del 50 por ciento y no se ha hecho nada en los últimos años para mejorarla.
Y en la primaria hemos bajado a menos del 80 por ciento de cobertura, cuando hace solo 10 años estuvimos por arriba del 95 por ciento.
Abordar esas brechas requiere de recursos, hacer las cosas diferentes y de ser innovadores en la inversión de los recursos.
No podemos culpar totalmente al Ministerio de Educación. Creemos que como sociedad hemos fallado, pues no le hemos dado la importancia necesaria a la educación. Los padres de familia, en otros países, juegan un papel importante en la mejora de la calidad educativa, pues exigen y participan en la evolución de los modelos que se implementan.
Las pruebas de los graduandos nos han demostrado en los últimos años lo mal que estamos. La pregunta entonces es ¿en qué estamos mal para que nuestros estudiantes salgan tan mal preparados?
El problema es integral. Tenemos que promover la capacitación de nuestros docentes. Pero hay que hacer notar que los índices se disparan en áreas de pobreza. Entonces en esas áreas hay que hacer un trabajo extra, más integral. Hay que trabajar en la nutrición de los niños, para que ellos puedan absorber el conocimiento de manera adecuada, por ejemplo. Hay que trabajar en la motivación de los docentes. Ya no podemos estar amarrados a pactos colectivos que solo se centran en los salarios y no en la calidad de la educación. Vemos como se ha mejorado el ingreso del personal docente, pero la calidad sigue mala.
¿Cómo romper ese círculo vicioso? Porque si graduamos estudiantes con mala calidad, quiere decir que los docentes del futuro están mal preparados. ¿Qué hacer para que eso cambie?
Pues hay que trabajar en la mejora del personal docente, incentivando su trabajo a través de mejoras por meritocracia. Hay que pensar que, en la vida productiva de un docente, este tiene en sus manos la educación de alrededor de mil alumnos.