Apuesta por educar y formar ciudadanos democráticos

Para que el país se desarrolle es necesario impulsar la responsabilidad, elevar la autoestima y el sentimiento de competencia

El colegio Naleb’ fue fundado en enero de 1978. Poco a poco, empezó a integrar elementos clave de un gobierno. En la actualidad, niños, padres y maestros viven en democracia. Cuenta con 200 estudiantes y ofrece, como valor agregado, una formación ciudadana. Adentro del colegio hay un organismo ejecutivo, judicial y legislativo, un fiscal general, un procurador de derechos, un sistema de recaudación tributaria, prensa y una cooperativa.

La inquietud por educar bien y de una manera distinta llevó a su fundadora y directora, Rita Cabarrús de Vizcaíno, a crear valores en los estudiantes, desde pequeños. “Lo que necesita el país es dignidad, tomar consciencia del valor de la persona a través del diálogo. Autoestima, como fruto del afecto de las relaciones interpersonales y el respeto como un sentimiento esencial en el ejercicio del ciudadano. Esto es lo que no se ha hecho bien en el país, porque se piensa que la educación se trata solo de formar al trabajador, como un operador para las fábricas, pero el país necesita ciudadanos democráticos. La gran diferencia es que aquí creamos líderes que son capaces de dialogar y negociar”, afirmó la directora.

Naleb’ es una palabra q’eqchí que hace referencia a que los valores se aprenden en la práctica y por la fuerza de la repetición. El colegio se enfoca en el diálogo como un recurso vital para resolver las situaciones hablando. Según Cabarrús, la herramienta que el país necesita para combatir la violencia y mejorar los indicadores generales es la Ruta para la Formación Ciudadana (DAR), una metodología integral para promover el desarrollo y transformar personas en ciudadanos.

Estructura democrática

El Ministerio de Educación trabaja con un modelo de Gobierno Escolar, pero no es un programa completo, según la directora. Naleb’ trabajó en una declaración de principios, que permitió redactar una constitución y los constituyentes formaron el Congreso, quien nombró a un Tribunal Supremo Electoral.  Cada grado, al principio de año, elige un gobernador, dos representantes al Congreso, un juez, un abogado defensor, el recaudador de impuestos y un fiscal. Ellos se integran a los elegidos en otros grados. Los maestros los asesoran y crean las juntas directivas. El presidente del organismo ejecutivo es electo de manera popular. Votan todos, pero las presidencias de los organismos de Estado son para la secundaria. Los ministerios de agricultura, deportes, asuntos infantiles, finanzas, ecología, están adaptados a la realidad.

Dentro del horario, los estudiantes tienen un período semanal para la formación ciudadana y las juntas directivas mantienen sesiones dos veces al mes. Los estudiantes escriben sus discursos, entregan cuentas de manera transparente.  Además, todos los que forman parte del colegio deben pagar Q2 al mes, Q20 al año, con el objetivo de propiciar la responsabilidad de pagar impuestos.

El Gobierno instalado es un medio, no un n, el colegio no es un gobierno, es un recurso didáctico que utilizamos para formar ciudadanos, enfatiza Cabarrús.   Si una falta es grave y amerita una suspensión, eso no lo decide el Gobierno, ya que las funciones están bien divididas entre el funcionamiento formal del colegio con la ampliación y plataforma democrática. El Gobierno del colegio no posee ninguna administración legal o pedagógica. En un problema, dependiendo de la gravedad, o va a un juicio o a la Dirección.

Formación para la vida

Los egresados de Naleb’ son reconocidos por sus habilidades de diálogo y organización grupal.  De manera rápida se convierten en los líderes por su desenvolvimiento y características de negociación, aseguran maestros del colegio.  Los procesos democráticos se volvieron parte del sistema de la educación en Naleb’. Al principio los padres no creían que se pudiera corregir algo entre niños, pero el sistema judicial implementado es de carácter formativo y no punitivo, porque es un ambiente educativo y eso cambió la perspectiva.

El diálogo impactó en las familias de los estudiantes. Según Silvia Oliva, madre de dos estudiantes, la educación en Naleb’ cambió a su familia, porque sus hijos se desenvuelven bien y dialogan en cualquier conflicto, debido a que han participado en el gobierno desde los 11 años. “Esa experiencia los hace diferentes, se distinguen, saben resolver, organizar y buscan soluciones, destacan entre los demás. Ese tipo de educación, comparado con lo tradicional, es muy valiosa”, expresó Oliva.

[metaslider id=»6200″]

María Isabel Quezada, que cursa cuarto bachillerato y tiene 16 años, cree que pertenecer al gobierno le ha ayudado a confiar en sí misma. “Al saber que podemos desempeñar un cargo público nuestras expectativas crecen, podemos hacer más por nosotros y nuestras familias”.

Por su parte, a Ángel Muñoz, en tercero básico y presidente del Organismo Legislativo, el colegio le ha enseñado a organizarse y ser más responsable.  A sus 15 años, el diálogo le ha permitido resolver muchos problemas y ser mejor persona. La viceministra de Cultura, Natalia Rigalt, de 12 años y en quinto primaria, afirma que perdió el miedo de expresar su opinión. “Es una gran experiencia de aprendizaje. Me siento segura y respetada”.

El Liceo Javier es el primer colegio que ha integrado el método creado por Naleb’, mientras que la capacitación a maestros ha sido en San Juan Sacatepéquez, El Progreso y Chiquimula, entre otros.

El deseo de Cabarrús es que el modelo se pueda implementar en la región. “Estamos capacitando a los maestros desde el año 2000, y el DAR es nuestro aporte a Guatemala, porque queremos el desarrollo de los ciudadanos y del país”. Se necesita un cambio radical, abandonar las viejas costumbres y establecer nuevas prácticas, sustituir el silencio y el miedo por el diálogo y el afecto.

“La formación en diálogo y gobierno escolar es vital para reducir los índices de violencia y pobreza. Hay que edu- car a los más pequeños para la democracia, y lo puede hacer cualquier colegio o institución”, concluyó Cabarrús. La formación ciudadana debe ser una política de Estado. Es la única forma que nos puede llevar a un desarrollo integral y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Guillermo Ramírez
Periodista Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

También podría gustarte