Lo de que la vida comienza a los cuarenta puede ser una lisonja de cumpleaños, pero para el trabajador desempleado la realidad del envejecimiento es con frecuencia una píldora difícil de tragar”. Así comenzaba una publicación de GERENCIA del año 1975, en la que hacía referencia a la amenaza que representaban para las personas alcanzar las cuatro décadas sin un empleo, puesto que se era demasiado joven para la jubilación y demasiado viejo para desarrollar un nuevo trabajo.
El artículo se centraba en que, negar el trabajo a las personas mayores de cuarenta años era una violación a la legislación antidiscriminatoria registrada en Estados Unidos en 1973, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esto pese a que, en algunos países era una práctica habitual que afectaba especialmente a los trabajadores manuales de más de cincuenta años.
En los años 70 se decía que una persona desempleada tardaba por lo menos cuatro veces más en encontrar una ocupación, que lo que tardaban los menores de veinte años. La publicación recalcaba la dimensión del problema, ya que al menos un millón 740 mil personas sumaban los desempleados a nivel mundial, de una población que sobrepasaba los 4 millones de personas.
Dentro de las razones por las que se les dificultaba obtener un puesto de trabajo mencionaban el límite de edad fijado para empleos y la fama del hombre maduro respecto a la adaptabilidad al cambio. Así también, decían, los “veteranos” habían comenzado a trabajar hacía unos veinticinco años, y por ello su educación y formación correspondían a otra época. Finalmente, exteriorizaban que no abundaban las oportunidades para que los hombres y las mujeres de edad repasaran sus conocimientos a fin de ponerse al día con el progreso técnico.
Por otro lado, reconocían las fortalezas de los mayores de cuarenta años. Entre ellas, la facilidad para desarrollar cierto número de cualidades que compensaran las desventajas mencionadas, la devoción por el trabajo, la destreza y la estabilidad.
Hoy en día los pesos están más equilibrados. En mayo de 2017, GERENCIA publicó un especial basado en “Las nuevas reglas del mundo laboral”, que proponen ser más inclusivos. Puesto que, independientemente de la edad, tanto la experiencia como el conocimiento poseen un gran valor para las empresas y la sociedad.
Por lo que, es un reto para las organizaciones adaptarse a la flexibilidad y enfocarse en el talento para colocarlo en el lugar y el momento correctos. Y esto incluye a gente de la tercera edad, personas con distintas capacidades e impedimentos físicos y diversidad de género.