Los autodidactas muestran más capacidad para enfrentar el futuro

Para las personas que poseen la facultad de formarse a sí mismas, la tecnología es una gran aliada

La educación virtual está en boga. Y cuenta con muchas más ventajas que desventajas, entre ellas, las vastas opciones para el aprendizaje. Por ello, cabe reflexionar sobre un elemento esencial para obtener conocimiento e información, y es la disposición con que cuentan las personas para aprender, ese deseo nato que nos permite dedicarle tiempo a aquella actividad que nos interesa.

Es allí en donde cobran ventaja los autodidactas, aquellos individuos que son discípulo y maestro. Que observan, leen, asisten a conferencias, navegan por internet e investigan cualquier método y forma, con tal de aprender.

Y este, es un privilegio de pocos. Porque se necesita disciplina, deseo y tenacidad para adquirir conocimientos por cuenta propia. Algo que bien vale la pena, ahora que la tecnología puede titularnos o acreditarnos con mucha más facilidad.

El aprendizaje y la enseñanza han cambiado, pero los autodidactas siempre han sabido sobresalir. Sin duda, en esta época, un autodidacta como Leonardo da Vinci hubiera obtenido numerosas certificaciones por su nato deseo de dominar el arte y la figura humana. En vez de sustraer cadáveres para conocer la forma exacta de los músculos, se habría certificado en cuanto curso virtual estuviera disponible. Este genio del arte jamás pisó una escuela convencional de arte, y a pesar de ello, sus obras parecen más una inspiración divina, que los conocimientos técnicos aprendidos por su cuenta.

Para citar otro ejemplo, Quentin Tarantino, el director, productor, guionista, editor y actor de cine y televisión estadounidense, quien se formó solo a través de su trabajo en un videoclub, lo que confirma con su famosa frase “no estudié cine, veía cine”. Sin duda, para autodidactas como ellos, la educación virtual sería un potenciador del conocimiento.

Y es que internet es una ventana sin límites, en donde las excusas no tengo tiempo o no poseo los recursos, son cada vez menos importantes. Porque los conocimientos están disponibles 24/7, los 365 días del año, y muchos de ellos son gratuitos. Hoy se puede aprender cuanto se desee. La red se ha convertido en el mejor maestro para cualquier pasatiempo, profesión u oficio. Y con la llegada del Covid-19, las posibilidades de la educación virtual se han fortalecido. Lo que, sin duda, beneficiará a las generaciones actuales y futuras.

Con tantos recursos educativos disponibles, solo es cuestión de elegir lo que se quiere estudiar. Porque si el interés es genuino, siempre habrá un espacio de tiempo para abordar las abundantes propuestas pedagógicas.

Para los educadores virtuales, no se trata solo de subir contenidos, sino de construir y transmitir conocimientos mediante avanzadas herramientas y aplicaciones tecnológicas, en donde la triada didáctica -alumno, maestro y conocimiento- cumpla su rol de enseñar y aprender, con o sin un profesor o guía, solo con el acceso a la internet. En donde se eduque de forma individual y colectiva, y en donde prevalezca la interactividad que ha dinamizado la educación, lo que antes se conseguía únicamente con la asistencia a los establecimientos académicos.

Y para aprovechar esas facilidades, nada más acertado que enseñar a los jóvenes a buscar conocimientos nuevos, orientarlos a que descubran su talento, que pulan sus capacidades y se empapen de aquella información que les agrada e interesa, para que hagan uso del enorme potencial que poseen. Que no se conformen con lo que han aprendido, que se acostumbren a actualizar sus conocimientos para ampliar sus oportunidades de subsistencia y mejorar su calidad de vida en la etapa adulta.

Para los educadores virtuales no se trata solo de subir contenidos, sino de construir y transmitir conocimientos mediante la tecnología

Hay que avanzar junto con la tecnología. No nos podemos permitir el rezago del lápiz y el papel, del yeso y el pizarrón, de los libros pesados y de la forzosa educación presencial. La educación debe innovar y es el deber de cada persona renovar los conocimientos que posee para mantenerse competitivo.

Es posible que dentro de una o dos décadas surjan cambios sustanciales en materia de educación, y ojalá así suceda. Pero, por el momento, es tiempo de aprovechar los recursos autodidactas que existen y convertirlos en motor de desarrollo del propio capital intelectual. Una educación basada en intereses e inquietudes personales, con maestros y guías virtuales, que se valen de una tecnología cada vez más eficiente, lo que augura éxito a las personas capaces de abstraer contenidos por sí mismas.

Como instrumento educativo, las posibilidades de aprendizaje en línea son generosas, pero lo serán mucho más para los autodidactas. Ellos siempre contarán con algo más que aprender o pulir. De allí el éxito de los portales educativos virtuales, los tutoriales en Youtube, los paso a paso de Pinterest, las universidades en línea, los simuladores de entretenimiento y capacitación y la educación multimedia en general, como herramientas auditivas y visuales de apoyo pedagógico.

Hace muchísimos años, el escritor Isaac Asimov decía que “la educación autodidacta es, creo firmemente, el único tipo de educación que existe”. Lo que reforzaba el novelista Milan Kundera, quien afirmaba que, “lo que diferencia a la persona que ha cursado estudios de un autodidacta, no es el nivel de conocimientos, sino cierto grado de vitalidad y confianza en sí mismo”. Y si a esto le sumamos las facilidades tecnológicas del presente siglo, podemos confiar en que el éxito está garantizado para cualquier persona que lo desee. De cualquier forma, todo lo que aprenda por su cuenta siempre será ganancia y en algún momento de la vida le será útil. ¿Qué le gustaría aprender hoy?

Ileana López Ávila
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt

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