Habilidades que contribuyen a ser un gerente integral

Un verdadero líder enseña con el ejemplo

A nivel global la dinámica competitiva se ha vuelto más ruda y ha planteado nuevos retos para el gerente. Por ello, los profesionales deben reorientar sus prácticas para responder a los nuevos procesos estratégicos de las compañías, que hoy cuentan con mucha más competencia y personas dispuestas o ofrecerles los mismos o mejores servicios, aún en los escenarios de incertidumbre establecidos por la pandemia mundial. 

Por ello, el gerente moderno debe ser un estratega dinámico, creativo, proactivo con gran capacidad para afrontar los cambios, retos y riesgos del entorno. Y esto implica que, además de los conocimientos técnicos en finanzas, economía, desarrollo humano, mercadeo, estrategia y gerencia, debe desarrollar otras habilidades que lo humanicen dentro de la operación.  

Para ser un gerente integral, que logra la motivación de sus equipos y mantiene excelentes relaciones con las personas vinculadas a la empresa, se necesita un amplio sentido de cordialidad, solidaridad y empatía, porque las relaciones humanas son los pilares de un clima organizacional agradable. De allí la importancia de guardar calidad en las relaciones con los demás.  

Por otro lado, el gerente debe saber manejar las emociones. Ser capaz de motivar y persistir frente a las adversidades, controlar los impulsos, regular el humor y evitar que las situaciones alteren su capacidad de pensar. Si el gerente se controla, puede controlar las actitudes de los demás y potenciar habilidades prácticas que conlleven a un trabajo efectivo y armónico. 

El gerente debe ser autodisciplinado. Con ello, logra compromiso y persistencia en la consecución de las metas. De esta forma, sus objetivos se convierten en una necesidad personal, por la que se esfuerza a toda costa hasta lograrla. 

Otro elemento indispensable para ser un gerente integral es la capacidad de liderazgo, relacionada estrechamente con la autoestima. Esta genera extroversión, propicia un buen clima organizacional y es una gran motivadora.  

Los expertos indican que, un líder con la autoestima sana posee capacidad para reconocer sus puntos fuertes, al mismo tiempo que sus debilidades. Lo mismo hace con el equipo, por ello logra descubrir las áreas de oportunidad de cada uno e integrarlos en equipos capaces de poner en práctica sus conocimientos y experiencia individuales, para alcanzar las metas grupales, en el menor tiempo posible.  

Por ello, para que un gerente se convierta en un líder de éxito, además de mantener un ego sano, debe permanecer actualizado, conocer el panorama laboral completo y, sobre todo, cerciorarse de mantener elevado el estado de ánimo de equipo. 

Su política debe ser de puertas abiertas, siendo racional y coherente con los valores de la organización y accesible para todos. Es decir, mantener una comunicación fluida, adoptar posiciones empáticas para abordar los problemas del día a día y mantener el respeto a cada persona y al enfoque hacia los resultados.

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