Los proyectos arquitectónicos deben ser inclusivos
La función social de la arquitectura se dirige a crear estructuras más accesibles a la diversidad
Cada día el mercado inmobiliario de oficinas y centros empresariales conlleva nuevos retos en su avance e innovaciones. No es solo de crear nuevos espacios para el mejor rendimiento financiero, económico y social sino tomar en cuenta a las personas como el centro de estos espacios. Por ello, la arquitectura inclusiva favorece el intercambio de cultura entre individuos, así como las relaciones sociales para conectarse en un espacio diseña- do para la inclusión de cada individuo.
¿Qué es la arquitectura inclusiva?
Según el arquitecto Julio Ávila Melgar, director de la firma arquitectónica Di- con, el concepto de diseño arquitectónico inclusivo es muy amplio, pero básicamente contempla la creación de espacios que consideren los derechos y necesidades de las personas. “Si nos referimos a las personas discapacitadas o con capacidades diferentes, es importante recordar que incluye a cualquier persona que tenga una limitación física, mental o sensorial que le impida de alguna forma desarrollar su actividad sin limitaciones”, explica Ávila.
Para el arquitecto, el término “arquitectura inclusiva” es demasiado amplio, no son solo rampas y ascensores, sino que se incluye también temas como pisos texturizados, elevadores con botoneras en braille, sistemas de voz que te indiquen el camino, dimensión de puertas y altura de artefactos sanitarios, radios de giro para sillas de ruedas solo por mencionar algunos aspectos a considerar.
Uno de los objetivos de los arquitectos es hacer un mundo mejor a través de sus obras. Ya sean a pequeña o gran escala, sus prioridades son la calidad de vida, ya sea en casa, oficina o comercio. Pero ¿Guatemala ha avanzado en este tema? Para Karla Álvarez, gerente de mercadeo de Construcciones Modernas, S.A. (Comosa), no existe la inclusión universal, sino que se da en pequeñas porciones urbanas, donde cada una de ellas demuestra su capacidad inclusiva.
Según la ejecutiva, la mayoría de los edificios y centros comerciales han he- cho mejoras continuas y se han adapta- do para que personas con discapacidad puedan tener acceso a ellos, así como también a varios grupos sociales de diferentes edades y clases sociales.
Álvarez, aprovecha para comentar que proyectos propios como Bonavita Apartamentos, Casa Bonavita y Vistas de las Charcas, cuentan con Normas de Accesibilidad, establecidas por Conadi (Consejo Nacional para la atención de personas con discapacidad). Estas normas incluyen rampas en todo el proyecto, interruptores de luz, a una altura accesible para personas que usen silla de ruedas, espacios de espera, etc.
Según Conadi, en el documento de Política Nacional de Discapacidad (2006), el proyecto de vivienda que se conoce es el que se realizó en la Colonia Primero de Julio en 1989, a través del ya desaparecido Banco Nacional de la Vivienda, BANVI, en beneficio de personas ciegas y de baja visión.
Por su lado, el arquitecto Ávila indica que el sector constructor del país ha dado pasos, pero no son proporcionales al desarrollo urbano y de construcción actual. “Debemos reconocer que se han hecho esfuerzos, principalmente en el sector privado, por ejemplo, algunas universidades privadas”, dice el profesional.
Ávila detalla que, la Universidad del Valle de Guatemala cuenta con amplios caminamientos y rampas que se adaptan a la topografía; la Universidad del Istmo, con rampas y ascensores; la Universidad Rafael Landívar está introduciendo mejoras en la ampliación de servicios sanitarios e introduciendo rampas y caminamientos que se adaptan a la topografía.
También explica que algunos edificios relativamente nuevos como el Edificio Platina en zona 10, ya consideran el uso de rampas, ascensor con indicador de voz y núcleo de baños con dimensiones adecuadas.
Lo que hace falta
Para la gerente de mercadeo de Comosa, es necesaria la educación profesional en torno al tema. “Una profesión no termina en el aula de la universidad, siempre hay que estar buscando mejoras, estudiar los países más desarrollados y ver que mejoras podemos aplicar en nuestro país”, dice Álvarez.
A la vez, Ávila agrega que se necesita conciencia de inversión: “Los desarrolladores trabajan con topes de costos y a veces estos temas quedan fuera. Es por eso por lo que la empatía y el conocimiento de las necesidades de la población discapacitada es funda- mental para diseñar y crear obras de gran magnitud”.
Por último, ambos profesionales recomiendan a los desarrolladores o pro- motores de construcciones considerar la arquitectura inclusiva como una in- versión, ya que su patrimonio será más amigable con todos los sectores.
A esta recomendación se agrega que, las instituciones a cargo de dictar la normatividad deben supervisar su cumplimiento.
Pedro A. Barrera
Periodista
Revista GERENCIA
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