El tema energético se ha vuelto tan importante para el país que, en un solo año, Revista GERENCIA le dio dos grandes coberturas. La primera relacionada con el cambio alcanzado en la estructura de la matriz y que repercutió en una baja de los precios. Y la segunda, fundamentada en la eficiencia del sector, garantizada por un mercado libre
y la promoción de inversiones privadas, locales y extranjeras, que han hecho de la producción energética, un campo atractivo para el empresariado.
En ese sentido, Carlos Esquivel, entonces gerente de la división de energía del Grupo Onyx, dijo que si algo podía garantizar Guatemala era que nunca habrá desabastecimiento, pues el país cuenta con sobreinstalación. Ese es un panorama totalmente opuesto al de la década de los 90, cuando las crisis petroleras y la escasez de generadores
dieron lugar a períodos largos de racionamiento energético, lo que afectó gravemente a la industria local.
Horacio Fernández, entonces director ejecutivo de la Asociación Nacional de Generadores (ANG), compartía al cien por cien los criterios de Esquivel. Pero agregó a los argumentos que, el país estaba listo para atender la demanda de otras grandes industrias que estuviesen por instalarse en Guatemala.
Los números lo decían casi todo. Ese año, cuatro licitaciones cambiaron el futuro de la matriz de generación de energía, pues tras contratar 1,300 megavatios (MW), se creó la expectativa de que, para 2017, ese sector creciera en un 52.28 por ciento, pues de 2,519 MW en 2014, pasarán a 3,836 MW. Esas condiciones creadas en el sector, comenzaron a convertir a Guatemala en el país proveedor de energía para toda Centroamérica, por excelencia. No solo se garantizaba el abastecimiento sino también precios más cómodos que los que podía ofrecer un productor local en los países del istmo.
La matriz fue creada durante la gestión de Carmen Urízar, presidiendo la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE). En ella se desarrolló el plan que hoy día rige el mercado y que, en criterio del sector, está diseñado de tal forma que es casi imposible desabastecer el mercado, aun cuando uno de los generadores enfrente complicaciones.
Si los precios del petróleo suben, la energía no tiene efectos alarmantes, tampoco si el clima no es positivo para la generación hidráulica. Todo está pensado en esa línea y ha sido un éxito.
El sector productivo del país lo sabe y está feliz y satisfecho con ello, y la Revista GERENCIA lo contó para que todos lo supieran.