El gobierno socialdemócrata de Álvaro Colom se encontraba en el ocaso de su gestión, una basada en una serie de programas sociales que muchos tildan de clientelistas. En América Latina, los gobiernos de Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela mantenían líneas similares, con tendencias que para algunos no era más que populismo, pero que surtía efecto entre los pobladores de cada nación.
Revista GERENCIA, entonces, decide explicar qué es el populismo y cuáles son sus efectos. Y es Carlos Sabino, un catedrático de la Universidad Francisco Marroquín y doctor en Ciencias Sociales, quien se encarga de hacerlo.
Sabino, en efecto, parte de narrar brevemente cómo “el fantasma del populismo” recorría América Latina, según él dejando atrás una estela de atraso económico, debilidad institucional y conflictos políticos de larga duración. Y por supuesto, no podía dejar de reconocer que aún con esos efectos, lograba contar con una extraña atracción entre el electorado.
Según el articulista, quien advierte que en un breve espacio es difícil definir y analizar el populismo, no se trata de una doctrina ni de una ideología, quizás porque lo pueden practicar tanto la izquierda como la derecha. Lo que sí, es que se trata de una práctica cargada de emotividad que despierta esperanzas, pero que -a la vez- por desgracia, apela a la diferencia de clases y a lo que en economía se denomina la Ley del menor esfuerzo, es decir lograr algo sin hacer nada.
En el texto, Sabino asegura que se trata de un mensaje de odio que enfrenta a ricos y pobres, bajo el argumento de que la riqueza de unos es a costa de la pobreza de otros. Explica también que, el populismo se asocia a figuras carismáticas que se ofrecen ante la población como seres que cambiarán al mundo para favorecer a quienes menos poseen.
El articulista se refiere al populismo como un primitivismo político que, en el ámbito económico, se asocia a medidas poco sensatas pero de gran recepción popular por sus efectos directos. Entre ellas menciona el otorgamiento de transferencias y subsidios directos para “combatir la pobreza”.
Y termina su escrito resaltando que es importante desenmascarar a los líderes populistas apenas hacen su aparición en el escenario público, para evitar que logren llegar al poder, pues una vez ahí, solo llevan a las naciones a un futuro de estancamiento económico y restricciones a las libertades públicas y privadas.