Las deficiencias del país en términos de infraestructura han sido notorias desde siempre. Pero en el pasado eran aún peor. El mal estado de las carreteras ha sido un mal que nos acompaña y afecta de manera fuerte, además de restarnos competitividad.
Aún cuando los tipos de transporte han variado y mejorado conforme pasa el tiempo, los espacios de movilización de estos vehículos siguen siendo un cuco que les impide ser verdaderos gestores de un cambio radical para el movimiento de los productos.
Estas características hicieron que Revista GERENCIA y Erick Chang le dedicaran al tema un espacio primordial, a través de un suplemento especial. En él se analizó la diversidad de modos de transporte, embalaje, carga y pasajeros.
Aunque la función del transporte y su evolución ha sido desde siempre la de agilizar los tiempos y la calidad de movilización de los productos de un lugar a otro, en Guatemala eso ha sido siempre complejo. Chang menciona, por ejemplo, que era difícil desplazarse con rapidez en las vías empantanadas de Petén, por los ganchos cerrados de El Quiché, lo deslizante del asfalto en Izabal o por los baches del tramo Palín-Escuintla.
En el artículo se hace referencia a las evoluciones de los transportes de pasajeros y los de valores, ambos que desde entonces ya mostraban niveles de inseguridad considerables. También se habla del transporte marítimo y del aéreo, con sus características diferenciales, pero cada uno eficiente para sus propósitos.
Claro que conseguir que la mercancía llegue en buenas condiciones no depende exclusivamente del transporte. El embalaje también juega un papel importante en este objetivo. Los sacos para los granos, las cajas de cartón para algunos productos frágiles o las de madera para productos más pesados y menos frágiles, son solo algunos ejemplos de lo que se usa para proteger la mercadería durante su trayecto.
Algo importante que resalta el articulista, es la disposición legal de que las navieras y líneas aéreas no puedan tener sus propias líneas de tráileres, última actividad que es exclusiva de los empresarios locales, lo que permite un juego sano de competencia, pero a la vez complicado para la inversión nacional por las condiciones de las carreteras.
Relata como el tema del Canal Seco ha sido discutido desde siempre, pero sin que pase de esa fase a una de implementación real. Lo que sí es cierto es que deja claro cómo el tiempo pasa y las carreteras siguen dando de que hablar y siendo el mayor tema de desgaste para los ministros de comunicaciones.