Guatemala busca fortalecer el desarrollo energético

La modificación de la matriz energética debe continuar para que esta industria guatemalteca sea más competitiva

La industria energética ha superado grandes retos y ha logrado satisfacer la demanda y el consumo de energía que solicitan las fábricas, comercios y viviendas. Además, el país ha hecho alianzas estratégicas con sectores públicos y privados, locales e internacionales, para mantener un desarrollo sostenible del sector y así abandonar el uso de combustibles fósiles. 

A mediados de febrero, según el sitio de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, la energía renovable -con un 64% de participación- es el recurso más utilizado, mientras que el 36% restante no es renovable. Este es un dato positivo, ya que las energías renovables no producen emisiones de CO2 y otros gases que contaminan a la atmósfera, no generan residuos de difícil tratamiento, son inagotables y disminuyen la dependencia económica extranjera.

Y es que, Guatemala cuenta con una amplia diversidad de recursos naturales para la generación de energía. Por ello, las decisiones para cambiar la matriz energética fueron acertadas, porque además permitieron que el país contara con tarifas de energía eléctrica más bajas.

Para Paulo De León, director del Central American Business Intelligence (CABI), es evidente el desarrollo energético que hay en el país, así como las condiciones para mantener un crecimiento sostenible del sector. También considera que, los resultados han sido buenos en cuanto a distribución, precios, exportación y calidad del servicio, lo que demuestra que, para el país, hay avances en el tema energético.

Guatemala ofrece ventajas competitivas, prueba de ello es que el sector energético se mantiene en constante crecimiento y cuenta con un gran potencial de desarrollo en industrias que demandan energía. La ubicación topográfica y geográfica, compuesta por sistemas hídricos y montañosos, permite que se cuente con las condiciones adecuadas que hay que aprovechar.

Fuentes naturales

Los recursos acuáticos están relacionados con el desarrollo de la industria y la agricultura. De acuerdo con el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), de la Universidad Rafael Landívar, Guatemala cuenta con al menos 90 mil millones de metros cúbicos de agua, distribuidos en 750 ríos, 7 lagos, 365 lagunas y 779 lagunetas. Existen 38 cuencas hidrográficas divididas en las vertientes del Caribe, del Golfo de México y del Pacífico, distribuidas en 1 mil 900 subcuencas en todo el territorio nacional.

Asimismo, en el país se ubican 37 volcanes con un gran potencial geotérmico. Hay más de 10 regiones, detectadas por el Ministerio de Energía y Minas, en donde la fuerza del viento sirve para generar energía eólica, a través de molinos de viento con los que se transforma la energía cinética del viento en energía mecánica.

En la actualidad, la capacidad instalada de hidroeléctricas, que están en operación, asciende a 1 mil 374 Megavatios (MW), según la revista Guatemala Beyond Expectations (GBE), el 77% es producido por 34 proyectos de propiedad privada, mientras que estatales son 10 proyectos, que producen el 23%. De energía geotérmica en operación hay dos proyectos que producen 49.2% MW. En construcción hay 75 MW y en trámite 20W. En proyectos solares fotovoltaicos que generan 80 MW. También operan 22 proyectos de biomasa que producen 672 MW.

En 2017, la energía solar fue la tecnología líder en el mundo, pues atrajo inversiones globales por US$160 mil 800 millones, que equivalen al 48% del total mundial de energías renovables no convencionales. En el escenario local, proyectado para 2032, la energía hidroeléctrica producirá 7,067 Gigavatio-hora (GWh), con un 36.5% de participación. Biomasa, 12.1%; geotérmica, 8.6%; eólica, 2.3%; solar 1.7%, y gas natural 1.2%.

El Acuerdo de París, aprobado en diciembre de 2015, es el principal marco de las políticas de combate al cambio climático, en el que los países deben empezar o acelerar su transición energética para lograr una economía baja en carbono. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en los países de América Latina y El Caribe, el sector energético es el de mayor emisor de gases de efecto invernadero, con el 46% de las emisiones totales, pero la región está en una buena posición para el despliegue de energías renovables, porque cuenta con fuentes de energía que podrían satisfacer la creciente demanda de energía al utilizar solo una porción de su capacidad.

“El 24% de la oferta total de energía primaria en América Latina proviene de fuentes renovables, pero solo el 11% es energía renovable limpia, y de ella el 70% proviene de la generación de la hidroeléctrica”, apunta el documento de la Cepal: “La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe”.

Grandes cambios

El país cuenta con una Política Energética orientada a fortalecer la institucionalidad del sector, con el fin de ser más competitivo, eficiente y sostenible. El movimiento de electrificación ha sido bueno en el país y se aceleró desde 1996, con la Ley de Energía, afirma el CABI. También influyó el Decreto 52-2003, Ley de Incentivos para el Desarrollo de Proyectos de Energía Renovable.

La revista GBE destaca que, “desde la implementación del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac), Guatemala se ha posicionado como un exportador neto de energía, al ubicarse como el país más estable y con mayores exportaciones al Mercado Eléctrico Regional, con una capacidad instalada de 4,074 MW de potencia y una demanda máxima de potencia de 1,725 MW”.

Sin embargo, el modelo eléctrico exitoso del país se ha puesto en riesgo por la conflictividad social. El sistema enfrenta oposición a proyectos de generación, transporte, o distribución. La conflictividad sistémica provoca incertidumbre al inversionista y pérdidas monetarias, por lo que es un tema primordial que tratar para evitar que los indicadores reduzcan el desarrollo alcanzado. Según fuentes institucionales, la tendencia en inversión en el sector se mantendrá, aunque el país necesita mejorar la certeza jurídica. 

Julio Hidalgo, gerente general de Zeta Gas de Centroamérica, considera que es un momento idóneo para que Guatemala continúe con la dinámica de aprovechar la generación de energías renovables. Aunque hay cambios culturales que se deben modificar, como el de dejar de utilizar leña por el gas licuado de petróleo (GLP). “Hay que hacer las modificaciones necesarias en infraestructura para que el país continúe avanzando e incorporando tecnologías que permitan mantener el desarrollo energético”.

Tendencias energéticas

Cada vez más se busca la descentralización y eficiencia de la energía. La firma multinacional Schneider Electric asegura que, una de las próximas tecnologías a incorporarse es el almacenamiento prolongado de energía renovable en baterías, lo que permitirá utilizar energía eólica y solar en una escala mucho mayor. Así como las cadenas de bloques (blockchain) en inglés, que mejorarán la eficiencia en el suministro de energía. Se espera que 50 mil millones de dispositivos estén conectados a internet en 2020, esa convergencia entre los dispositivos y la estructura eléctrica permitirán tomar mejores decisiones estratégicas por los datos que generan, indica la compañía.

La industrialización continuará y aumentará la demanda de energía, por lo que atraerá capital extranjero y nacional. “El país debe continuar con esa dinámica, además de incorporarse a las tendencias mundiales, afirma el director del CABI, pero hay que detener los ataques al sector por motivos ideológicos y que pueden limitar el crecimiento energético del país”.   

“Hay que hacer conciencia a la población, pero también se debe capacitar para disminuir la conflictividad y que conozcan los beneficios de las energías renovables”, concluyó Hidalgo.

 

Guillermo Ramírez
Periodista
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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