Cuatro décadas de sabor chapín

En abril pasado, el restaurante Arrin Cuan cumplió 42 años de ofrecer deliciosos platos típicos en sus tres locales: Centro Histórico y zona 9 de la ciudad de Guatemala, y en La Antigua Guatemala

El olor de la comida guatemalteca inunda el ambiente. El aroma a maíz, carnes y salsas se mezcla en el aire, casi se adivina que las tortillas están en el comal y los tamalitos listos para acompañar el delicioso pepián que el mesero está a punto de llevar a la mesa ocho.

Numerosos elementos típicos guatemaltecos revisten las paredes, mientras la música de marimba clásica acompaña las conversaciones de los comensales. Así es el ambiente en el reconocido restaurante Arrin Cuan, que en idioma queqchí significa “aquí hay” o “aquí está”.

El reconocimiento de que goza este restaurante de comida criolla guatemalteca es el fruto de más de cuatro décadas de esfuerzo, dedicación y sacrificios de su propietaria, Marta Alicia Pérez, y sus cuatro hijos.

El comienzo
Mónica era una niña cuando su madre decidió abrir un negocio en el centro de la capital a comienzos de los años 1980: una casa de huéspedes. Además, en el corredor de la vivienda, Marta Alicia agregó ocho mesas con capacidad para atender a unos cuarenta comensales.

“A raíz de que mi esposo murió fue que puse ese negocio. Yo era quien cocinaba, y después mi mamá, originaria de Cobán, se encargó de la comida”, relata Marta Alicia, dueña y fundadora de este hito astronómico situado en el Centro Histórico, a pocas cuadras de la Plaza Central, la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional de la Cultura.

El comedor, que abría sus puertas de lunes a domingo en la quinta avenida y tercera calle de la zona uno, empezaba a ser cada vez más visitado.

Mónica, que hoy dirige el Arrin Cuan de La Antigua Guatemala, recuerda que, al inicio, “cuando miraban el nombre del restaurante en la puerta, la gente pensaba que se vendía comida china y pedían chao mein”.

“El reconocimiento de la gente ha sido consecuencia de mucho esfuerzo, pues mis cuatro hijos estaban pequeños”, explica Pérez.

En un principio los platos que se ofrecían eran mayoritariamente de la región de Alta Verapaz, pero poco a poco, la carta se amplió. Hoy, el restaurante ofrece una variedad de platos que se acerca a la centena, y que incluye mariscos, aves, desayunos y platillos típicos guatemaltecos como el gallo en chicha, tostadas, tacos y chuchitos.

También ofrece bebidas criollas, como el fresco de rosa de Jamaica y el de súchiles, que se pueden tomar bien fríos.

Preseas del sabor
Arrin Cuan obtuvo su primer galardón en 1993, cuando el plato que presentó, el kak ik, una delicia de la Alta Verapaz, ganó como Mejor Plato Típico en el Festival Gastronómico realizado en Guatemala.

A partir de ese año, las manos de Marta Alicia y sus hijos levantaron preseas doradas y de plata por once años consecutivos en dicho festival. Arrin Cuan y el kak ik o caldo con chile ganaron en México -1996- el Gran Premio América a la Calidad y el Servicio en la categoría de Restaurantes Típicos. En el siguiente siglo, el restaurante obtuvo prestigiosos galardones culinarios en París y otras ciudades de Europa.

En 1996, el Ministerio de Cultura y Deportes le otorgó un reconocimiento más al local. Y solo a causa del mal tiempo la familia no pudo acudir a recibir un premio en España. “Nos sentimos honrados de ser un medio para que personas nacionales e internacionales conozcan la cultura y el folclor de Guatemala”, afirma Marta Alicia.

Los pasillos del negocio han visto salir satisfechos a numerosos comensales conocidos, como la reina de España, Sofía; la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú; el cantante Ricardo Arjona, y expresidentes como Ramiro de León Carpio, Alfonso Portillo, Óscar Berger y Álvaro Colom.

La razón del éxito
Augusto, el hijo menor de Marta Alicia, afirma conocer el porqué del éxito de esta empresa familiar: “Mi mamá tiene muy buen ojo para los negocios”, asevera.

Pero, quien observa a la dueña en plena faena se da cuenta que es su energía, carácter fuerte y objetivos claros los que la han llevado a lograr una carrera exitosa. Y es que a Marta Alicia no se le va ningún detalle. Está pendiente de todo lo que ocurre dentro del restaurante, atenta a cada movimiento de los empleados.

Numerosos visitantes de otros países acuden a comer mes a mes al Arrin Cuan, que también recibe a los turistas que llegan a Guatemala en cruceros que atracan en Puerto Quetzal. “De Francia es de donde más vienen”, admite la dueña.

Augusto ha vivido prácticamente en medio de lo que significa sacar adelante el negocio familiar. Y confiesa a Gerencia el secreto de su éxito: “Aquí, a todo lo que tocamos le damos sabor. Lo bonito de la comida es que cuando se hace con amor, queda muy sabrosa”.

Marta Alicia y su hija han estado afiliadas a la Asociación de Gerentes de Guatemala desde hace varias décadas. “Lo mejor ha sido la capacitación que antiguamente se daba los días martes, sobre distintos temas”, afirma Mónica.

En esos foros, ambas empresarias conocieron sobre robos en Internet, cómo elaborar inventarios, temas administrativos, de control y de manejo de personal, así como las perspectivas económicas presentadas por expertos.

Otro aspecto muy útil de la AGG fue la conexión con ejecutivos del mismo gremio, con quienes se pudieron hacer alianzas estratégicas, como proveedores, publicistas y de otros sectores, así como atraer nuevos clientes, señala Mónica.

Redacción
Revista Gerencia
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