Gestión emocional para las relaciones personales positivas

Y para el equilibrio y la estabilidad personal y profesional

Aprender a dominar las emociones se ha vuelto básico para las personas, no solo en su vida personal sino laboral. Y es que, contar con la habilidad de gestionar de forma equilibrada las emociones garantiza una vida más tranquila, que no esté condicionada a los impulsos de todo aquello que sucede su alrededor.

La gestión emocional es el conjunto de habilidades psicológicas que ayudan a manejar de forma equilibrada las emociones propias y a comprender las de los demás. Se obtiene cuando se tiene conocimiento sobre sí mismos y cuando se logra controlar los estados de ánimo. Por ello, son la base fundamental de las relaciones personales sanas y positivas.

Es una forma de desarrollar empatía y comprender cómo se sienten los demás en determinada situación. En el plano personal, es saber conducirse ante la ira, el rencor, el sufrimiento, la desesperanza, el desasosiego, emociones que brotan en cualquier momento y que, si no logran manejarse, comprometen la calidad de vida de las personas o hacen que se sumerjan durante mucho tiempo en su dolor o cualquier otra emoción negativa.

Una persona que gestiona sus emociones actúa positivamente ante cualquier situación y no permanece pasiva dentro del estado emocional que la está afectando. Con ello, alcanza el equilibrio y una vida más plena, logra salir más rápido de la situación.

Sin embargo, cabe resaltar que, por un lado, el ser humano no puede dejar de sentir emociones, porque son parte del desarrollo de su sentido de supervivencia y, por otro, el organismo está programado genéticamente para liberar una respuesta ante cualquier emoción. Por ello, se debe aprender a sentir la emoción sin que lo condicione o controle.

Por ejemplo, dar un discurso ante una audiencia puede desencadenar nervios. Estos pueden interpretarse como temor de hacerlo o emoción por hacerlo bien. Otro ejemplo es la actitud que se debe tomar ante un suceso natural, como un temblor, o se permite que este lo incapacite y lo haga tomar decisiones erróneas o sin sentido, como salir corriendo desesperadamente, o se actúa de forma serena, se toma el control y se evita correr un riesgo mayor.

La buena noticia es que, a gestionar las emociones se aprende a lo largo de la vida, no se nace con esa habilidad. Y solo así, los problemas emocionales, la falta de dinero, los fracasos sentimentales y todo aquello que produzca molestia, aprehensión y emociones negativas dejarán de impactar en el equilibrio y la estabilidad de las personas o lo harán en menor proporción de daños.

Dominar las emociones brinda mayor capacidad de discernimiento racional y aumenta el sentido de la prudencia. Por lo tanto, permite tomar decisiones más acertadas.

En el curso, Gestión emocional en las organizaciones, impartido por la AGG, los participantes conocen los beneficios de la gestión emocional, entrenan y potencian el manejo de sus propias emociones, desarrollan conciencia sobre las emociones y sentimiento de los demás, incrementan su autoestima y se automotivan para emprender y alcanzar metas personales y profesionales, además de establecer relaciones productivas. Puede inscribirse al curso abierto o solicitarlo de forma independiente para su organización en el WhatsApp 4692 1489.

Redacción
Revista Gerencia
Con información del CGC

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