Confiar para ganar
Al igual que los grandes entrenadores de fútbol confían en sus equipos, los gerentes deben permitir a sus colaboradores trabajar por sí mismos
El mundial Rusia 2018 está por comenzar. La acción tiene los ojos puestos en sus equipos favoritos y estos en los entrenadores, quienes trabajan para lograr que cada uno de sus integrantes ocupe el lugar preciso; es decir, aquel en el que pueden desempeñarse de mejor forma. Una vez alcanzada esa meta, el resto es hacer que todos se sientan uno y coordinen su talento para anotar goles y protegerse del contrincante. Ya dentro del campo, al entrenador le queda poco por hacer, quizás algún cambio o esperar el medio tiempo para brindar algunas directrices que fortalezcan el desempeño de los jugadores.
En las empresas, el escenario muchas veces cambia. El gerente, el líder, el gran responsable de la organización, quiere estar en la jugada siempre. Acaba de dar a conocer la estrategia, de delegar en sus directores tareas específicas, cuando nuevamente se le ve interviniendo, reorientando las acciones, queriendo hacer él mismo lo solicitado. Es como si siendo el coach, el entrenador, entrara sorpresivamente al campo, a correr tras la pelota, a lanzar el tiro de esquina o a jugar de portero para detener un gol.
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“Eso solo desgasta al gerente, lo convierte en un líder centralizador, que al final del día se quema y no ve los resultados esperados”, explica Danielle Pacheco, líder de la división de soluciones de FranklinCovey. Al contrario, hay que tener confianza y es, precisamente esa confianza, la que propicia el compromiso de los colaboradores y garantiza el éxito, añade Jessica García, client partner de FranklinCovey.
Ganar el mundial
Solo algunos futbolistas experimentarán este año la emoción de levantar con sus brazos la copa del mundial, lo harán por una razón: tienen clara la meta, siguen una estrategia, saben combinar el talento de cada integrante y poseen confianza en sí mismos. A esto se suma un elemento que Pep Guardiola considera fundamental: “dar libertad al jugador, salvo en los aspectos disciplinarios”.
Siguiendo esa analogía, en el mundo empresarial también se busca ganar. Para ello, corresponde a los líderes hacer que los objetivos y las estrategias sean ejecutadas. “Esto lo hacen quienes están abajo, por eso, tenemos que empoderarlos y brindarles las herramientas necesarias”, asevera Pacheco, quien añade que otro elemento fundamental es saber comunicar, mediante un lenguaje que resulte comprensible para todos.
Jessica García, client partner de FranklinCovey.
Otro reto es conseguir el compromiso de los colaboradores y para ello han de estar identificados con la organización y tener la posibilidad de rendir cuentas, no solo al líder, sino al equipo en general. “Allí se puede celebrar si se alcanzó la meta. Las personas se vuelven proactivas, piden y reciben ayuda. Se aprende a dar retroalimentación al equipo, ya no es el jefe, todos somos socios”, explica Pacheco.
Cada uno en su lugar
Si bien, todos los colaboradores son responsables de los resultados, corresponde al líder identi car en qué es bueno cada uno y saber colocarlo en el puesto donde puede dar más, donde va a sobresalir. Se trata de provocar que cada trabajador se desempeñe con pasión y relacione su trabajo con su plan de vida, con sus propósitos, sus metas y sueños.
En un equipo de fútbol, por ejemplo, a un jugador que es excelente como delantero, no lo van a poner como portero, menos si es bajo y no es hábil con las manos. “Como líder se debe saber identificar el talento. Además, si el líder está comprometido, todos se alinean”, dice Pacheco. No obstante, agrega, “si alguno no se adapta o no está motivado, se le puede dar coaching; pero si no se le ve compromiso, a él solito, como persona integral, se debe retirar. Hemos llegado a un nivel corporativo en donde las personas si no se adaptan a la cultura, eligen salirse”.
Romper paradigmas
Una persona puede pensar que no es buena para algo, pero el líder puede retarlo y apoyarlo para que rompa sus propios paradigmas, inspirándole confianza en sí mismo. “Esa persona que creyó en él, logará resultados magníficos, exponenciales, eso es ser líder”, comenta García, quien agrega que en la actualidad un líder no busca seguidores, sino formar líderes, para que cada uno brille en su puesto, sean los mejores y den la milla extra. En el mundo futbolístico esto es común, es lo que Bill Beswick, entrenador y psicólogo deportivo, llama “inculcar en sus equipos una mentalidad ganadora”.
Danielle Pacheco, líder de la división de soluciones de FranklinCovey.
Para FranklinCovey el líder se compone de carácter y competencias. “El carácter se forma con la experiencia y con la personalidad, la cual se trae; las competencias son todo lo que uno aprende. Al combinar ambas se genera confianza”, explica Pacheco, quien añade: “cuando un líder puede clarificar la estrategia, alinear los sistemas, liderar el talento e inspirar, es un líder grandioso”.
Ser grandioso permite generar una cultura ganadora. “Esta se manifiesta al contar con colaboradores comprometidos, con clientes contentos, con desempeño superior sostenido, lo que hace que el incremento de los ingresos llegue por sí solo”, puntualiza Pacheco.
Y como bien dice el entrenador Joaquín Caparrós, “para todo en la vida, si no se tiene energía y pasión, apagas. El entrenador tiene que transmitir pasión y energía. Del fútbol no hay nada malo. Ni hasta los momentos que me han cesado. Ese fracaso está ahí y te tienes que preparar para el siguiente reto”.
Nancy Avendaño,
Colaboradora Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt.