“Encuentren su propio Everest y vayan por él”

Recomienda la primera mujer guatemalteca, centroamericana y del Caribe en alcanzar el Everest

De pequeña se transportaba a otros mundos con su película favorita: Indiana Jones, y es que Andrea Cardona dice que, “cuando niños no nos limitamos a soñar. Podemos volar, ser astronautas y todo aquello que nos provoque felicidad. Sin embargo, cuando crecemos perdemos esa confianza, sencillamente porque nos dicen: con eso no vas a ganar dinero o no vas a poder”, afirma la alpinista guatemalteca que colocó nuestro azul y blanco en el pico más alto del mundo, a 8,848 metros sobre el nivel del mar, en el continente asiático.

Andrea Cardona, exitosa alpinista guatemalteca y profesional del Turismo Económico.

Sus padres le enseñaron a escalar volcanes, pero sus aventuras corrieron por su cuenta, porque Andrea enfrentó con buen tino el temor de ser inexperta, no poseer recursos y no saber nada sobre montañas. Lo único realmente valioso para ella fue afianzarse a un sueño e impregnarlo de pasión, tal como lo hacía cuando era niña.

Al salir del colegio, la emprendedora buscó la oportunidad de cursar una carrera en el extranjero. Cuando culminó emprendió un viaje sola por la India, con un presupuesto de 10 dólares diarios. Un reto que requirió coraje y valor, y que logró porque verdaderamente estaba dispuesta a viajar por el mundo para explorarlo.

La vida le reservaba muchas sorpresas, pues lo que ideó como un paseo se convirtió en el comienzo del camino que la conduciría a uno de sus más grandes retos: conquistar la cima más alta del mundo. Andrea consiguió un trabajo como guía turística que le permitió conocer más de 45 países, pero que, además, le brindó la oportunidad de entrenarse. “Llevaba gente dos veces al año a visitar la base del Everest, cuando todavía no había pensando en subirlo. Para ello caminaba 130 kilómetros durante 14 días”, cuenta esta guatemalteca de retos.

Cuando nació su deseo por escalar la montaña en el Himalaya, la alpinista comenzó a vivir el sentimiento de enfrentarse a lo desconocido. “Yo sé que es más fácil quedarnos en la zona de confort, porque los cambios de vida te empujan hacia los extremos. Sin embargo, ganas confianza y muchas lecciones importantes”, reflexiona.

El entrenamiento, que no es opcional, la llevó a escalar 13 montañas nevadas, a recorrer las 7 más altas cumbres del continente: la del polo norte, el polo geográfico, el polo sur, una expedición a una montaña técnica en Nepal de 7 mil metros y otras más en Seattle, hasta alcanzar su mayor conquista en el Everest.

“Pase dos años y medio entrenando un promedio de 200 noches al año, y la meta final es muy fugaz, me duró sólo 20 minutos. Sin embargo, aprendí a conocer y a controlar el miedo, porque no puede eliminarse; aprendí que lo más importante es la experiencia, aquello que construimos en el día a día, y sobre todo que no hay nada imposible”, reitera para los guatemaltecos.

Andrea cuenta con nuevos planes en su vida presente, que son igualmente retadores aunque no precisamente en las montañas físicas, las que siguen seduciéndola constantemente.

Comparte que en la actualidad se encuentra trabajando en el desarrollo de una empresa que brinde bienestar y salud a las personas y que priorice la calidad de vida dentro de las organizaciones. Para terminar la entrevista, Andrea dice que la vida es una y no es larga, y que el tiempo del cuerpo productivo también es limitado. Por lo tanto, “tenemos que aprovechar al máximo, dar lo mejor de nosotros cada día. Por eso, encuentren su propio Everest, y vayan por él”.

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.org.gt

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