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El compliance y su función en la empresa

Una figura que promueve la ética y el acatamiento de normas, reglamentos, estatutos, políticas y procesos

En el desarrollo de sus actividades productivas, la empresa está sujeta a riesgos. Los que requieren de asesoría para anticiparse a conflictos y garantizar la legalidad en cuanto a normas y leyes nacionales e internacionales, así como a regulaciones y estándares establecidos por la industria.

Los riesgos están asociados a temas como el incumplimiento de contratos, la protección de activos (propiedad intelectual, marcas, bases de datos, secretos industriales, garantías), reclamos, demandas, investigaciones e infracciones de ley, por mencionar algunas de las situaciones más comunes que podrían afectar seriamente a la compañía.

De allí la importancia de que exista un programa de “compliance”, que vele por el cumplimiento de la empresa en todas las fases de la operación y que establezca los mecanismos para operar ante los clientes, los proveedores, las políticas, los códigos de ética y las autoridades.

El volumen de actividades en la empresa, la versatilidad y la complejidad de su operación han cobrado importancia para el cumplimiento normativo, que vio la luz entre los años 70 y 80, tras escándalos financieros y de corrupción que afectaron a compañías estadounidenses. Y es que, hasta para los clientes es importante trabajar con empresas que operen dentro de la legalidad y que cuenten con prácticas que se anticipen a los riesgos laborales y penales.

Por ello, los sistemas de gestión de compliance están diseñados para todos, empresas grandes y pequeñas, aunque, con mayor énfasis, para aquellas que participan de procesos de contratación con la administración pública o con sectores altamente regulados. Esto se debe a que, el cumplimiento normativo garantiza procedimientos, procesos y regulaciones acordes a cada necesidad, y generalmente, está a cargo de una firma de consultoría, que trabaja estrechamente con el personal de la empresa. Así también, existe ese puesto, sobre todo en las grandes corporaciones. Con ello, garantizan una gestión responsable que dé cumplimiento a los mandatos legales y proteja a la empresa de cualquier riesgo.

Un oficial o director de cumplimiento debe ser altamente experimentado y poseer un perfil orientado a la alta responsabilidad, además debe contar con excelentes habilidades analíticas, de gestión de proyectos y de organización. Dentro de sus principales funciones se encuentra: interpretar de forma correcta las normativas, reglamentos, estatutos y políticas y hacerlas cumplir, así también, revisar los cambios en la legislación vigente, asesorar legalmente a la empresa, informar sobre los posibles riesgos, identificar las regulaciones, implementar controles, integrar procedimientos y tomar decisiones dentro de los marcos de la legalidad.

Esta figura se convierte en la más experimentada en la reglamentación de la empresa. Por ello, se debe mantener al día en cuanto a los estándares regulatorios globales y nacionales que rigen al sector de su competencia, ya que en sus hombros recaen deberes de vigilancia y control para su organización, con responsabilidad penal ante la omisión de estos deberes.

Redacción
Revista GERENCIA
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