La tecnología debe llegar a las áreas rurales
Reflexiones sobre el estudio Habilidades digitales para transformar el trabajo y la vida en la ruralidad
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Microsoft presentaron, en marzo, el estudio “Habilidades digitales en la ruralidad: Un imperativo para reducir brechas en América Latina y el Caribe”.
La investigación se centró en el gran potencial que tiene el uso intensivo y dúctil de las tecnologías para tornar más eficientes los procesos productivos y los servicios públicos y privados de los países. Asimismo, la dio a conocer como una herramienta para mejorar la productividad y la calidad de los productos y servicios, transformar las oportunidades de empleo, promover el desarrollo de la formación de los recursos humanos en el medio rural y ampliar las posibilidades de conocimiento y participación en la cultura.
La tecnología ha demostrado ser una aliada para la sostenibilidad del medio rural, al que le ha proveído mayor calificación y preparación. Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos los agricultores pueden ahorrar cantidades importantes de agua, fertilizantes y pesticidas, porque ya no deben aplicarlos uniformemente en campos enteros. Esto se debe a que la tecnología les permite utilizar únicamente las cantidades requeridas en áreas específicas, con ello han logrado mayor productividad de los cultivos, disminución de vertidos químicos en ríos y aguas subterráneas y disminución de recursos, y este es tan solo un ejemplo de la eficiencia que se puede lograr.
Tecnologías robóticas facilitan la monitorización de los recursos naturales, entre ellos la calidad de aire o del agua. Con lo que, los productores mantienen un control efectivo sobre la producción, el procesamiento, la distribución y almacenamiento de sus productos. El resultado se traduce en precios reducidos, cultivos en condiciones seguras y reducción del impacto ambiental y ecológico.
Tecnología, recurso vital para la producción
El documento, presentado por Sandra Ziegler, consultora del IICA, identificó una relación estrecha entre la posesión de habilidades tecnológicas y la productividad, abordó el papel central que desempeñan las escuelas rurales para introducir estas habilidades y la disparidad de género que aún existe en esas zonas, en donde las niñas cuentan con un acceso tardío a las tecnologías digitales, lo que influye en sus oportunidades futuras.
El documento pone sobre la mesa de discusión pública la adopción de habilidades digitales entre la población rural de Latinoamérica y el Caribe y la creación de políticas que lo hagan posible. Es claro que la escasez de habilidades digitales mina el potencial productivo, social y económico de los países, sobre todo en el medio rural. De allí la importancia que cobra el tema para el IICA, quien considera que el uso efectivo de los recursos de las tecnologías de la información y comunicación serán relevantes en la transformación de las prácticas de producción y consumo alimentario.
Para que las tecnologías sean aprovechadas en el área rural, indica el documento, se necesita estrechar la relación entre el uso de internet y la escolarización, entre acceso y utilización y género. Por otro lado, se debe reforzar la presencia de los jóvenes en el medio rural para el impulso de las tecnologías.
Durante la presentación, el primer ministro libanés, Mustapha Adib, comentó que, “las mujeres deben tener un acceso igual a capacitación y acceso a la tecnología. Hay que reconocer el papel que ellas juegan en el sector agrícola. Para cerrar la brecha de género debemos ayudarles a propiciar mayores destrezas”. Agregó que, “espera que los hallazgos del estudio sean de gran utilidad para la toma de decisiones y para la formulación de políticas públicas en América Latina y el Caribe en el mediano y largo plazo”.
Por su parte, María Caridad Araujo, jefa de la División de Género y Diversidad del BID, concuerda en que, “el acceso a la tecnología y el dominio de las habilidades digitales son condiciones necesarias para una transición y una adaptación a empleos del futuro que ofrezcan más prosperidad para nuestras comunidades y más equidad para todos”.
Araujo es enfática en reconocer las enormes brechas que caracterizan al sector rural y dentro del sector rural, las brechas y desventajas que enfrentan las mujeres. “El potencial, las habilidades, el dinamismo de las mujeres debe estar en el corazón de la recuperación económica de la región”, advirtió la jefa de este organismo internacional.
El director general del IICA, Manuel Otero, insistió en que “es un deber de todos derribar las nuevas barreras que obstaculizan el acceso de los agricultores al conocimiento, algo decisivo para mejorar la producción y los ingresos y para garantizar a sus familias y a las próximas generaciones la educación, el trabajo y el arraigo en los territorios. Estamos impulsando la formación de habilidades digitales porque desarrollar esas capacidades permitirá un salto cualitativo en la vida de las personas que habitan en la ruralidad”, explicó.
Al final, los beneficios son para todos: las actividades se duplican, los costos se reducen y los recursos se utilizan con mayor eficiencia. Recordemos que, por lo menos tres veces al día consumimos el fruto del trabajo de un agricultor.
Ileana López
Gerente de Comunicación
AGG